LD (EFE) El Fondo destaca en su informe semestral "Perspectivas Económicas Mundiales", publicado este miércoles, que el ritmo de apreciación de la vivienda se ha ralentizado tanto en España como en Francia y EEUU, pero aun así insiste en que las revalorizaciones anuales siguen por encima del 10 por ciento en esos tres países.
Con todo, y pese al riesgo que plantea el cóctel de tipos más altos e hipotecas caras, el FMI prevé que la economía española mantenga el dinamismo de los últimos años y proyecta un crecimiento del 3,3 por ciento en términos reales (descontada la inflación) en 2006 y del 3,2 por ciento en 2007.
Ese crecimiento se producirá en un marco inflacionario relativamente benigno, según el informe, que adelanta que el Indice de Precios al Consumo (IPC) se mantenga sin cambios en 2006, en el 3,4 por ciento, para caer hasta el 3,1 por ciento en 2007.
Menos positivas son las proyecciones de la balanza por cuenta corriente, que auguran un déficit de 93.700 millones de dólares (76.340 millones de euros) en 2006 y 104.300 millones de dólares (84.977 millones de euros) en 2007.
En cuanto al resto de la zona euro , el FMI apunta que la recuperación parece finalmente ganar impulso y proyecta un crecimiento del 2 por ciento en 2006 y del 1,9 por ciento en 2007, frente al 1,3 por ciento de 2005. El organismo cree que la desaceleración que se produjo en el último trimestre de 2005 será pasajera y hace hincapié en que el nivel de inversiones se ha mantenido.
Pese a las favorables perspectivas, la zona euro afronta algunos riesgos como la posible apreciación del euro o una fuerte escalada del petróleo que se cotiza ya, de hecho, en máximos históricos en la Bolsa neoyorquina, por encima de los 70 dólares por barril. Esos precios del crudo han afectado al conjunto de la inflación, pero no se han trasladado, por el momento, a la inflación subyacente, en la que no se incluyen los precios de la alimentación y la energía, que son más volátiles que el resto de la canasta.
El Fondo destaca que la presión de unos precios del crudo más altos es uno de los factores que ha llevado al Banco Central Europeo (BCE) a apretar las tuercas de su política monetaria, para dejar los tipos en el 2,5 por ciento. No obstante, los expertos del Fondo no consideran que el BCE tenga que apresurarse para subir los tipos hasta "niveles normales", dado que la inflación subyacente sigue bajo control y la demanda doméstica todavía es frágil.
Con todo, y pese al riesgo que plantea el cóctel de tipos más altos e hipotecas caras, el FMI prevé que la economía española mantenga el dinamismo de los últimos años y proyecta un crecimiento del 3,3 por ciento en términos reales (descontada la inflación) en 2006 y del 3,2 por ciento en 2007.
Ese crecimiento se producirá en un marco inflacionario relativamente benigno, según el informe, que adelanta que el Indice de Precios al Consumo (IPC) se mantenga sin cambios en 2006, en el 3,4 por ciento, para caer hasta el 3,1 por ciento en 2007.
Menos positivas son las proyecciones de la balanza por cuenta corriente, que auguran un déficit de 93.700 millones de dólares (76.340 millones de euros) en 2006 y 104.300 millones de dólares (84.977 millones de euros) en 2007.
En cuanto al resto de la zona euro , el FMI apunta que la recuperación parece finalmente ganar impulso y proyecta un crecimiento del 2 por ciento en 2006 y del 1,9 por ciento en 2007, frente al 1,3 por ciento de 2005. El organismo cree que la desaceleración que se produjo en el último trimestre de 2005 será pasajera y hace hincapié en que el nivel de inversiones se ha mantenido.
Pese a las favorables perspectivas, la zona euro afronta algunos riesgos como la posible apreciación del euro o una fuerte escalada del petróleo que se cotiza ya, de hecho, en máximos históricos en la Bolsa neoyorquina, por encima de los 70 dólares por barril. Esos precios del crudo han afectado al conjunto de la inflación, pero no se han trasladado, por el momento, a la inflación subyacente, en la que no se incluyen los precios de la alimentación y la energía, que son más volátiles que el resto de la canasta.
El Fondo destaca que la presión de unos precios del crudo más altos es uno de los factores que ha llevado al Banco Central Europeo (BCE) a apretar las tuercas de su política monetaria, para dejar los tipos en el 2,5 por ciento. No obstante, los expertos del Fondo no consideran que el BCE tenga que apresurarse para subir los tipos hasta "niveles normales", dado que la inflación subyacente sigue bajo control y la demanda doméstica todavía es frágil.