L D (EFE) La divisa europea inició a principios de noviembre una sólida carrera alcista que le ha llevado a ganar cerca del 7 por ciento en menos de seis semanas. Las dudas sobre el enorme déficit fiscal y por cuenta corriente de EEUU, el temor a nuevos ataques terroristas y la decepción por la baja cifra de empleos creados en EEUU en noviembre contribuyeron en los últimos días a dinamitar la confianza en el dólar y fortalecer al euro.
Sin embargo, el BCE se mostró el pasado jueves tranquilo y confirmó que la economía de la eurozona seguirá recuperándose en los próximos trimestres ayudada por la apreciación del euro. Por otra parte, la economía de los doce países que comparten el euro muestra cada día más síntomas de recuperación y ello ha repercutido también en la apreciación de la moneda única.
Esta semana se publicarán las cifras de producción industrial en Francia e Italia, correspondientes al mes de octubre, y los expertos esperan sean favorables. Además, este martes se conocerá el índice ZEW, que mide la confianza de inversores y expertos en la coyuntura alemana, y los pronósticos apuntan también a un incremento.
La presión al dólar seguirá
El Producto Interior Bruto (PIB) de la eurozona avanzó en el tercer trimestre un 0,4 por ciento, frente al retroceso del 0,1 por ciento de los tres meses anteriores, confirmó la Oficina europea de Estadística Eurostat. Los analistas creen que la presión en contra del dólar se mantendrá en las próximas semanas y consideran que lo único que podría "salvar" al billete verde sería una -en este momento improbable- subida de los tipos de interés en EEUU. El Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal estadounidense se reunirá este martes para revisar las tasas, pero los expertos no esperan cambios en el precio del dinero.
Los tipos de interés de EEUU y la eurozona se encuentran actualmente en el 1,0 y el 2,0 por ciento, respectivamente, su nivel más bajo desde la Segunda Guerra Mundial, y no se espera un incremento en ninguno de los dos casos hasta bien entrado 2004. Pese a las ganancias de las últimas jornadas, el nuevo máximo alcanzado por el euro no sentó bien a las bolsas europeas. Las más perjudicadas fueron las empresas que exportan fuera de la eurozona, que ven mermada su competitividad a medida que el euro se revaloriza.