Aplicando la máxima de los negocios que asegura que “todo tiene un coste”, a nadie se le escapa que la gripe A o N1-H1 tendrá el suyo. Y no es precisamente bajo. El Banco Mundial estima que la pandemia tendrá un impacto sobre la economía mundial cercano a los 3 billones de dólares -unos 2,2 billones de euros- en el Producto Interior Bruto (PIB) mundial. Muchos expertos han alertado de que va a suponer un lastre que “retrasará la recuperación”, una vez que la economía mundial comenzaba a dar síntomas de haber sostenido su caída.
Pero ¿qué es lo que hace tan cara a esta gripe? Sin duda, la falta de costumbre a tratar con ella. La nueva gripe es producto de una mutación del virus que la produce. Un nuevo virus al que hay que conocer a fondo para no dar ‘palos de ciego’. Un fallo en este proceso podría agravar todavía más la ya compleja situación.
Desde una óptica meramente contable, el principal problema que presenta la gripe A es la facilidad con la que, por el momento, se está moviendo entre nosotros, y que ha convertido el fenómeno en una auténtica pandemia. Una movilidad que ha hecho saltar todas las alarmas: “No por su mortalidad, sino por su capacidad de contagio”, matiza el jefe de Neumología del Hospital General Yagüe de Burgos y miembro del Grupo Español de Gripe, José Luis Viejo.
La gripe común mata a medio millón de personas cada año en todo el planeta. En España, unas 3.000. La gripe aviar, el antecedente más cercano a la gripe A, provocó 250 muertes . “Se está tratando la enfermedad con las informaciones que nos llegan por los medios de comunicación. Es una gripe mediática”, añade el doctor Viejo.
El conducto por el que circulan las informaciones, la forma de encontrarnos con la pandemia, está encareciendo el coste de la lucha contra la enfermedad. Los miedos infundados -a viajar, a salir-, el absentismo laboral y la contracción del consumo estrangulan cualquier economía, por muy sana que ésta sea.
Valorar las pérdidas que va a generar la pandemia es un ejercicio de predicción altamente arriesgado. Keith Hansen, gerente del sector Salud del Banco Mundial, aclara que “es demasiado pronto para pronosticar la dimensión del impacto; dependerá de la escala, la naturaleza y la duración de la epidemia. Y sencillamente, aún no sabemos lo suficiente como para determinar cuáles serán tales impactos”. Sin embargo, experiencias de otros países como Argentina o México, vienen a ofrecer un valioso ejemplo del impacto que puede generar.
Hasta el 5% del PIB
Al coste del desarrollo y producción de las vacunas y antivirales, hay que añadir las enormes pérdidas que la pandemia ya ha supuesto a sectores como el turismo, la industria alimentaria, el comercio o el ocio. Sus efectos se extienden rápidamente. Como el mismo virus que desencadena las pérdidas, todas las empresas se verán afectadas. Se estima que la suma puede llegar al 5% del PIB, según un estudio elaborado por McKibbin y difundido recientemente. En España, el agujero equivaldría a 52.000 millones de euros.
Las previsiones del Ministerio de Sanidad ofrecen un panorama ciertamente preocupante. Aseguran que un 25% ó 30% de la población resultará infectada. Lo que supone una gran tensión sobre los recursos humanos de las empresas y un enorme gasto en las correspondientes bajas laborales.
La ecuación es sencilla: si multiplicamos el salario medio por empleado (2.434,3 euros, según el INE) por la población afectada y el número promedio de días reservados para el tratamiento (6,5), sólo el absentismo laboral podría acarrear un gasto cercano a los 3.000 millones de euros.
1.000 millones de euros, según Adecco
Otros expertos advierten de que la gripe A costará 1.000 millones de euros a las empresas y afectará al 12% de los trabajadores, según se desprende de un estudio publicado por la multinacional de recursos humanos Adecco.
El informe, presentado recientemente en España, aclara que parte de ese coste estará producido por el abultado absentismo laboral; cifrado en el entorno del 50%. Así, las bajas provocadas por esta enfermedad provocarán que las compañías demanden a las ETTs más de 12,5 millones de horas para suplir a los empleados, en total un 7,8% de horas más frente a la demanda de otros años.
Impacto añadido
La economía española tendrá que enfrentarse a una caída de la productividad y del consumo ajena a la crisis que ya padece. Un serio varapalo; más si se tiene en cuenta que es uno de los países de Europa más expuestos al contagio de la enfermedad.
No en vano, los países de origen de la inmigración en España (Latinoamérica, sobre todo) son países del hemisferio Sur y lugares que han recibido la visita del invierno; con unas condiciones climáticas más favorables a la propagación de la enfermedad. Pero el caso español no es un caso aislado. Estamos ante un fenómeno global que azotará a todos los países. Pero, ¿lo hará por igual?
Según Julian F. Schweitzer, director de la Red de Desarrollo Humano del Banco Mundial, “preocupa especialmente el impacto que tendrá sobre los países pobres, los más afectados por la crisis económica, quienes ya pueden estar sufriendo una merma en el acceso a los servicios de asistencia médica”.
Es decir, una vez más, el acceso a los servicios sanitarios marcará la distancia entre países ricos y pobres. De hecho, el informe de conclusiones que el Banco Mundial redactó a propósito de la gripe aviar venía a ratificar esta dinámica con una severa afirmación: “La tasa de mortalidad de la pandemia ha sido mucho más alta en los países en desarrollo, donde se espera que las pérdidas económicas dupliquen a las de los países desarrollados”.
“La buena noticia”, matiza Schwitzer a raíz del análisis de lo sucedido en México, “es que los episodios de epidemias cortas parecen haber producido efectos económicos muy acotados”, lo cual no quiere decir que sean reducidos.
Experiencia latina
Para calibrar las verdaderas consecuencias que tiene el paso de una pandemia es preciso detenerse a observar qué ha ocurrido en los países más expuestos a la enfermedad, aquellos que han pasan el invierno austral.
La gripe A acumula más de 1.300 muertes en Latinoamérica. En tan sólo dos meses, países como Argentina (el segundo país más afectado de América, tras EEUU, con 404 muertes) o Brasil (con 368 muertes) han multiplicado exponencialmente los índices de mortalidad.
México, principal foco de la epidemia, consiguió detener su avance con medidas de aislamiento social y de tratamiento con antivirales. Pero el daño que la gripe A ha causado a su economía es irreparable.
Según informes del propio Gobierno mexicano, las pérdidas ocasionadas alcanzaron el 0,5% del PIB hasta abril de 2009, lo que supone 2.500 millones de dólares y más de 100.000 despidos. Aunque, en palabras del propio ministro de Hacienda, se espera que el impacto supere el 4% del PIB.
El turismo, uno de los motores económicos nacionales, descendió cuarenta puntos porcentuales. El ocio, el comercio y la gastronomía sufrieron impactos similares. El Gobierno reaccionó con una espectacular bajada de impuestos.
En Argentina, el desplome de la demanda (en torno al 35%) ha conducido al comercio a una situación preocupante. Se calcula que el sector pierde al día 95 millones de pesos (unos 19 millones de euros) diarios, según datos de la Cámara de Comercio argentina.
En las fases más duras del proceso, el cierre de bares, cines y cafeterías fue total. Y quienes se atrevieron a abrir vieron cómo algunos gastos ordinarios se tornaron extraordinarios: ha sido el caso de la limpieza, cuyo presupuesto se incrementó de media en las empresas entre un 60% y un 70%.
Pero fue el sector turístico el más castigado. Se estima que la caída de ventas promedia el 30%. Pero en aquellas ciudades que dependen exclusivamente de esta actividad la merma fue superior. El caso más paradigmático fue la localidad argentina de Bariloche, donde el turismo representa el 90% de la economía local.
Es por tanto hora de poner nuestras barbas a remojar. La gripe A se hará más visible en Europa conforme avance el otoño. Será la segunda oleada, previsiblemente más virulenta, en lo social y lo económico. España está en el foco del riesgo de la Unión Europea . Será una de sus prioridades a la hora de recibir ayuda sanitaria y financiera.