LD (EFE) El Banco Central Europeo no modificará los tipos de interés en la eurozona en su reunión del cuatro de septiembre, cuando estará ausente por primera vez su presidente, Wim Duisenberg, pronostican los analistas. Será el vicepresidente, el griego Lucas Papademos, quien presida las consultas del consejo de gobierno, mientras Duisenberg asiste a una reunión de ex banqueros centrales en Canadá, que fue fijada en septiembre, cuando éste creía que ya no estaría al frente del instituto. El banquero holandés encabezará por última vez un encuentro de los 18 miembros del consejo el 2 octubre en Lisboa, puesto que a partir del 1 de noviembre será sustituido por el actual gobernador del Banco de Francia, Jean-Claude Trichet.
La entidad emisora recortó las tipos por última vez en junio para colocarlos en el 2,0 por ciento, el nivel más bajo desde 1948 para los 12 países que conforman la Unión Monetaria. En lo que queda de este año, el BCE sólo aplicaría una nueva reducción de los intereses si no se produce la ansiada recuperación económica en el área euro, coinciden en señalar diversos economistas.
Francia, después de Alemania, Italia y Holanda, es el cuarto país importante de la eurozona que ha entrado en una recesión en los primeros seis meses del año, lo que puede ejercer nuevas presiones sobre el BCE para que abarate el precio del dinero y facilite la reactivación económica.
La apreciación del euro en los meses pasados ha encarecido las exportaciones europeas en dólares y contribuido a acelerar el proceso de recesión en las economías europeas de perfil exportador.
La entidad emisora recortó las tipos por última vez en junio para colocarlos en el 2,0 por ciento, el nivel más bajo desde 1948 para los 12 países que conforman la Unión Monetaria. En lo que queda de este año, el BCE sólo aplicaría una nueva reducción de los intereses si no se produce la ansiada recuperación económica en el área euro, coinciden en señalar diversos economistas.
Francia, después de Alemania, Italia y Holanda, es el cuarto país importante de la eurozona que ha entrado en una recesión en los primeros seis meses del año, lo que puede ejercer nuevas presiones sobre el BCE para que abarate el precio del dinero y facilite la reactivación económica.
La apreciación del euro en los meses pasados ha encarecido las exportaciones europeas en dólares y contribuido a acelerar el proceso de recesión en las economías europeas de perfil exportador.