LD (Lorenzo Ramírez) "Los superávits acumulados en los últimos años permitirán absorber el impacto que una menor actividad en la economía pudiera tener sobre los ingresos públicos y el aumento de algunos gastos ligados a la protección sin necesidad ni de subir impuestos, ni de imponer recortes sociales".
Así se pronunciaba el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su discurso de investidura tras ganar las elecciones el 8 de abril del año pasado.Al cierre del año 2007 las cuentas públicas españolas estaban saneadas, al gozar el Estado de un superávit presupuestario de 12.811 millones de euros (equivalente al 1,23 por ciento del PIB). Incluyendo las cifras autonómicas, el excedente ascendía al 2,2% del PIB
Pero la negación de la crisis .con unos Presupuestos irreales que se traducen ahora en el hundimiento de los ingresos fiscales-las promesas electorales y el espectacular derroche en medidas económicas populistas dirigidas a financiar actividades no productivas están abriendo un agujero sin precedentes en las arcas públicas: 42.000 millones de euros al fin de 2008.
Y los problemas no terminan aquí, como revela el Banco de España en su último boletín económico. El saldo financiero en España pasará de registrar un superávit del 2,2% del PIB en 2007 a un déficit del 8,7% en 2010, lo que supone que, junto con Rusia, es el país que registrará un mayor incremento, superior a 10 puntos del PIB, informa Efe.
Aunque el Gobierno no le otorgue ninguna importancia (incluso el propio presidente y su vicepresidenta económica reclaman la necesidad de aumentar más el gasto), a los técnicos del Banco de España sí les preocupa el déficit. El propio gobernador ha advertido que si sigue abriéndose esta brecha no habrá dinero para pagar las pensiones futuras manteniendo su importe actual.
En su último boletín económico, la autoridad monetaria lleva a cabo un análisis sobre el impacto en el déficit y en la deuda pública de las medidas fiscales y financieras adoptadas por los países del G20 (incluido España) y las cuatro principales economías emergentes (Brasil, Rusia, India y China).
Entre estas medidas, las de apoyo financiero (un tercio del PIB del G20 más España), se desglosan en las garantías sobre activos y pasivos bancarios (un 46% del total, un 15% del PIB del G20), el respaldo financiero de los bancos centrales (dos quintos del total, el 13% del PIB), las compras de activos (un 7,4% del total, 2l 2,5% del PIB) y las inyecciones de capital (un 6,9% del total, el 2,3% del PIB).
El 13% del PIB español
En el caso de España, estas medidas han alcanzado el 13% del PIB, hasta un total de 150.000 millones de euros, aunque hasta mediados de mayo, el porcentaje utilizado sobre el total comprometido alcanzaba el 40%. De este presupuesto total, únicamente un tercio del mismo implica, según los cálculos del Banco de España, un desembolso efectivo de dinero (el 4% del PIB), ya que el resto son garantías.
Junto con las medidas de apoyo financiero, los gobiernos de las principales economías del mundo han llevado a cabo también paquetes de estímulo económico. En el G20, estas medidas suponen el 1,4% del PIB de promedio anual entre 2008 y 2010, que se reduce el 1,25% anual en el caso de España, cifra que, en cambio, está por encima de la media de la zona euro (1%).
A la vista de estas cantidades, el Banco de España destaca que las medidas adoptadas por los gobiernos llevarán a un incremento del déficit en el G20 de 7,6 puntos porcentuales del PIB en 2009, pasando del 1% al 8%, y reduciéndose hasta el 6,9% en 2010. En las economías avanzadas, este aumento será aún mayor, al pasar del 2% al 10% en 2009.
Los rescates, responsables de un tercio del déficit
Del aumento del déficit previsto, el Banco de España estima que las medidas de apoyo financiero (el 1,7% del PIB) suponen el 20% del total, mientras que los paquetes de estímulo fiscal (el 1,5% del PIB) contribuirán en un 18% al incremento del déficit. De esta forma, las medidas de apoyo financiero y de estímulo fiscal aportarán más de un tercio al déficit público.
Además de los planes adoptados, el instituto emisor señala que la caída de la actividad financiera añade al menos seis décimas del PIB, lo que deja a los estabilizadores automáticos como el principal factor determinante del incremento del déficit, ya que aporta el 41% del total.
De este modo, el impacto directo de la crisis contribuiría a la mitad del incremento del déficit, mientras que la contribución de la reacción de las políticas económicas sería algo menor.
La deuda pública al 60% del PIB
Al igual que el déficit, la deuda pública también sufrirá la crisis económica y las medidas discrecionales adoptadas. En España, se aproximará al 60% del PIB en 2010, tras haberse situado por debajo del 40% en 2007.
En este sentido, apunta que las mejoría de las posiciones fiscales logradas en las últimas décadas, a base de perseverancia y de disciplina fiscal, ha permitido un margen más elevado de actuación en este coyuntura de crisis, pero advierte de que estos progresos se "han disipado en solo unos meses".
Deterioro "persistente" y deuda "díficil de revertir"
Así, indica que los déficits se han elevado "rápidamente" y que se prevé que la deuda pública alcance ratios sobre el PIB desconocidos en las últimas décadas. Además, indica que este deterioro será "persistente", pues la deuda ha entrado en una dinámica "desfavorable y difícil de revertir".
Este deterioro de las finanzas públicas, que según la autoridad monetaria será complicado corregir incluso con posterioridad a la fase aguda de recesión económica, puede tener también un efecto negativo sobre los agentes económicos, que pueden anticipar la necesidad de mayores impuestos en el futuro para reconducir la situación fiscal, lo que reduciría la propensión marginal a consumir.
Por todo ello, el Banco de España alerta de que los márgenes de actuación fiscal son "muy estrechos" y de que, en caso de que fueran necesarios estímulos adicionales, éstos deberían ser diseñados con "sumo cuidado" para optimizar su eficiencia y duración.
Además, apuesta por contrarrestar el deterioro de las finanzas públicas con un compromiso "creíble" con la disciplina fiscal a medio plazo.
Zapatero hace oídos sordos
Todas estas recomendaciones las rechaza el Gobierno español, el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, asegura que España tiene un "amplio margen para endeudarse" y la ministra de Economía, Elena Salgado, también apuesta por la herramienta del gasto público.
A la preocupación del Banco de España, se suma también la del Tribunal de Cuentas. El presidente del organismo, Manuel Núñez Pérez, aseguralos planes que está aprobando el Ejecutivo para reducir los efectos de la crisis están lastrando la capacidad de endeudamiento del Estado y aumentando el déficit hasta límites insostenibles.
A su juicio, el aumento del gasto "puede alterar y restringir significativamente las posibilidades y alternativas de futuro" de la economía española. De momento, en las quinielas de los inversores internacionales se vuelve a hablar de la posibilidad de salir del euro ante la falta de capacidad para hacer frente a los pagos comprometidos, lo que sería una catástrofe sin paliativos.
La situación se observa bien en estas gráficas del Banco de España:
Estado: Capacidad/Necesidad de financiación y déficit de caja
Estado: Pasivos netos contraídos, por instrumentos
Estado: Pasivos en circulación, por instrumentos