(Libertad Digital) El Banco de España está extremando en las últimas semanas la vigilancia sobre bancos y cajas de ahorros ante la situación del mercado inmobiliario y para evitar el contagio de la crisis financiera internacional. Según publica el diario El Mundo, el director general de Supervisión, Javier Aríztegui, tiene instrucciones del gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), de examinar en detalle no sólo los estados financieros de todas las entidades, sino también –y por primera vez– las previsiones de ingresos a corto plazo.
La medida suena a intervencionista, porque en algunos casos se están sometiendo a consulta previa algunas operaciones. Además, en las últimas semanas el equipo de Fernández Ordóñez ha pedido informalmente tanto a bancos como cajas, que extremen la prudencia a la hora de provisionar operaciones o conceder créditos. Sin embargo, el sector está acogiendo esta oleada inspectora de buen grado. Así, las fuentes citadas por este diario afirman que "da tranquilidad y credibilidad tener tan presente al Banco de España en momentos como éste".
No obstante, el gobernador del Banco de España ha optado por adoptar un perfil muy bajo, en contraste con otros bancos centrales. Según afirma el diario El Mundo, como fue nombrado en 2006 con el rechazo del PP, Fernández Ordóñez ha permanecido especialmente oculto durante la campaña electoral. De hecho, no habla en público desde el 12 de diciembre, aunque tiene previsto reaparecer esta semana en una conferencia en las Islas Canarias. Aún así, hay que recordar que sus últimas comparecencias públicas el pasado año no fueron especialmente tranquilizadoras. Su mensaje principal fue que si la crisis crediticia se alargaba en el tiempo, podría producirse una brusca desaceleración en la economía española.
Los expertos consideran que no es probable que en España se den debacles como la del banco estadounidense Bear Stearns, ya que los bancos y cajas nacionales han crecido con negocio tradicional –sin involucrarse en productos sofisticados y no regulados como en Estados Unidos– y las normas del Banco de España han sido más estrictas que en otras latitudes. Además, las cajas de ahorros, claves en el sistema financiero español, no cotizan en Bolsa y pueden salir de un mal paso con menos escándalo.