Perdonen, pero esos sindicatos no son fascistas sino estalinistas. Ya sabemos que los extremos se tocan, pero es mejor llamar a las cosas por su nombre. Si a todo totalitario se le llama fascista, los estalinistas quedan libres de polvo y paja, como si el estalinismo fuera una ideología defensora de la libertad y de los derechos humanos.