L D (Agencias) "Promover la tecnología y la investigación-desarrollo es en sí algo bueno. Pero no debe servir de escapatoria" frente a las "necesarias reformas estructurales", afirmó Duisenberg en una entrevista con el diario financiero "Les Echos". El holandés dejará el próximo día 1 las riendas del BCE a su sucesor, el francés Jean-Claude Trichet, cuyo nombramiento fue ratificado este jueves por los líderes europeos reunidos en Bruselas. Este viernes los responsables europeos han respaldado "los principios" de la iniciativa para el crecimiento e invitar a todas las partes a llevarla adelante de acuerdo con una serie de directrices. El texto de la Presidencia italiana de la UE menciona la necesidad de que el plan de inversiones sea "compatible" con, entre otros, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Los líderes de la UE apostaron por hacer despegar la economía europea mediante el incremento de las inversiones, tanto públicas como privadas, en grandes proyectos de infraestructura, investigación e innovación, pero no acordaron qué proyectos financiarán primero. Los jefes de Estado y de Gobierno de los Quince, reunidos en Bruselas, quieren mandar una señal de confianza en la economía europea, cuya recuperación llevan meses esperando. Para lograr el despegue, los Quince han apostado por la llamada "iniciativa europea para el crecimiento", un ambicioso plan que consiste en aumentar de forma significativa las inversiones públicas, como multiplicador de las privadas, en las grandes redes transeuropeas de transporte, energía y telecomunicaciones, y en proyectos internacionales de investigación y desarrollo.
A este respecto, Duseinberg ha recordado que el pacto de Esatbilidad es "una disciplina muy útil en una zona en la que existe una política monetaria única, pero doce políticas presupuestarias". Además, el holandés agregó que la filosofía del pacto consiste también en tener en cuenta la evolución demográfica de las décadas venideras. "El envejecimiento de la población creará tal carga que llegará un momento en el que un tercio de la población soportará los costes", por lo que, "desde hoy" hay que poner en marcha los medios presupuestarios para afrontar esa evolución. Preguntado por el quebradero de cabeza que el pacto supone para Francia y Alemania -que incumplen el tope de déficit fijado-, Duisenberg señaló que los países que ven el pacto como una limitación no hicieron suficientes esfuerzos para consolidar sus finanzas públicas cuando la economía crecía, y recalcó que "ocho de doce países" lo consiguieron. Consideró que Francia y Alemania están "sólo al comienzo" del proceso de reformas estructurales.
Por otra parte, el presidente saliente del BCE afirmó que el euro ha cumplido su promesa principal: la estabilidad de los precios dentro de la zona euro. Además, apuntó, ha habido otras dos ventajas, nada desdeñables, como la transparencia de los precios dentro de la zona y la atenuación de los choques, como el encarecimiento del petróleo o los atentados de 2001 en EEUU. Para Duisenberg, la recesión o el crecimiento económico anémico en Alemania y Francia no tiene nada que ver con el euro: "sin la moneda única habría sido mucho peor". Negó que el BCE haya llevado a cabo una política monetaria demasiado prudente, aunque reconoció que "somos mucho menos activistas que otros bancos centrales", en una aparente alusión a la Reserva Federal de EEUU. Y aseguró que "nunca" se ha pospuesto una decisión sobre la modificación de los tipos de interés por falta de consenso en el Consejo de Gobierno del banco. Vaticinó que esto no cambiará con la ampliación de la UE: "pienso que nuestros colegas aprenderán tan rápidamente como nosotros a razonar en "europeo", y afirmó que el BCE "siempre" ha sabido resistirse a las presiones de los gobernantes en materia de tipos de interés.
Los líderes de la UE apostaron por hacer despegar la economía europea mediante el incremento de las inversiones, tanto públicas como privadas, en grandes proyectos de infraestructura, investigación e innovación, pero no acordaron qué proyectos financiarán primero. Los jefes de Estado y de Gobierno de los Quince, reunidos en Bruselas, quieren mandar una señal de confianza en la economía europea, cuya recuperación llevan meses esperando. Para lograr el despegue, los Quince han apostado por la llamada "iniciativa europea para el crecimiento", un ambicioso plan que consiste en aumentar de forma significativa las inversiones públicas, como multiplicador de las privadas, en las grandes redes transeuropeas de transporte, energía y telecomunicaciones, y en proyectos internacionales de investigación y desarrollo.
A este respecto, Duseinberg ha recordado que el pacto de Esatbilidad es "una disciplina muy útil en una zona en la que existe una política monetaria única, pero doce políticas presupuestarias". Además, el holandés agregó que la filosofía del pacto consiste también en tener en cuenta la evolución demográfica de las décadas venideras. "El envejecimiento de la población creará tal carga que llegará un momento en el que un tercio de la población soportará los costes", por lo que, "desde hoy" hay que poner en marcha los medios presupuestarios para afrontar esa evolución. Preguntado por el quebradero de cabeza que el pacto supone para Francia y Alemania -que incumplen el tope de déficit fijado-, Duisenberg señaló que los países que ven el pacto como una limitación no hicieron suficientes esfuerzos para consolidar sus finanzas públicas cuando la economía crecía, y recalcó que "ocho de doce países" lo consiguieron. Consideró que Francia y Alemania están "sólo al comienzo" del proceso de reformas estructurales.
Por otra parte, el presidente saliente del BCE afirmó que el euro ha cumplido su promesa principal: la estabilidad de los precios dentro de la zona euro. Además, apuntó, ha habido otras dos ventajas, nada desdeñables, como la transparencia de los precios dentro de la zona y la atenuación de los choques, como el encarecimiento del petróleo o los atentados de 2001 en EEUU. Para Duisenberg, la recesión o el crecimiento económico anémico en Alemania y Francia no tiene nada que ver con el euro: "sin la moneda única habría sido mucho peor". Negó que el BCE haya llevado a cabo una política monetaria demasiado prudente, aunque reconoció que "somos mucho menos activistas que otros bancos centrales", en una aparente alusión a la Reserva Federal de EEUU. Y aseguró que "nunca" se ha pospuesto una decisión sobre la modificación de los tipos de interés por falta de consenso en el Consejo de Gobierno del banco. Vaticinó que esto no cambiará con la ampliación de la UE: "pienso que nuestros colegas aprenderán tan rápidamente como nosotros a razonar en "europeo", y afirmó que el BCE "siempre" ha sabido resistirse a las presiones de los gobernantes en materia de tipos de interés.