LD (EFE) El conocido financiero, que tiene el título de "Sir", se vio obligado a presentar su renuncia de la máxima autoridad financiera del Reino Unido después de que la víctima del despido denunciara el martes su actuación, que evidenciaría su escasa visión de los peligros que acechaban al sector.
En un memorándum presentado al Comité Selecto del Tesoro de la Cámara de los Comunes, Paul Moore, ex jefe de la división de riesgos del Halifax Bank of Scotland (HBOS) -hoy integrado en Lloyds Banking Group-, dijo haber sido despedido personalmente por Crosby en 2005 después de haber advertido reiteradamente al banco de que su rápido crecimiento ponía en peligro las propias finanzas y las de los clientes.
"Cualquiera que no estuviera cegado por el dinero, el poder y el orgullo se habría dado cuenta de que se les amontonaban los problemas al HBOS y al resto de los bancos", explicó Moore en su memorándum.
El primer ministro, Gordon Brown, para quien este caso presentaba un alto riesgo político, ya que contribuyó al nombramiento de Crosby, aplaudió hoy su dimisión y afirmó que "era lo correcto", ya que la FSA, que supervisa la introducción de nueva regulación en el sector, debe actuar según "los mejores estándares".
Por su parte, Crosby, CEO del HBOS del 2001 al 2006, dijo en un comunicado que, pese a estar "convencido de que no hay sustancia en ninguna de las alegaciones", sintió que "la medida correcta era dimitir". El financiero, que además ha sido asesor del Gobierno en los dos últimos años, insistió en que las alegaciones hechas por Moore en el momento de su despido fueron investigadas y se concluyó que "no tenían mérito".
Crosby se defendió hoy también de las críticas sobre su supuesta proximidad al Ejecutivo, y dijo que cualquiera que haya leído los dos informes que redactó como asesor, sobre los carnés de identidad y el sector inmobiliario, sabe que están hechos por una persona "genuinamente independiente". El banquero despedido por dar la voz de alarma sobre la crisis que se avecinaba se quejó también de que el organismo regulador hubiese hecho caso omiso en su momento de sus advertencias.
En su testimonio por escrito al Parlamento, Moore dijo que estaba claro que "los créditos excesivos basados en el incremento masivo de los precios de la propiedad inmobiliaria" iban a causar problemas y agregó que si nadie se atrevió a hablar con claridad fue por miedo a los altos ejecutivos, que estaban muy bien remunerados.
Moore informó de que él mismo tenía prohibido hablar, pero decidió hacerlo por considerar que lo demandaba "el interés público", y eso es lo que motivó su despido y sustitución por otro director no ducho en riesgos.