
(Libertad Digital) Para el Gobierno ya no es prioritario que la petrolera Repsol siga siendo española e independiente, como pidió ayer el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián.
Tras la reunión del Consejo de Ministros, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega dice que “el Gobierno desea que Repsol siga siendo dirigida por españoles”.
Una declaración que modifica el enfoque del Ejecutivo respecto a la operación. La vicepresidenta quiso dejar claro que se trata de “decisiones que afectan a empresas privadas” y negó que el Gobierno deba intervenir en estas operaciones.
De la Vega se olvida del apoyo del Gobierno a la entrada en el capital de Endesa de la empresa italiana Enel, en consorcio con Acciona, tras fracasar la Oferta Pública de Adquisición de acciones (OPA) lanzada por la alemana E.On por las presiones de Moncloa para asegurar que las empresas pertenecientes a sectores estratégicos sigan en manos de capital español.
Incluso, se atrevió a criticar la hipotética influencia del Gobierno en la oferta de Lukoil al señalar que, si el Ejecutivo decidiera intervenir “nos estaríamos retrotrayendo a tiempos pasados”, en referencia a las etapas en las que la economía de mercado ha brillado por su ausencia en España.
Para concluir, De la Vega manifestó el “deseo” del Gobierno de que sea quien sea el dueño de Repsol, “tenga un plan industrial adecuado por el interés estratégico de la garantía de suministro” energético.
El PP critica la operación
Por su parte, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha criticado al Gobierno porque considera que esta operación pone "en peligro el control de un sector estratégico" como el de la energía.
"El PP exige al Gobierno que garantice que Repsol no va a quedar en manos de una empresa extranjera", ha remarcado De Cospedal, que añade que se trata de una empresa rusa y, por tanto, de un país extracomunitario con el que no se daría la reciprocidad necesaria en esta clase de operaciones.