LD (M. Llamas) China ha despertado de su particular sueño olímpico con una desaceleración económica en ciernes. La potencia del gigante asiático se mantiene en niveles aún elevados, pero amenaza con debilitarse en los próximos meses como consecuencia de la desaceleración económica mundial.
Y es que, algunos de las principales economías del mundo se encuentran ya, o bien corren el riesgo, de entrar en recesión económica (al menos, dos trimestres consecutivos con crecimientos negativos del PIB), tal y como avanzó Libertad Digital.
El PIB de la economía asiática aumentó un 11,4 por ciento en tasa interanual en 2007, según los datos oficiales del Gobierno de Beijing. El avance más intenso de los últimos 13 años. En concreto, dicha tasa de crecimiento fue 0,3 puntos porcentuales más alta que la de 2006. Así, por quinto año consecutivo, la economía china registró incrementos de dos dígitos, superiores al 10 por ciento.
Sin embargo, la contracción económica de la UE y de EEUU está contagiando al gigante asiático. La economía china se enfrenta a la “desaceleración durante los próximos meses”, según el 60 por ciento de las compañías consultadas por la entidad Credit Suisse.
Los sectores má afectados
El servicio de estudios de dicho banco ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento desde el 9,6 al 9,5 por ciento en 2008, y del 9,6 al 9,2 por ciento para 2009, según un informe de la entidad al que ha tenido acceso LD. Los sectores más afectados por la desaceleración son los de la automoción, el mercado inmobiliario y el sector tecnológico, según el documento.
Y ello, pese a que el régimen comunista prevé que el crecimiento del país se mantendrá “estable” en 2008. Es decir, por encima del 10 por ciento. De este modo, sería la primera vez que el crecimiento chino se sitúa por debajo de los dos dígitos desde 2002.
De nada ha servido, pues, el incremento de inversiones y empleo que ha generado la celebración de los Juegos Olímpicos en Beijing el pasado mes de agosto. Curiosamente, la historia demuestra que algunos de los países anfitriones han sufrido contracciones económicas tras las Olimpiadas por la caída de la inversión, tal y como ocurrió en Tokyo 1964, Seúl 1988 o Barcelona 1992.
La inversión anual de Beijing para las Olimpiadas sólo representó el uno por ciento del total del país entre 2002 y 2007, según las estadísticas oficiales. Cerca de 718.300 metros cuadrados de construcciones relacionadas con la Justa se completaron en 2007, lo que supone el 0,0139 por ciento del total, según la agencia china Xinhua.
La resaca olímpica
Según recogía un informe de la entidad estadounidense JPMorgan no era probable que la economía del país asiático se ralentizara en el período postolímpico. En este mismo sentido, Fan Gang, miembro del Comité de Política Monetaria, subordinado al Banco Popular de China, la entidad central del país, afirmaba en los últimos días que "la economía nacional se encuentra ahora en el buen camino a medida que los riesgos de sobrecalentamiento se reducen".
"Los riesgos de una drástica y repentina caída de los mercados de valores e inmobiliarios ya han disminuido en gran medida, y los precios de la energía se han reajustado. No hay mucho de lo que preocuparse por la economía después de los Juegos Olímpicos".
Sin embargo, los últimos datos macroeconómicos muestran una realidad bien distinta. El PIB del país aumentó un 10,1 por ciento en el segundo trimestre del año en tasa interanual, frente al 10,6 por ciento del primer trimestre. Se trata del avance más débil desde 2005. Y ello, debido al deterioro progresivo de las exportaciones.
Así, no es de extrañar que el Índice de Producción Industrial del pasado mes de julio registrara su peor crecimiento desde febrero de 2007, con un avance del 14,7 por ciento interanual.
La debilidad de las economías desarrolladas han reducido la demanda exterior, lo que se traduce en un debilitamiento de las exportaciones chinas, el principal motor de crecimiento del país. El sector textil avanzó un 7 por ciento interanual frente al 11 por ciento de junio; la industria cementera avanzó un 6,3 frente al 7,9 de junio, mientras que el sector eléctrico registró su cuarto mes consecutivo de debilitamiento, al subir un 8,1 en julio frente al 8,3 por ciento interanual del mes previo.
Además, el Índice de Gerentes de Compras (PMI) acaba de registrar por segundo mes consecutivo una contracción de la industria manufacturera. El índice descendió hasta los 48,4 puntos el pasado mes de agosto. Un dato inferior al umbral de los 50 puntos marca una contracción de la actividad. “Esto sugiere que el crecimiento económico continuará desacelerándose”, según estima Sun Mingchun, economista de Lehman Brothers en Hong Kong, informa Bloomberg.
De hecho, por primera vez desde que se elabora este indicador (2005) el PMI descendió por debajo de los 50 puntos, hasta los 48,4 frente a los 52 de junio. Y ello, debido a la caída de las exportaciones. El volumen de pedidos a la industria procedente de los mercados internacionales se contrajo por primera vez en julio en muchos años. En concreto, cayó hasta los 46,7 puntos frente a los 50,2 de junio.
A ello se suma el problema del fuerte incremento de los precios que sufre la economía asiática. Los precios industriales crecen al ritmo más elevado desde 1996, según los datos oficiales relativos al pasado mes de julio, adelantando un efecto de segunda ronda sobre la inflación que soportan los consumidores (IPC). En concreto, el índice de precios industrial escaló hasta un 10 por ciento en tasa interanual. En junio, el ascenso fue del 8,8 por ciento.
Asimismo, la Índice de Precios al Consumo (IPC) se situó en el 6,3 por ciento interanual en julio. Pese a ser la inflación más baja de los últimos 10 meses, la tendencia al alza se mantiene, según los expertos. Y es que, en febrero la inflación creció un 8,7 por ciento interanual, la tasa más elevada de los últimos 12 años.
Ante esta situación, el Gobierno chino está estudiando la aplicación de un paquete de estímulo económico en materia tributaria con el fin de impulsar las exportaciones. En concreto, el régimen chino estudia combinar un incremento de la inversión pública en determinados sectores productivos junto a un recorte de impuestos que, en total, supondría inyectar en la economía cerca de 57.000 millones de dólares.
En concreto, según las fuentes consultadas por LD, el sector manufacturero podría contar a partir de 2009 con deducciones fiscales de IVA en activos fijos y gastos de inversión. Dicha rebaja tributaria podría beneficiar a cerca de 8 millones de empresas enfocadas a la exportación, y supondría un ahorro próximo a los 22.000 millones de dólares al año. Además, el Gobierno de Beijing también estudia la aprobación de otro tipo de medidas, con el objetivo de hacer frente a la desaceleración económica.
Entre ellas, destaca una reducción en el IRPF, medidas para incentivar el consumo interno, o un recorte en el ratio de reservas bancarias que precisan depositar las entidades de crédito en el Banco Central Chino a fin de impulsar la concesión de nuevos préstamos.
Fuente gráfica: GlobalEconomicPerspectives