(Libertad Digital) Hugo Chávez, que acaba de tomar posesión como renovado presidente de Venezuela, ha declarado que "hoy en día sabemos que hay demasiado crudo en el mercado. Así que apoyamos y apoyaremos las decisiones que hemos tomado para recortar producción y salvaguardar el precio del petróleo". Por ello "hemos convenido esta tarde", dijo en referencia a uno de los once acuerdos que ha firmado con el presidente iraní "arreciar nuestros esfuerzos coordinados dentro de la OPEP y más allá de la OPEP, con los grandes productores de petróleo para salvaguardar el precio de nuestra materia prima".
Mientras, el precio del petróleo continúa a la baja. El barril de la OPEP pierde 48 centavos con respecto al día anterior y cotizó el viernes a 48,65 dólares, según ha informado en Viena el secretariado de la organización petrolera. El valor nominal más cercano a esta marca proviene de mayo de 2005, aunque entonces se usaba un tipo de barril de referencia distinto al actual, y más caro. El nuevo barril de la OPEP, en el momento de su adopción, en junio de 2005, se situó dos dólares por debajo de su antecesor, la anterior cesta integrada por siete tipos de petróleo que la OPEP usaba como referencia desde 1987.
Esta noticia se produce cuando Europa todavía no se ha recuperado del susto creado por las desavenencias entre Rusia y Bielorrusia, que han llegado a dejar temporalmente al continente sin el 12,5 por ciento del gas que consume y que procede del gigante ruso y pasa por el otro país.
Los hidrocarburos están en gran parte en países sin estabilidad política, lo que introduce una gran incertidumbre en el mercado, con graves riesgos para la evolución del precio e incluso para el abastecimiento. Por ello, Europa se ha embarcado en un debate energético, especialmente teniendo en cuenta la dependencia de los hidrocarburos y la necesidad de reducir las emisiones de CO2. Por lo que se refiere a la dependencia, la del Viejo Continente ronda el 50 por ciento, pero se calcula que en 2020 llegará al 65 por ciento si no se hace algo al respecto. La situación de España es más comprometida, ya que su tasa de dependencia supera el 70 por ciento.
Todo ello ha reavivado el debate en torno a la energía nuclear, que es muy criticada por la opinión pública, pero que está adquiriendo un valor especial a tenor del camino que está tomando el mercado energético mundial. Sus principales valores son que es una energía barata, con un precio estable, sin emisiones de CO2 y que tiene un combustible abundante y relativamente barato, al que se puede acceder sin los problemas del petróleo.
La Unión Europea quiere desarrollar una estrategia energética con un apoyo de la extraída del átomo. Ángela Merkel mantendrá su compromiso, dentro del gobierno de coalición, de seguir con el plan de desmantelamiento de la energía nuclear en Alemania, pero ya ha anunciado que si alcanza el poder apostará por la nuclear. España lleva el camino contrario, con el cierre de Zorita y el anuncio del cierre de la estación de Garoña.