Cristina Fernández Kirchner, presidenta argentina, resucitó el conflicto de las Malvinas la pasada semana con un nuevo decreto. En él, imponía por "decretazo" que cualquier buque que atravesase las aguas – de soberanía inglesa- debía pedir autorización previa al gobierno argentino.
Además de crear un importante conflicto diplomático, las intenciones reales de la peronista no tardaron en salir a la luz: el petróleo. Apenas unos días antes varios estudios geológicos estimaron que en esas aguas podría haber, enterrado, un cargamento similar a 60 millones de barriles de petróleo.
"La flota inglesa que se movió en el 82 para las Malvinas sabía lo que estaba haciendo. Ahí hay petróleo, ahí hay gas" confirmó Chávez. "A los ingleses se les está acabado el petróleo del Mar del Norte, están desesperados. Los yanquis están desesperados, no tienen más reservas", añadió el socialista del siglo XXI.