LD (EFE) Por primera vez en casi una década, los 73.000 empleados de General Motors en Estados Unidos se han declarado en huelga para protestar el bloqueo de las conversaciones para la firma de un convenio colectivo vital para el futuro del fabricante.
A las 15.00 GMT de hoy, los presidentes de las oficinas locales del sindicato United Auto Workers (UAW) empezaron a mandar mensajes telefónicos y de texto a sus representantes en los 59 centros de trabajo de GM dando la orden de que los trabajadores abandonasen sus puestos de trabajo e iniciasen la huelga. La decisión se produjo, según señaló el presidente de UAW, Ron Gettelfinger, después de comprobar que la empresa no se había tomado en serio la fecha límite establecida por el sindicato para resolver los asuntos más conflictivos tras diez días de negociaciones.
"La compañía se aventuró hasta la fecha límite como si no les importase", dijo hoy Gettelfinger durante una rueda de prensa celebrada poco después de comenzar el paro. El líder sindical añadió que UAW no desea la parada de los centros de trabajo pero que "uno no puede ser empujado a un precipicio y esto es lo que ha pasado aquí". A pesar de ello Gettelfinger respondió de forma rotunda que UAW "absolutamente" volverá hoy a la mesa de negociaciones para intentar llegar a un acuerdo.
Por su parte GM también expresó su decepción "con la decisión de UAW de convocar una huelga nacional". "La negociación envuelve asuntos complejos y difíciles que afectan la seguridad laboral de nuestra fuerza de trabajo en EEUU y la viabilidad a largo plazo de la compañía. Estamos totalmente comprometidos a trabajar con UAW para desarrollar soluciones", añadió la empresa en un comunicado.
Lo que no es claro son los obstáculos para llegar a un acuerdo después de que Gettelfinger afirmase que la creación de un fondo para financiar las responsabilidades sanitarias de GM con sus trabajadores y jubilados no era la razón para la convocatoria de la huelga. Durante los últimos diez días de negociaciones se había informado de que este fondo, que sería gestionado por UAW y al que GM contribuiría miles de millones de dólares, era uno de los principales puntos de discusión entre las dos partes.
General Motors tampoco señaló los puntos que están bloqueados.
Gettelfinger si se refirió en general a las preocupaciones que existen sobre la seguridad laboral y la creación de trabajos. General Motors perdió casi 15.000 millones de dólares en el 2005 y el 2006, en su inmensa mayoría en Estados Unidos, lo que le ha obligado a emprender una amplia reestructuración que incluye el cierre de factorías y la eliminación de miles de puestos de trabajo en Norteamérica. Los fabricantes estadounidenses se quejan que están sufriendo elevadas pérdidas porque sus principales competidores, las japonesas Toyota, Honda y Nissan, no tienen las mismas obligaciones laborales, especialmente con respecto a prestaciones sanitarias. UAW no cuenta con afiliados en las factorías de estas tres empresas.
GM quiere que UAW acepte drásticos cambios salariales así como una mayor flexibilidad en la eliminación de puestos de trabajo. Todo el sector automovilístico estadounidense depende de estas negociaciones. Cada año UAW elige las negociaciones con uno de los tres fabricantes estadounidenses (GM, Ford y Chrysler) como modelo a seguir con los otros dos. Tanto Ford como el Grupo Chrysler también están pasando por momentos difíciles. Ford ha perdido alrededor de 13.000 millones de dólares en los últimos dos años.
Chrysler pasó este año a manos privadas tras la venta del 80 por ciento de su accionariado al fondo de inversiones Cerberus tras perder mas de 1.500 millones de dólares en el 2006. Tanto Ford como Chrysler quiere también concesiones por parte de UAW para reducir sus costes laborales y aumentar su competitividad frente a los productos de los fabricantes asiáticos.
A las 15.00 GMT de hoy, los presidentes de las oficinas locales del sindicato United Auto Workers (UAW) empezaron a mandar mensajes telefónicos y de texto a sus representantes en los 59 centros de trabajo de GM dando la orden de que los trabajadores abandonasen sus puestos de trabajo e iniciasen la huelga. La decisión se produjo, según señaló el presidente de UAW, Ron Gettelfinger, después de comprobar que la empresa no se había tomado en serio la fecha límite establecida por el sindicato para resolver los asuntos más conflictivos tras diez días de negociaciones.
"La compañía se aventuró hasta la fecha límite como si no les importase", dijo hoy Gettelfinger durante una rueda de prensa celebrada poco después de comenzar el paro. El líder sindical añadió que UAW no desea la parada de los centros de trabajo pero que "uno no puede ser empujado a un precipicio y esto es lo que ha pasado aquí". A pesar de ello Gettelfinger respondió de forma rotunda que UAW "absolutamente" volverá hoy a la mesa de negociaciones para intentar llegar a un acuerdo.
Por su parte GM también expresó su decepción "con la decisión de UAW de convocar una huelga nacional". "La negociación envuelve asuntos complejos y difíciles que afectan la seguridad laboral de nuestra fuerza de trabajo en EEUU y la viabilidad a largo plazo de la compañía. Estamos totalmente comprometidos a trabajar con UAW para desarrollar soluciones", añadió la empresa en un comunicado.
Lo que no es claro son los obstáculos para llegar a un acuerdo después de que Gettelfinger afirmase que la creación de un fondo para financiar las responsabilidades sanitarias de GM con sus trabajadores y jubilados no era la razón para la convocatoria de la huelga. Durante los últimos diez días de negociaciones se había informado de que este fondo, que sería gestionado por UAW y al que GM contribuiría miles de millones de dólares, era uno de los principales puntos de discusión entre las dos partes.
General Motors tampoco señaló los puntos que están bloqueados.
Gettelfinger si se refirió en general a las preocupaciones que existen sobre la seguridad laboral y la creación de trabajos. General Motors perdió casi 15.000 millones de dólares en el 2005 y el 2006, en su inmensa mayoría en Estados Unidos, lo que le ha obligado a emprender una amplia reestructuración que incluye el cierre de factorías y la eliminación de miles de puestos de trabajo en Norteamérica. Los fabricantes estadounidenses se quejan que están sufriendo elevadas pérdidas porque sus principales competidores, las japonesas Toyota, Honda y Nissan, no tienen las mismas obligaciones laborales, especialmente con respecto a prestaciones sanitarias. UAW no cuenta con afiliados en las factorías de estas tres empresas.
GM quiere que UAW acepte drásticos cambios salariales así como una mayor flexibilidad en la eliminación de puestos de trabajo. Todo el sector automovilístico estadounidense depende de estas negociaciones. Cada año UAW elige las negociaciones con uno de los tres fabricantes estadounidenses (GM, Ford y Chrysler) como modelo a seguir con los otros dos. Tanto Ford como el Grupo Chrysler también están pasando por momentos difíciles. Ford ha perdido alrededor de 13.000 millones de dólares en los últimos dos años.
Chrysler pasó este año a manos privadas tras la venta del 80 por ciento de su accionariado al fondo de inversiones Cerberus tras perder mas de 1.500 millones de dólares en el 2006. Tanto Ford como Chrysler quiere también concesiones por parte de UAW para reducir sus costes laborales y aumentar su competitividad frente a los productos de los fabricantes asiáticos.