L D (Agencias) Los ministros de Trabajo de la Unión Europea intentarán llegar a un acuerdo este jueves sobre la directiva que regula los tiempos de trabajo, aunque las posibilidades de éxito son escasas porque los Veinticinco están divididos entre los que, como Reino Unido, quieren mantener las excepciones a la jornada laboral de 48 horas semanales (el denominado 'opt-out'), y los que, como España, quieren eliminarlas de forma progresiva.
Para el ministro español, Jésús Caldera, "Europa tiene que estar al servicio de los ciudadanos y no podemos consentir que la jornada de trabajo se alargue. En estos momentos se puede trabajar 48 horas –en España la jornada es de sólo 40– y establecer excepciones que permitan trabajar hasta 55, 60 o 65 horas nos parece que va contra el modelo social europeo", dijo Caldera a la entrada de la reunión, insistiendo que el crecimiento económico y la creación de empleo son "compatibles" con un aumento de la protección social.
Jesús Caldera hizo estas declaraciones a su llegada a la reunión que los titulares de Empleo celebran en Bruselas para intentar desbloquear la reforma de la directiva (Ley-marco europea) sobre tiempo de trabajo, que fija las horas laborales semanales y los derechos a descanso. "Europa tiene que estar al servicio de los ciudadanos y no podemos consentir que la jornada de trabajo se alargue", insistió el ministro, que recordó que cuando los españoles ratificaron la Constitución Europea "les dijimos que era un proyecto social".
España cree en ese proyecto, "y por tanto si no se deroga esa excepción, no aceptará una directiva que permita trabajar hasta 65 horas a la semana", añadió. Por ello el Gobierno español "se mantendrá firme junto con otros países en la exigencia de la desaparición del opting out, que es la excepción que permite trabajar hasta 65 horas a la semana, siendo flexible con la situación de otros países pero indicando que es incompatible con un modelo de crecimiento económico con protección social".
Según el ministro, "crecimiento económico y aumento de la protección social son compatibles", como demuestra el caso de España, donde "hemos creado un millón de empleos en un año y un millón medio en lo que va de legislatura" aumentando a la vez la protección social. Sobre las guardias laborales, otro de los puntos controvertidos de la propuesta de directiva, indicó que "es un problema serio", y añadió que "España está dispuesta a ser flexible, pero defendiendo los derechos de los trabajadores a la conciliación de la vida laboral y familiar y de los pacientes.
El Ejecutivo español defiende "que el tiempo de guardia que sea inactivo no se puede computar en modo alguno como tiempo de descanso", al contrario de lo que plantea la propuesta presentada recientemente por la presidencia británica de turno de la UE, que Caldera consideró "inaceptable". "El considerar que una persona si está en una guardia doce horas y durante esa guardia sólo ha tenido actividad durante seis horas, las otras seis horas deban considerarse como tiempo de descanso es inadmisible", señaló el ministro. Esa posibilidad conduciría "a una situación en la que habría sanitarios que estarían prácticamente toda la semana metidos en su hospital", añadió. En su lugar, España plantea que el tiempo inactivo de las guardias se calcule " por un promedio de horas y con la garantía de un descanso posterior".
España cree en ese proyecto, "y por tanto si no se deroga esa excepción, no aceptará una directiva que permita trabajar hasta 65 horas a la semana", añadió. Por ello el Gobierno español "se mantendrá firme junto con otros países en la exigencia de la desaparición del opting out, que es la excepción que permite trabajar hasta 65 horas a la semana, siendo flexible con la situación de otros países pero indicando que es incompatible con un modelo de crecimiento económico con protección social".
Según el ministro, "crecimiento económico y aumento de la protección social son compatibles", como demuestra el caso de España, donde "hemos creado un millón de empleos en un año y un millón medio en lo que va de legislatura" aumentando a la vez la protección social. Sobre las guardias laborales, otro de los puntos controvertidos de la propuesta de directiva, indicó que "es un problema serio", y añadió que "España está dispuesta a ser flexible, pero defendiendo los derechos de los trabajadores a la conciliación de la vida laboral y familiar y de los pacientes.
El Ejecutivo español defiende "que el tiempo de guardia que sea inactivo no se puede computar en modo alguno como tiempo de descanso", al contrario de lo que plantea la propuesta presentada recientemente por la presidencia británica de turno de la UE, que Caldera consideró "inaceptable". "El considerar que una persona si está en una guardia doce horas y durante esa guardia sólo ha tenido actividad durante seis horas, las otras seis horas deban considerarse como tiempo de descanso es inadmisible", señaló el ministro. Esa posibilidad conduciría "a una situación en la que habría sanitarios que estarían prácticamente toda la semana metidos en su hospital", añadió. En su lugar, España plantea que el tiempo inactivo de las guardias se calcule " por un promedio de horas y con la garantía de un descanso posterior".