L D (EFE) El acuerdo se produjo en el marco del procedimiento de conciliación que está en marcha al respecto y debe aún recibir la confirmación formal de los ministros de Transportes de la UE y el Parlamento Europeo en sesión plenaria. El paquete incluye el establecimiento de un marco regulatorio a nivel europeo para decidir medidas sobre estándares de seguridad o afrontar los problemas estructurales del control de tráfico aéreo.
El acuerdo final reconoce la soberanía nacional, pero prevé que, ante eventuales conflictos entre estados miembros, un comité presidido por la Comisión Europea asista en la búsqueda de soluciones, según explicó la representante de la Eurocámara en las negociaciones, la liberal Marieke Sanders. El texto pactado -que aún debe ser refrendado por el pleno de la Eurocámara-, también incluye el compromiso escrito por parte de la Comisión de que, en caso de que no se logre definir los bloques en un plazo de cinco años, se revise el procedimiento. El paquete de cielo único, que comenzó a debatirse en 1999, está compuesto de cuatro reglamentos: el de objetivos y principios; el de prestación de servicios de navegación aérea;el de organización y uso de espacio aéreo y el de interoperabilidad del espacio aéreo.
Tiene dos grandes líneas de actuación. En primer lugar, establece un marco regulatorio a nivel europeo sobre las normas de seguridad y los problemas estructurales del control del tráfico aéreo. En segundo lugar, facilita la distribución y supervisión de los servicios de control aéreo de cada uno de los Estados y promociona la introducción de nuevas tecnologías en los mismos. En términos concretos, la normativa prevé mecanismos para la gestión coordinada del espacio aéreo; obliga a crear de autoridades de vigilancia nacionales independientes, y liga la actividad de la UE en este dominio con la de Eurocontrol, una organización extracomunitaria que hasta ahora coordinaba en solitario a las autoridades del tráfico aéreo europeo. Además, plantea la renovación de los medios tecnológicos de las distintas autoridades y obliga a coordinar las políticas de recursos humanos. En esta línea, prevé la coordinación y el intercambio de información entre las autoridades de gestión civil y las de gestión militar del espacio aéreo.
Este último aspecto, también objeto de negociación hasta el último momento, guarda especial relevancia ya que la flexibilización del uso militar y civil permitiría liberar espacio aéreo para la aviación comercial, rebajar la congestión del espacio y por ende, prevenir los retrasos de los vuelos. No obstante, las reglas acordadas dejan claro que futuros dispositivos civiles en el marco del cielo único no podrán interferir en el dominio militar. La vicepresidenta de la Comisión y responsable de Energía y Transportes, Loyola de Palacio, calificó el acuerdo de “histórico” y aseguró que el paquete de normas “tendrá consecuencias enormemente positivos sobe el sector aéreo la industria y la gestión del tráfico aéreo, especialmente sobre los temas de seguridad y en la reducción de los tiempos de vuelo”.
Por su parte, Sanders adoptó un tono más comedido. La eurodiputada holandesa admitió que el acuerdo prima la defensa “de la soberanía de los Estados miembros sobre su espacio aéreo” y consideró “lamentable” que las autoridades nacionales no hayan apreciado las ventajas de un enfoque más comunitario. Pese a ello, consideró que el acuerdo “representa un importante primer paso para la creación de un cielo único europeo” y subrayó el “éxito” de la Eurocámara al obtener las mencionadas concesiones por parte del Consejo.