LD (Europa Press) La comisaría de Sociedad de la Información, Viviane Reding, ha tenido que suavizar algunas de sus propuestas iniciales frente a la presión de las empresas y de algunos de sus colegas, como el responsable de comercio, Peter Mandelson, o el de empresas, Gunter Verheugen. Así, se abandona el principio de que los clientes paguen el mismo precio que en el país de origen independientemente de donde se encuentren, o la prohibición de pagar por las llamadas recibidas. Y se retrasa 6 meses el tope en los precios que pagan los consumidores finales.
El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, reconoció la existencia de diferencias entre los comisarios, pero insistió en que la decisión final se había tomado por "consenso". Justificó los cambios respecto a las propuestas iniciales por la necesidad de "dar más tiempo a los operadores para adaptarse" y "no dañar a la industria de telecomunicaciones" pero dijo que con este reglamento "se abrirá el mercado del roaming" a la competencia y los precios podrían bajar todavía más hasta equipararse con los precios domésticos.
Viviane Reding subrayó que el reglamento acabará con "una de las últimas fronteras dentro del mercado interior de Europa", ya que durante años las tarifas de roaming se han mantenido "en niveles injustificablemente altos pese a las repetidas advertencias a la industria". A su juicio, la nueva norma beneficiará no sólo a los turistas sino también a las empresas, que suponen el 80% de los usuarios del roaming".
Nuevos topes para las tarifas
El reglamento fija un tope para las tarifas mayoristas, las que paga un operador por usar la red de otra compañía en el extranjero. Este tope no podrá superar, para las llamadas locales que se hagan en el extranjero el doble de la tarifa media de terminación móvil en la UE. Para las llamadas internacionales la tarifa máxima de roaming será el triple de esta media.
También habrá un tope para las tarifas minoristas, las que se cobran a los clientes, con el objetivo de garantizar que las bajadas de precios se repercutan sobre los consumidores. Este precio final sólo podrá ser un 30% más alto, como máximo, que el coste mayorista. No obstante, este tope entrará en vigor "automáticamente" 6 meses después que el resto del reglamento, es decir, en enero de 2008 en lugar de en verano de 2007, si se cumplen las previsiones de la comisión.
La ventaja de este método de cálculo, según el Ejecutivo comunitario, es que las tarifas de terminación móvil están reguladas a nivel nacional y registran una tendencia a la baja. La Comisión publicará una vez al año la media europea. Si se aplica este reglamento teniendo en cuenta las tarifas actuales, el roaming por el uso del móvil en el extranjero para una llamada local podría costar un máximo de 33 céntimos por minuto (26 céntimos de tarifa mayorista); y si se llama al extranjero, alrededor de 50 céntimos por minuto (39 céntimos al por mayor).
Por lo que se refiere a las llamadas recibidas al viajar al extranjero, Reding ha acabado por ceder a las presiones y no prohibirá que se cobre por ellas, como había anunciado en un principio. Eso sí, también en este caso se establece un tope máximo, que será del 130% de la tarifa europea media de terminación móvil, es decir, unos 16 o 17 céntimos por minuto. En la actualidad, el coste de las llamadas recibidas es cuatro veces superior a este máximo.
España podría oponerse a la nueva norma
La propuesta de la Comisión tiene que ser debatida ahora por los Veinticinco y por la Eurocámara. En este contexto, España podría ser uno de los más firmes opositores a esta norma sobre el roaming, según ha sugerido ya el ministro de Industria, José Montilla. El Parlamento podría pedir, por el contrario, que se endurezcan más las condiciones para los operadores.
Las compañías telefónicas ingresan 8.500 millones de euros anuales en toda la UE por roaming, cifra que supone el 5,7% de su volumen de negocio, según el estudio de impacto realizado por la Comisión. El nuevo reglamento hará que los consumidores paguen alrededor de 5.000 millones de euros menos.
Por una llamada de cuatro minutos, los precios de la itinerancia pueden variar desde los 0,20 euros pagados por un usuario finlandés que llame a su país desde Suecia, a los 13,05 euros de la llamada de un usuario maltés en Letonia. En España, la horquilla varía entre los 8,35 euros del turista español en Letonia hasta los 3,39 euros, que es la tarifa estándar que cobra Amena en los países de la UE.