Estos fondos se utilizarán para sufragar la liquidación ordenada de bancos quebrados con el objetivo de evitar que sean los contribuyentes los que asuman los costes como en la actual crisis, en la que los Gobiernos europeos han dedicado hasta el 13% del PIB a rescatar al sistema financiero.
"Es inaceptable que los contribuyentes tengan que seguir soportando la pesada carga del salvamento del sector bancario", resaltó el comisario responsable del Mercado Interior, Michel Barnier. Insistió en que los contribuyentes no deben encontrarse "en primera línea" para pagar los "errores" de las entidades financieras y defendió aplicar el principio de "quien contamina paga".
Barnier, alertó de que si no se crean estos fondos, las futuras quiebras bancarias pueden tener "efectos desastrosos" y un "riesgo de contagio", tal y como puso de relieve la caída de la entidad estadounidense Lehman Brothers en septiembre de 2008. No obstante, el Ejecutivo comunitario no presentará sus propuestas concretas para poner en marcha esta iniciativa hasta otoño.
Los nuevos fondos no servirán para reflotar o salvar bancos con problemas, sino únicamente para garantizar una gestión ordenada de las insolvencias sin desestabilizar el sistema financiero. Así, el dinero podría destinarse a financiar un banco puente, la transferencia total de activos o pasivos a otra entidad o la separación entre un 'banco bueno' y un 'banco malo'.
La creación de esta tasa bancaria ya fue reclamada el pasado mes de marzo por el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, para facilitar la gestión de quiebras y evitar la inestabilidad en el sistema financiero. Sin embargo, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, pidió cautela a la hora de implantar este nuevo mecanismo para no poner en riesgo la recuperación.
La tasa bancaria será examinada por los líderes del G-20 en la cumbre que se celebrará a finales de junio en Toronto. Barnier dijo que espera que los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 respalden esta iniciativa en el Consejo Europeo que se celebrará días antes de la reunión de Toronto. El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, señaló que la UE debe lograr un pacto interno antes de lograr un acuerdo internacional.
El Ejecutivo comunitario descartó la idea de crear un único fondo de resolución en la UE, pese a admitir que ello conllevaría "claros beneficios". Entre ellos, mayor diversificación del riesgo, más incentivos para la cooperación y más rapidez en la toma de decisiones en los casos de bancos transfronterizos y más garantías de igualdad de trato.
No obstante, Bruselas admitió que sería "muy difícil" poner en marcha un fondo único teniendo en cuenta el carácter descentralizado del sistema de supervisión en la UE. "No proponemos un fondo federal europeo", resaltó Barnier.
El enfoque "más realista", de acuerdo con el comisario de Mercado Interior, es coordinar la puesta en marcha de fondos a nivel nacional, garantizando que todos los Estados miembros logran el mismo nivel de financiación del sector privado para la liquidación de entidades quebradas y utilizan las mismas herramientas de gestión de crisis para evitar así distorsiones de competencia.
En todo caso, el Ejecutivo comunitario eludió concretar de momento cuál debe ser la talla de estos fondos de resolución ni cómo debe calcularse la tasa que deberán pagar bancos, sino que se limitó a enunciar una serie de principios generales.
En cuanto al tamaño, Bruselas propone que este instrumento se utilice sólo para bancos y empresas de inversión, pero no para fondos y aseguradoras. Como no se utilizará para rescatar entidades, sus costes serán "considerablemente inferiores" a las medidas adoptadas por los Estados miembros durante la crisis.
Según el FMI, sería suficiente entre el 2% y el 4% del PIB para provisionar estos fondos de resolución. Su puesta en marcha se hará de forma progresiva y "costará algunos años". El Ejecutivo comunitario citó los casos de Alemania, donde se discute la creación de esta tasa bancaria y se calcula que podría recaudar 1.000 millones de euros al año; y de Suecia, donde ya se ha puesto en marcha un fondo de estabilidad que espera alcanzar en 15 años el 2,5% del PIB con una tasa que asciende al 0,036% anual de determinados pasivos.
En cuanto al cálculo de la tasa bancaria, la propuesta de Bruselas contempla, sin decantarse por ninguna, varias opciones: gravar los activos, los pasivos o bien los beneficios y las primas a los directivos. "No quiero pronunciarme sobre esto. Está abierto a la reacción del sector bancario", dijo el comisario de Mercado Interior al ser preguntado por su opción preferida.
Además, aseguró que tendrá en cuenta los "efectos acumulativos" de la nueva tasa sobre las reformas que se están llevando a cabo para reforzar el nivel de capital de los bancos con el objetivo de no dificultar la recuperación económica ni aumentar el precio del crédito para la economía real.
En todo caso, el Ejecutivo comunitario defiende que los ingresos generados por esta tasa no se destinen directamente a los presupuestos nacionales, tal y como defiende Reino Unido, sino que vayan específicamente a constituir un fondo de resolución. "Si fueran al presupuesto nacional, las instituciones que contribuyan tendrían expectativas razonables de ser rescatadas", dijo la Comisión.
El comisario Barnier anunció que en otoño presentará sus propuestas concretas sobre la talla y las contribuciones a estos fondos tras escuchar la opinión de todas las partes interesadas, incluido el sector bancario.
"Es inaceptable que los contribuyentes tengan que seguir soportando la pesada carga del salvamento del sector bancario", resaltó el comisario responsable del Mercado Interior, Michel Barnier. Insistió en que los contribuyentes no deben encontrarse "en primera línea" para pagar los "errores" de las entidades financieras y defendió aplicar el principio de "quien contamina paga".
Barnier, alertó de que si no se crean estos fondos, las futuras quiebras bancarias pueden tener "efectos desastrosos" y un "riesgo de contagio", tal y como puso de relieve la caída de la entidad estadounidense Lehman Brothers en septiembre de 2008. No obstante, el Ejecutivo comunitario no presentará sus propuestas concretas para poner en marcha esta iniciativa hasta otoño.
Los nuevos fondos no servirán para reflotar o salvar bancos con problemas, sino únicamente para garantizar una gestión ordenada de las insolvencias sin desestabilizar el sistema financiero. Así, el dinero podría destinarse a financiar un banco puente, la transferencia total de activos o pasivos a otra entidad o la separación entre un 'banco bueno' y un 'banco malo'.
La creación de esta tasa bancaria ya fue reclamada el pasado mes de marzo por el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, para facilitar la gestión de quiebras y evitar la inestabilidad en el sistema financiero. Sin embargo, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, pidió cautela a la hora de implantar este nuevo mecanismo para no poner en riesgo la recuperación.
La tasa bancaria será examinada por los líderes del G-20 en la cumbre que se celebrará a finales de junio en Toronto. Barnier dijo que espera que los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 respalden esta iniciativa en el Consejo Europeo que se celebrará días antes de la reunión de Toronto. El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, señaló que la UE debe lograr un pacto interno antes de lograr un acuerdo internacional.
El Ejecutivo comunitario descartó la idea de crear un único fondo de resolución en la UE, pese a admitir que ello conllevaría "claros beneficios". Entre ellos, mayor diversificación del riesgo, más incentivos para la cooperación y más rapidez en la toma de decisiones en los casos de bancos transfronterizos y más garantías de igualdad de trato.
No obstante, Bruselas admitió que sería "muy difícil" poner en marcha un fondo único teniendo en cuenta el carácter descentralizado del sistema de supervisión en la UE. "No proponemos un fondo federal europeo", resaltó Barnier.
El enfoque "más realista", de acuerdo con el comisario de Mercado Interior, es coordinar la puesta en marcha de fondos a nivel nacional, garantizando que todos los Estados miembros logran el mismo nivel de financiación del sector privado para la liquidación de entidades quebradas y utilizan las mismas herramientas de gestión de crisis para evitar así distorsiones de competencia.
En todo caso, el Ejecutivo comunitario eludió concretar de momento cuál debe ser la talla de estos fondos de resolución ni cómo debe calcularse la tasa que deberán pagar bancos, sino que se limitó a enunciar una serie de principios generales.
En cuanto al tamaño, Bruselas propone que este instrumento se utilice sólo para bancos y empresas de inversión, pero no para fondos y aseguradoras. Como no se utilizará para rescatar entidades, sus costes serán "considerablemente inferiores" a las medidas adoptadas por los Estados miembros durante la crisis.
Según el FMI, sería suficiente entre el 2% y el 4% del PIB para provisionar estos fondos de resolución. Su puesta en marcha se hará de forma progresiva y "costará algunos años". El Ejecutivo comunitario citó los casos de Alemania, donde se discute la creación de esta tasa bancaria y se calcula que podría recaudar 1.000 millones de euros al año; y de Suecia, donde ya se ha puesto en marcha un fondo de estabilidad que espera alcanzar en 15 años el 2,5% del PIB con una tasa que asciende al 0,036% anual de determinados pasivos.
En cuanto al cálculo de la tasa bancaria, la propuesta de Bruselas contempla, sin decantarse por ninguna, varias opciones: gravar los activos, los pasivos o bien los beneficios y las primas a los directivos. "No quiero pronunciarme sobre esto. Está abierto a la reacción del sector bancario", dijo el comisario de Mercado Interior al ser preguntado por su opción preferida.
Además, aseguró que tendrá en cuenta los "efectos acumulativos" de la nueva tasa sobre las reformas que se están llevando a cabo para reforzar el nivel de capital de los bancos con el objetivo de no dificultar la recuperación económica ni aumentar el precio del crédito para la economía real.
En todo caso, el Ejecutivo comunitario defiende que los ingresos generados por esta tasa no se destinen directamente a los presupuestos nacionales, tal y como defiende Reino Unido, sino que vayan específicamente a constituir un fondo de resolución. "Si fueran al presupuesto nacional, las instituciones que contribuyan tendrían expectativas razonables de ser rescatadas", dijo la Comisión.
El comisario Barnier anunció que en otoño presentará sus propuestas concretas sobre la talla y las contribuciones a estos fondos tras escuchar la opinión de todas las partes interesadas, incluido el sector bancario.