L D (Agencias) Para el ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, "los grandes líderes europeos, que frecuentemente hablan y hablan con sinceridad del combate a fondo de la pobreza en el tercer mundo, también tienen que hacer lo que más favorece a los países del tercer mundo, que es eliminar los subsidios". Amorim denunció la perversión del discurso que por parte de los países más ricos se está haciendo de los objetivos de la ronda, y recordó que Brasil, que defiende los intereses del G-20 (países exportadores agrícolas en desarrollo), no está exigiendo nada más que el cumplimiento del mandato de la ronda de Doha (2001). "La oferta europea, tal y como está hoy, ofrece menos que la Ronda de Uruguay, así que no es sustancial. El mandato de Doha no está siendo cumplido", denunció.
La oferta europea, "la más sustancial presentada nunca por la UE en una ronda de liberalización", según el comisario de Comercio, Peter Mandelson, ofrece recortes en los aranceles agrícolas de entre el 60 y el 35 por ciento (con una rebaja media del 46 por ciento), pero no satisface a EE.UU. ni tampoco al G-10 (países ricos, que la consideran demasiado amplia), ni al G-20 ni a los países pobres (G-90), por insuficiente. "Pienso que la presión política está aumentando sobre aquellos que se han resistido a realizar lo que el mandato de Doha determina, que en el caso de Europa es la reducción sustancial de las barreras y un aumento sustancial del acceso a los mercados" por parte de los países en desarrollo, subrayó Amorim. "Los líderes políticos tienen que poner ciertos intereses globales por encima de sus intereses parroquiales o individuales", sentenció.
Amorim explicó que "cuando Brasil dice que está dispuesto a participar en un preacuerdo para países de un menor desarrollo relativo, o acepta el concepto de salvaguardas especiales para países en desarrollo, no es de nuestro interés en sentido estricto, pero sí lo es desde el punto de vista de la mejora del sistema como un todo".
Durante una conferencia de prensa en el Centro de Convenciones de Hong Kong, que albergará la conferencia ministerial, Amorim volvió a recalcar que la agricultura es la clave para desbloquear poder avanzar en las negociaciones, aunque "me sorprendería si finalizáramos la negociación principal" agrícola en esta cumbre. "Soy realista a corto plazo, y optimista a medio", sintetizó, al tiempo que aseguró que esta negociación les "va a exigir mucha voluntad política, pero creo que podemos dar los pasos, aquí (en Hong Kong), que nos permitirán llegar a un acuerdo" quizás entre abril y junio de 2006, añadió.
Amorim sugirió que debería fijarse una fecha límite para las ayudas de los países ricos a la exportación de sus productos agrícolas, un compromiso que evitaría la continuación de la "total inversión del discurso político de la ronda", que se tiende a enfocar los negocios y no en su sentido original, el desarrollo.
La oferta europea, "la más sustancial presentada nunca por la UE en una ronda de liberalización", según el comisario de Comercio, Peter Mandelson, ofrece recortes en los aranceles agrícolas de entre el 60 y el 35 por ciento (con una rebaja media del 46 por ciento), pero no satisface a EE.UU. ni tampoco al G-10 (países ricos, que la consideran demasiado amplia), ni al G-20 ni a los países pobres (G-90), por insuficiente. "Pienso que la presión política está aumentando sobre aquellos que se han resistido a realizar lo que el mandato de Doha determina, que en el caso de Europa es la reducción sustancial de las barreras y un aumento sustancial del acceso a los mercados" por parte de los países en desarrollo, subrayó Amorim. "Los líderes políticos tienen que poner ciertos intereses globales por encima de sus intereses parroquiales o individuales", sentenció.
Amorim explicó que "cuando Brasil dice que está dispuesto a participar en un preacuerdo para países de un menor desarrollo relativo, o acepta el concepto de salvaguardas especiales para países en desarrollo, no es de nuestro interés en sentido estricto, pero sí lo es desde el punto de vista de la mejora del sistema como un todo".
Durante una conferencia de prensa en el Centro de Convenciones de Hong Kong, que albergará la conferencia ministerial, Amorim volvió a recalcar que la agricultura es la clave para desbloquear poder avanzar en las negociaciones, aunque "me sorprendería si finalizáramos la negociación principal" agrícola en esta cumbre. "Soy realista a corto plazo, y optimista a medio", sintetizó, al tiempo que aseguró que esta negociación les "va a exigir mucha voluntad política, pero creo que podemos dar los pasos, aquí (en Hong Kong), que nos permitirán llegar a un acuerdo" quizás entre abril y junio de 2006, añadió.
Amorim sugirió que debería fijarse una fecha límite para las ayudas de los países ricos a la exportación de sus productos agrícolas, un compromiso que evitaría la continuación de la "total inversión del discurso político de la ronda", que se tiende a enfocar los negocios y no en su sentido original, el desarrollo.