L D (Agencias) La libertad de expresión empieza a encontrar trabas en el partido que está en el Gobierno. Esta semana, el vicepresidente segundo y consejero delegado del Santander Central Hispano (SCH), Alfredo Sáenz dio su opinión sobre lo que se conoce como Estado del Bienestar, es decir, sobre la estructura económica de un Estado basada en el proteccionismo. El término al que aludía Sáenz era el "wellfare". Su tesis, estrictamente económica, se basaba en que hay que acomodar los impuestos y las regulaciones a conceptos, en sus palabras, "mucho más liberales" si no queremos, añadió, "tener un problema". Por ello, abogó por "desmantelar el wellfare en Europa".
De inmediato, el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, lo asumió como una declaración de guerra. Pero dio un pasó más y llegó a exigir al Gobierno de Zapatero que cesara cualquier relación con el SCH, que "no negocien" con ese banco. Este viernes, hay que añadir dos declaraciones más al asunto. La primera, expresada por el ministro de Trabajo, Jesús Caldera. Después de defender que su Gobierno seguirá apostando por lo que significa en términos económicos el llamado Estado del bienestar, lanzó la primera crítica directa contra el banco que preside Emilio Botín: "quizá no podamos alcanzar tanta protección social como ciertos dirigentes empresariales".
Ya por la tarde y en un acto electoral en el que acababa de hablar el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llegó el ataque directo por boca de Josep Borrell, doctor en Economía y candidato del PSOE para las elecciones europeas. Ante 6.000 personas que le escuchaban en Zaragoza se dirigió directamente a Alfredo Sáenz y le preguntó, según recoge la agencia Europa Press, "con qué pensión se piensa retirar de su banco". No contento con la referencia, añadió en tono de advertencia: "que no abuse porque tenemos algún banquero en los tribunales porque se ha autorretribuido con pensiones escandalosas". Después le preguntó si sabe que "en Europa hay 50 millones de pobres".