L D (EFE) Según el gerente de Exportación de Gas de YPFB, Roberto Cuadros, los campos de hidrocarburos del país proveen gas natural y también volúmenes pequeños de petróleo condensado, del que se obtienen gasóleo, gasolina y gas licuado de petróleo para el consumo interno.
El directivo ha explicado que la decisión de elevar la producción de gas posibilitaría a Bolivia aumentar la exportación, a la que se oponen la mayor parte de los sindicatos y políticos de izquierda mientras el Gobierno no realice un referéndum sobre qué uso dar a las reservas de gas. Las otras opciones a la venta externa son la reinyección del gas a los campos, después de extraerle el condensado a un alto coste, o la quema del carburante, lo que pondría a Bolivia "en problemas con el Protocolo de Kioto" de protección al medio ambiente, ha explicado Cuadros.
Cuadros ha dicho que el problema se complica porque la importación de petróleo condensado tendría que hacerse desde países que posean reservas similares a las de Bolivia, como Indonesia, Australia y algunos países de la costa oeste africana. Añade que el petróleo producido en otras naciones de Sudamérica, con un elevado contenido de azufre, no puede ser procesado en las refinerías bolivianas, de tal forma que la alternativa es la importación de ultramar o la compra de productos terminados.
Según cálculos de YPFB, la producción de condensado y petróleo en Bolivia alcanza a 41.000 barriles diarios, pero en fase descendente mientras que la actual demanda de 36.500 barriles va en aumento. La producción de gas es de casi 24 millones de metros cúbicos diarios, de los que 21 millones son exportados a Brasil, para la industria de Sao Paulo y una termoeléctrica en Cuiabá.
Además, Bolivia analiza la venta de gas a Argentina, contrato que será por los presidentes boliviano, Carlos Mesa, y argentino, Néstor Kichner, la próxima semana, en medio de la críticas de sindicatos y organizaciones de izquierdas.
El directivo ha explicado que la decisión de elevar la producción de gas posibilitaría a Bolivia aumentar la exportación, a la que se oponen la mayor parte de los sindicatos y políticos de izquierda mientras el Gobierno no realice un referéndum sobre qué uso dar a las reservas de gas. Las otras opciones a la venta externa son la reinyección del gas a los campos, después de extraerle el condensado a un alto coste, o la quema del carburante, lo que pondría a Bolivia "en problemas con el Protocolo de Kioto" de protección al medio ambiente, ha explicado Cuadros.
Cuadros ha dicho que el problema se complica porque la importación de petróleo condensado tendría que hacerse desde países que posean reservas similares a las de Bolivia, como Indonesia, Australia y algunos países de la costa oeste africana. Añade que el petróleo producido en otras naciones de Sudamérica, con un elevado contenido de azufre, no puede ser procesado en las refinerías bolivianas, de tal forma que la alternativa es la importación de ultramar o la compra de productos terminados.
Según cálculos de YPFB, la producción de condensado y petróleo en Bolivia alcanza a 41.000 barriles diarios, pero en fase descendente mientras que la actual demanda de 36.500 barriles va en aumento. La producción de gas es de casi 24 millones de metros cúbicos diarios, de los que 21 millones son exportados a Brasil, para la industria de Sao Paulo y una termoeléctrica en Cuiabá.
Además, Bolivia analiza la venta de gas a Argentina, contrato que será por los presidentes boliviano, Carlos Mesa, y argentino, Néstor Kichner, la próxima semana, en medio de la críticas de sindicatos y organizaciones de izquierdas.