La Reserva Federal de EEUU (Fed), presidida por Ben Bernanke, comenzó este martes una reunión de dos días en la que discutirá y aprobará un gigantesco plan de estímulo monetario, pese a que muchos expertos piensan que puede tener efectos negativos.
Los detalles específicos del plan se darán a conocer el miércoles, en un comunicado que también recogerá el diagnóstico de la economía y que se difundirá una vez terminada la esperada reunión de la Fed. No obstante, los expertos ya anticipan que se tratará de un plan de compra de bonos del Tesoro por importe de entre 100.000 y 500.000 millones de dólares, que se desarrollará entre los próximos seis y nueve meses.
La Reserva Federal ya recurrió a ese estímulo monetario a comienzos de 2008 cuando adquirió unos 2 billones de dólares en bonos del Tesoro. El objetivo de esta operación es aumentar los precios de la deuda de entre dos y diez años, y reducir en paralelo la rentabilidad, que se mueve de forma inversa al precio.
La rentabilidad de la deuda se toma como referencia para los prestamos a largo plazo, de manera que si se reduce, ello suele animar a las familias a gastar y a las empresas a invertir, pues abarata la financiación. La idea es que este aumento de inversiones y gastos estimule la recuperación económica iniciada a mediados de 2009, después de la recesión más profunda y prolongada en Estados Unidos desde la década de 1930.
Actuar rápido
La Fed necesita actuar rápido pues el país está creciendo a una tasa anual del dos por ciento, y se calcula que para generar empleo debe crecer cerca del cinco por ciento. En la actualidad, la tasa de desempleo está en el 9,6 por ciento, una cifra alta en un país donde no existe una gran cobertura para el que no tiene trabajo.
Además, la tasa de inflación está tan baja, por debajo del dos por ciento, que hay incluso riesgo de deflación, es decir, de una caída de los precios. La deflación tiene efectos perniciosos en la economía, porque la perspectiva de una caída de precios paraliza totalmente el gasto en consumo.
Pero los expertos no están del todo convencidos de la iniciativa que va a anunciar la Fed, y que se denomina en inglés "Quantitative Easing 2" y que pocos bancos centrales han probado en el pasado, salvo la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra. En la práctica, advierten los expertos, la aplicación de esta medida es como darle a la máquina de imprimir billetes, es decir, aumenta la masa monetaria en circulación y puede llegar a generar una gran inflación.
En principio, el hecho de que haya inflación anima a los consumidores a gastar, porque piensan que si esperan subirán aún más los precios, lo que puede suponer un estímulo económico. Pero el verdadero riesgo es si la inflación entra en una subida sin control y si este efecto acaba generando burbujas especulativas, lo que dañaría a la economía.
¿Efectos sobre el empleo?
Además, los expertos dudan de que tenga efectos sobre el empleo. "El Quantitative Easing no va a hacer nada para el empleo, porque realmente ya hay mucha liquidez" en la economía, dijo hace unos días el reciente premio Novel de Economía Christopher Pissarides en declaraciones a The Wal Street Journal.
Otros advierten de que el aumentar la masa monetaria depreciará más el dólar, lo que favorecerá las exportaciones estadounidenses pero dañará la producción de los socios comerciales de EEUU. Además, el hecho de que caigan la rentabilidad de la deuda de EEUU intensificará la huida de los inversores hacia países que ofrecen mayores rendimientos, especialmente economías emergentes como las latinoamericanas.
Estas economías, y especialmente Brasil, se han quejado por la presión que están ejerciendo los flujos de capital hacia sus monedas, que tienden a apreciarse, un efecto que no desean. En Brasil el Gobierno ha impuesto controles a los flujos extranjeros, pero en otros países se ha optado directamente por manipular la cotización de las monedas para evitar su apreciación, una medida proteccionista criticada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el G-20.
En cualquier caso, la Fed está decidida a probar de nuevo la medicina del estímulo monetario y ver el efecto que tiene en la lenta recuperación de EEUU.
Sin embargo, uno de los que no se hace grandes ilusiones sobre el impacto del plan es el propio presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, quien en un discurso pronunciado en agosto pasado, reconoció que "los bancos centrales no podemos resolver nosotros solos los problemas económicos del mundo".