A su juicio, nos encontramos ante una ralentización del crecimiento de los precios de la vivienda "suave y moderada", que se hace más patente en las comunidades con grandes mercados urbanos, entre ellas Madrid y Cataluña, así como en las orientadas al turismo exterior, que son las zonas insulares y Andalucía.
Escrivá se mostró convencido de que el actual proceso de desaceleración es "menos agudo" que en los ajustes anteriores, cuando los precios de la vivienda en España registraron en los últimos 30 años tres períodos de subidas extremas (boom), hasta un 97 por ciento entre 1997-2005, y dos de caídas (bust), la más pronunciada entre 1980 y 1985, de un 22 por ciento.
En la forma gradual en que se está produciendo el proceso de ralentización de los precios de la vivienda ha incidido una suave moderación de la demanda, como muestra la evolución del número de tasaciones, que han registrado una caída del 4 por ciento en los nueve primeros meses del año respecto a 2004, las menores entradas de inversión extranjera en inmuebles y el alargamiento en el tiempo de la venta.
No obstante, el estudio señala que la demanda se ve favorecida por factores demográficos (inmigración), un mercado de trabajo dinámico y tipos de interés relativamente bajos, tendencia que se mantendrá en los próximos años, aseguró Escrivá. Por lo contrario, la actividad en el sector de la construcción ha vuelto a presentar tasas crecientes a un ritmo del 6,6 por ciento durante el segundo semestre del año y se espera que en 2006 esté será del 5 por ciento, un par de puntos por encima del conjunto de la economía.
Pese a la ralentización, sigue creciendo el crédito hipotecario
A pesar de la moderación de la demanda de vivienda, la de crédito hipotecario sigue creciendo, con un avance por encima del 30 por ciento en el primer semestre del año, lo que se explica por el desfase temporal existente entre el momento de la compra de una vivienda, especialmente la de nueva construcción (un 50 por ciento del mercado), y el de la firma de la hipoteca.
El informe de BBVA apunta a que el endeudamiento de los hogares españoles converge con el de otros países, debido, en primer lugar, a menores primas de riesgo por menor volatilidad nominal de la economía, descenso de los tipos de intereses reales en el mundo y mayor competencia bancaria. Escrivá afirmó que no existe ningún riesgo por mayor endeudamiento de los hogares españoles, porque "ahora las familias son mucho más ricas", y no se prevén subidas del tipo de interés que pudieran impactar fuertemente en su renta, además de que es una tendencia natural en un mercado hipotecario desarrollado como el español.