(Libertad Digital) En una entrevista publicada a la agencia Efe, la concejala recalca que la ecotasa no tiene una misión disuasoria -ya que tendría escasa repercusión económica en el bolsillo del turista- sino que es una "contribución" por el uso que los visitantes hacen de la ciudad. "Desde un punto de vista pedagógico es lógico pensar que aquellas personas que usan la ciudad, en el mejor sentido de la palabra, contribuyan a financiar la limpieza y el gasto que su presencia conlleva", recalca.
Mayol explicó, no obstante, que esta propuesta deberán debatirla los diferentes representantes del sector durante la elaboración del futuro plan estratégico del turismo que entre otros aspectos definirá "la capacidad de acogida social, física y económica de la ciudad".
Cómo poner límites al turismo
A pesar de la polémica que generó la idea cuando Mayol la formuló durante la precampaña electoral -sumada a su sugerencia de control de las licencias de futuros hoteles- la concejala de ICV-EUiA la recupera ahora porque considera necesario reflexionar sobre si existen límites para la capacidad turística de Barcelona, ya que "si un sector satura una ciudad eso disuade la inversión en otros campos".
En esta línea considera que la actual ampliación del aeropuerto de El Prat tiene una vida garantizada para al menos 25 años y, frente a los que comienzan a plantear ya la construcción de la cuarta pista, la edil ecosocialista subraya que no hay que olvidar el "límite geográfico y territorial" de Barcelona, "que lo tiene", por lo que apuesta por una red sostenible que conecte las terminales de Barcelona, Reus y Girona, como ocurre en muchas urbes europeas.
El control de los aparatos de aire acondicionado
Como responsable del área municipal de Medio Ambiente, Mayol considera que a la capital catalana le queda "muchísimo por madurar" para ser considerada una "ciudad verde", al nivel de algunas ciudades norteuropeas y que, aunque ha habido avances "innegables", el proceso va "demasiado lento y necesitamos acelerar la tendencia".
Mayol adelantó que el control de estos aparatos, junto a motocicletas y ciclomotores, serán objetivos prioritarios también de la futura Ordenanza del Ruido en la que trabaja el consistorio, ya que combatir la contaminación acústica es uno de los grandes retos medioambientales porque Barcelona, reconoce, es una ciudad ruidosa.
Sobre la posibilidad de gravar fiscalmente a los vehículos más contaminantes, como los 4x4, Mayol explicó que todavía no se ha tomado la decisión, pero que se va en esa dirección, "porque estos vehículos tienen sentido fuera de la ciudad", y no sólo por sus emisiones, ya que con la nuevas tecnologías ha disminuido la cantidad de humos que emiten, sino por el espacio que ocupan. "El espacio es un lujo, algo muy preciado y es lógico que estos vehículos tengan unos impuestos más altos", indicó la concejala.