L D (EFE) A la reunión asistieron, además del presidente Aznar, los primeros ministros de Italia, Silvio Berlusconi; Holanda, Jan Peter Balkenende; y Portugal, Jose Manuel Durao Barroso.
Asistieron también los primeros ministros de Eslovaquia y de Malta, Mikulas Dzurinda y Edoard Fenech, respectivamente, el presidente del PPE, Wilfried Martens, la vicepresidenta de la Comisión Europea, Loyola de Palacio, invitados por el líder de la oposición griega, Costas Caramanlis, candidato a la jefatura del gobierno en las elecciones del 7 de marzo.
La reunión de la presidencia del PPE en Atenas se celebró un día después del encuentro en Berlín de los líderes de Francia, Jacques Chirac; Alemania, Gerhard Schroeder; y Reino Unido, Tony Blair; que propusieron, entre otras cosas, dotar a la Comisión Europea de un vicepresidente encargado de los temas económicos y sociales. Al termino de la reunión, Aznar declaró que los dirigentes de centroderecha analizaron las cuestiones de la próxima cumbre de Bruselas, que debe centrarse en los retos económicos de la UE ampliada a 25 miembros.
Opinó que "Europa tiene un problema de orientación y liderazgo", y restó importancia a la cumbre del miércoles en Berlín, pues "en Europa se producen muchas reuniones", dijo. También rechazó la idea de Blair, Chirac y Schroeder y afirmó que "nuestra posición no es pensar que un supercomisario europeo va a solucionar las cosas, sino que las políticas, las orientaciones, el buen sentido de Europa, defender el pacto de Estabilidad, hacer reformas estructurales, hacer que Europa crezca más, que haya más empleo, es lo verdaderamente trascendente".
El jefe del Ejecutivo español precisó, no obstante que todo aquello que suponga "reforzar la capacidad económica europea, la presencia internacional europea, es muy positivo, y eso no se puede hacer de una forma excluyente, sino más bien de una forma inclusiva, en la que se pueda participar", subrayó. Aznar añadió que "hay que impedir divisiones artificiales, ya sea porque existe el miedo a la ampliación o por la incapacidad de tomar decisiones, que pueden llevar a que Europa no tenga una capacidad de decisión importante en los asuntos del mundo".
El jefe del Ejecutivo español precisó, no obstante que todo aquello que suponga "reforzar la capacidad económica europea, la presencia internacional europea, es muy positivo, y eso no se puede hacer de una forma excluyente, sino más bien de una forma inclusiva, en la que se pueda participar", subrayó. Aznar añadió que "hay que impedir divisiones artificiales, ya sea porque existe el miedo a la ampliación o por la incapacidad de tomar decisiones, que pueden llevar a que Europa no tenga una capacidad de decisión importante en los asuntos del mundo".
Por su parte, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en tono más crítico, afirmó que "hemos examinado la reunión de Berlín y hemos coincidido en que Europa es una de 25 (países) y que no se pueden aceptar las sugerencias que viene de una reunión como la de Berlín". Berlusconi, que había calificado la cumbre tripartita de "chapuza", añadió que "se ha cometido un gran error" y dijo que fue "una decisión poco productiva y que hará más difícil que las propuestas avanzadas tras esa reunión sean después aceptadas por los otros países" miembros de la UE.