(Libertad Digital) “Las operaciones de reestructuración bancaria no pueden ser diseñadas con criterios políticos. Deben responder única y excluidamente ente a criterios empresariales”, dijo este viernes Aznar con motivo del aniversario de la Organización de Patronales de Capitales Europeas (OPCE), en presencia de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, y de Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid.
“España cuenta con cierta experiencia, afortunadamente ya lejana, de intervención, saneamiento y reprivatización de entidades bancarias. Esa experiencia, que arroja un balance positivo, no puede ser desaprovechada. Y, con el fundamento de esa experiencia, creo que algunos criterios de actuación son imprescindibles”, dijo.
El primero debe ser el de “politización cero”, por que “los pretendidos vetos a operaciones de concentración bancaria desde los gobiernos autonómicos, sean del color político que sean, me parecen inaceptables”, indicó Aznar.
“Digo más: este es el momento de despolitizar por completo el sector de las cajas de ahorro, con un proceso de transformación que las incorpore gradual y completamente a la propiedad privada, como ha ocurrido en otros países europeos”, declaró.
El segundo criterio fundamental del plan, según Aznar, debe ser el de minimizar su coste para el contribuyente: “Este criterio implica necesariamente excluir cualquier fórmula de manguerazo. No hay ninguna razón que justifique transferir rentas del contribuyente a aquellas empresas financieras que no tienen problemas de solvencia. Ninguna”.
El tercer criterio fundamental debe ser el de la disciplina de mercado: “Los que creemos en el libre mercado creemos que los que lo hacen bien deben recibir su premio, y los que lo hacen mal deben recibir su castigo”, afirmó el ex presidente.
“En el mercado, el castigo es la expulsión. No es de recibo que los directivos incompetentes que han provocado la insolvencia de una entidad permanezcan en sus puestos al tiempo que se reciben transferencias del resto de los contribuyentes”, explicó.
A este respecto, se preguntó: “¿Alguno de ustedes, que son empresarios, premiaría con un bonus a quien con su mala gestión lleva a la quiebra a su empresa? Sinceramente, creo que no puede existir bonus alguno en forma de recursos del Fondo de Reestructuración y Ordenación del Sistema Bancario sobre aquellas entidades de crédito que no cambien sus equipos directivos”.
El cuarto criterio a aplicar en el plan de rescate “debe ser el de máxima transparencia”. Para asegurarla “las decisiones del Banco de España deberían complementarse con mecanismos adicionales de control de tipo parlamentario, como ha ocurrido en el pasado”.
Aznar consideró que “la combinación del criterio de garantía de coste mínimo para el contribuyente y de transparencia debería llevar a aplicar mecanismos de subasta pública de entidades, una vez recapitalizadas. Las subastas garantizan la transparencia y el mayor precio posible para el Estado; por tanto, el menor coste posible para el contribuyente”.
El quinto criterio debe ser seguir garantizando la libre competencia en todos los mercados, evitando que los procesos de reestructuración deriven en situaciones monopolísticas u oligopolísticas en algunos mercados regionales o locales.
“Los problemas que hoy existen en una parte de nuestro sistema bancario obstruyen de forma drástica la canalización del crédito hacia nuestras empresas. Sin solucionar este problema, lo demás servirá de poco. Sin un sector bancario sólido y solvente, capaz de financiar los proyectos viables de futuro de emprendedores y familias, no será posible la recuperación económica”, dijo.
“Lo primero que quiero decirles es que, fuera de España, nadie es capaz de entender cómo es posible que haya pasado prácticamente un año desde que Estados Unidos aprobara su plan y el Reino Unido aprobara el suyo, que los países más desarrollados del mundo hayan aprobado hace tiempo sus planes y aquí, en España, no solamente no se ha aprobado nada sino que ni siquiera se acaban de tener claras las ideas claras sobre cómo actuar correctamente”, concluyó Aznar.
El ex presidente planteó también una Agenda Nacional de Reformas muy ambiciosa que apueste por la austeridad y el recorte del gasto público, la contención del empleo público, la racionalización y reestructuración del modelo autonómico, las rebajas de impuestos, una nueva oleada de privatizaciones de empresas públicas, sobre todo en el ámbito autonómico y local, la recuperación del mercado nacional, la apertura comercial, nuevas liberalizaciones en los mercados de servicios, mayor competencia en todos los mercados.
Y reclama una nueva y profunda reforma laboral, reformas para asegurar la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, reformas para mejorar la eficiencia y reducir el coste de los sistemas sanitarios, reformas para mejorar la calidad del sistema educativo, reformas para mejorar la calidad de los servicios del Estado como supervisor, reformas en la regulación financiera para reforzar la transparencia y penalizar la falta de honradez empresarial, y un refuerzo de su capacidad energética.