LD (EFE) El FMI se encuentra en la tierra de nadie entre dos posiciones: de un lado están los acreedores, que quieren que el Fondo presione a Buenos Aires para que les devuelva un mayor porcentaje del dinero que les debe, y del otro el Gobierno argentino, que desea espacio de maniobra para promover el crecimiento sin ahogarse con los pagos de la deuda.
El organismo insiste en que está al margen de las negociaciones, pero deberá pronunciarse sobre ellas en algún momento. Para ello, tendrá que definir lo que es una "oferta razonable" cuando negocie con Buenos Aires las metas fiscales para el año que viene. La Casa Rosada ha propuesto devolver 25 centavos de cada dólar de valor nominal, mientras que los acreedores exigen al menos 65.
Rato conoce bien el problema, pues jugó un papel "muy importante de mediación hacia el G7 –el Grupo de los Siete países más industrializados– tratando de encontrar soluciones más o menos aceptables a ambas partes". Además, en 2002, tras la devaluación de la moneda y la adopción de medidas excepcionales para contener la crisis económica, Rato fue el intermediario que mantuvo la línea de comunicación entre el Fondo y Argentina.
El segundo reto del español en la región probablemente será lidiar con la inevitable subida de tasas de interés, que se perfila en el horizonte económico como un nubarrón de consecuencias desconocidas. El Fondo augura que el precio del dinero se elevará en Estados Unidos en la segunda mitad de este año, lo que encarecerá de forma inmediata la deuda en dólares.
El país más vulnerable a esta inflexión en la política monetaria es Brasil, pues su deuda asciende a más del 80 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, el Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha reducido el porcentaje de sus obligaciones en la moneda estadounidense del 37 por ciento el año pasado al 17 por ciento actual.
El organismo insiste en que está al margen de las negociaciones, pero deberá pronunciarse sobre ellas en algún momento. Para ello, tendrá que definir lo que es una "oferta razonable" cuando negocie con Buenos Aires las metas fiscales para el año que viene. La Casa Rosada ha propuesto devolver 25 centavos de cada dólar de valor nominal, mientras que los acreedores exigen al menos 65.
Rato conoce bien el problema, pues jugó un papel "muy importante de mediación hacia el G7 –el Grupo de los Siete países más industrializados– tratando de encontrar soluciones más o menos aceptables a ambas partes". Además, en 2002, tras la devaluación de la moneda y la adopción de medidas excepcionales para contener la crisis económica, Rato fue el intermediario que mantuvo la línea de comunicación entre el Fondo y Argentina.
El segundo reto del español en la región probablemente será lidiar con la inevitable subida de tasas de interés, que se perfila en el horizonte económico como un nubarrón de consecuencias desconocidas. El Fondo augura que el precio del dinero se elevará en Estados Unidos en la segunda mitad de este año, lo que encarecerá de forma inmediata la deuda en dólares.
El país más vulnerable a esta inflexión en la política monetaria es Brasil, pues su deuda asciende a más del 80 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, el Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha reducido el porcentaje de sus obligaciones en la moneda estadounidense del 37 por ciento el año pasado al 17 por ciento actual.