Pregunta: Se prevé que el déficit público supere el 12% del PIB en 2009 y se mantenga en tasas próximas en 2010. ¿Cómo calificaría esta situación?
Respuesta: El Gobierno ha realizado unos presupuestos desastrosos. El desvío presupuestario de 2009 es para enmarcar. Cualquier director financiero de una empresa que se desvía en un 30% al alza en los gastos y en un 30% a la baja en los ingresos es despedido en 24 horas.
Aunque la economía se recupere, según las últimas previsiones de la Comisión Europea, España contará con un déficit del 8,5% en 2010, que es una cifra de locos. El Estado ha cerrado 2009 gastando el doble de lo que ha ingresado y para este año, aún en caso de que se cumplan sus cuentas, necesitaría financiar un tercio de todo el gasto que realiza. Es evidente que la situación es insostenible.
P: ¿Cree que España sigue la senda de Grecia?
R: De momento, el Gobierno dice que no le está costando mucho financiarse. Sin embargo, hemos abandonado el grupo en el que estábamos, junto a Bélgica y Austria, y ahora nos hemos colocado a la altura de Portugal.
Hemos descendido al grupo de los peor valorados, y cuando el Banco Central Europeo restrinja su política monetaria, aumentando la tensión en el mercado de deuda pública, el riesgo es evidente. España está en una situación presupuestaria dificilísima.
P: ¿Qué opina del plan de austeridad que piensa presentar el Gobierno a Bruselas?
R: Zapatero no tiene una verdadera convicción para reducir el déficit. De hecho, aún no ha presentado dicho programa de estabilidad presupuestaria. El PP ofreció un pacto de austeridad para las administraciones públicas, pero el Gobierno lo rechazó. Y lo hizo por razones ideológicas.
P: ¿Qué tipo de ideología cree que profesa Zapatero?
R: Su discurso se parece mucho a lo que dice el partido alemán Die Linke (La Izquierda), el de los antiguos comunistas de la Alemania Oriental.
El Partido Socialdemócrata (SPD), que en teoría son los correligionarios del señor Zapatero, es infinitamente más moderado. Esos leñazos a la economía de mercado, del estilo “vamos a por lo banqueros" o "la solución para la crisis es la subida de los salarios mínimos", sólo las dice en Alemania un partido que es minoritario y, además, especialmente centrado en los nostálgicos del bloque comunista.
P: De los múltiples errores que se han cometido en materia económica, ¿cuál ha sido la peor decisión de todas?
R: Y hay dos cosas que son profundamente perjudiciales para el futuro económico de España. En primer lugar, el incremento de la deuda pública, una carga que nos va a costar muchísimo tiempo quitarnos de encima. Y el otro, es el desastre de la política energética, que se define para los próximos 20 ó 25 años.
P: ¿Qué calificativo le merece la actitud de los sindicatos ante las cifras del paro?
R: El problema no está en los agentes sociales -patronal y sindicatos- sino en el Gobierno, que es quien tiene la responsabilidad de dirigir el proceso de diálogo social.
Su error ha sido decir “no se preocupen porque no va a haber ajuste de ningún tipo, ni en prestaciones ni en condiciones laborales, y de eso me encargo yo”. El Gobierno es parte de la posición maximalista de los sindicatos. Además, el decir que no va a haber ajuste es mentira, porque claro que lo ha habido, 1,5 millones de puestos de trabajo.
P: ¿Qué nota le pondría a Elena Salgado en los meses que lleva en el cargo? ¿Y a la gestión de Solbes?
R: Es que para eso tendría que haber ejercido de ministra de Economía. La trayectoria de ambos es muy diferente. Pero yo no sé si es más culpable el que por actuar por motivos ideológicos no acierta (Salgado) o el que sabiendo lo que tiene que hacer no lo hace (Solbes).
P: ¿Cuál sería la primera medida que tomaría el PP en materia económica si llegara al poder?
R: Lo primero que habría que hacer sería lanzar un par de procesos políticos que concluyan en un máximo de tres meses para alcanzar un pacto de ajuste presupuestario entre todas las administraciones públicas, y un pacto social de reformas estructurales, sobre todo en el ámbito laboral y la unidad de mercado.
P: En su programa hablan de bajar impuestos y reducir el gasto, pero no concretan qué partidas recortarían. ¿Eliminaría ministerios, subvenciones, reducirían el número de funcionarios...?
R: Lógicamente tienes que empezar por lo obvio para dar una señal clara del cambio de política que se pretende hacer, y eso implicaría eliminar Ministerios.
Pero voy más allá. No es de recibo que una determinada política la adopten todas las administraciones a la vez. Así, por ejemplo, la vivienda de protección oficial (VPO) la realizan municipios, comunidades autónomas y estado. Contamos con solapamientos que significan miles de millones de euros de gasto al año.
Por otro lado, la reducción del gasto público tiene que ir acompañado de un proceso de colaboración público privada amplísimo, porque determinadas inversiones habrá que mantenerlas pero con un proceso de financiación diferente.
También es necesario aplicar mejoras en la gestión de la Administración Pública como, por ejemplo, crear incentivos para fomentar el ahorro. Cambiar esa cultura de incentivos perversos de “gástatelo todo porque sino el año que viene nos dan menos”.
P: En materia laboral, ¿por qué tiene el PP tanto miedo a hablar de abaratar el despido?
R: El problema no es el coste del despido, dada la alta temporalidad con la que contamos, sino la dualidad del mercado de trabajo. La mayoría de los que han perdido su empleo contaban con un contrato temporal.
Nosotros defendemos reducir las causas por las que se pueda contratar temporalmente a un trabajador a cambio de que se haga un nuevo contrato indefinido con menor coste laboral, es decir, una indemnización inferior a 45 días por año trabajado.
P: En materia energética, ¿mantendría el PP la suculenta política de subvenciones a las renovables?
R: Todas las energías son necesarias. El problema es que el Gobierno quiere sustituir todo por renovables, y eso es un auténtico disparate. En lugar de apostar por una política energética combinada, ha hecho un discurso exageradamente pro renovable. Además, ha dejado la gestión de todo esto en manos de las CCAA, con lo que ni siquiera ha habido un control por parte del Estado acerca de lo que se estaba instalando en los diferentes territorios.
Se ha producido un crecimiento exorbitante. Se les ha ido de las manos. En España tenemos un problema energético de primer orden. Debemos corregir los excesos cometidos. También hay que introducir más criterios de mercado en la gestión de las renovables como, por ejemplo, la introducción de subastas en lugar de percibir una prima fija.
P: ¿Cómo valora la situación del sistema financiero español?
R: Sabemos, que hay cajas de ahorros, y esto lo ha dicho el propio Gobierno, que están al límite de la solvencia. El problema es que, estando en esas circunstancias, el Gobierno está paralizado a la hora de afrontar la necesaria reestructuración financiera.
Una parte importante del problema financiero viene del sector inmobiliario. Nosotros defendemos que todas las entidades que pasen por el proceso de reestructuración, antes de recibir el dinero público, realicen un verdadero reconocimiento de las pérdidas de su cartera inmobiliaria, y liquiden sus pisos a buen precio.
De este modo, el dinero público habrá servido para mantener la viabilidad de la entidad al tiempo que se realiza el ajuste inmobiliario a precios de mercado que, en la actualidad, no se está produciendo adecuadamente. Dicho ajuste aún no se ha producido porque se ha consentido que las entidades mantengan en sus balances el valor contable de los pisos embargados, y eso es una pérdida no reconocida.