Alemania está cerca de asumir que la única solución para Grecia pasa por una quiebra ordenada (reestructuración en términos técnicos). Según explica el semanario alemán Die Zeit, el Gobierno de Angela Merkel ya está haciendo cálculos de cuánto supondría una reestructuración de la deuda griega y analizando posibles escenarios alternativos a los ofrecidos hasta ahora.
El plan consistiría en la compra de deuda griega por el Fondo de Rescate. Eso sí, los acreedores asumirían un descuento. De este modo, el actual Fondo compraría los bonos griegos a los inversores (sobre todo, bancos) a precio de mercado y luego se los revendería a Grecia a un coste de financiación inferior a cambio de estrictas reformas.
La lógica del plan
Desde que en la primavera del año pasado se acordó el rescate a Grecia y la constitución del Fondo de Estabilidad Financiera (ESFF en sus siglas en inglés), la doctrina oficial es que el país heleno no ha quebrado, ni lo hará. Según este planteamiento, el préstamo realizado por los socios de la eurozona y el FMI al Gobierno griego servirá para sacar al país de problemas puntuales de financiación. Al mismo tiempo, se asegura que el Tesoro heleno será capaz de cumplir con sus obligaciones y que todos los acreedores recibirán al vencimiento el dinero que se les prometió.
Sin embargo, los inversores no piensan lo mismo y los bonos y las letras griegas cotizan con un importante descuento en los mercados de deuda pública. Esto quiere decir que un inversor que tiene un bono griego de valor nominal 100 (es un ejemplo) y quiere deshacerse del mismo, sólo podrá venderlo con descuento (pongamos a 90). De esta manera, el nuevo comprador asume el riesgo de impago por parte de Grecia y el vendedor al menos se asegura cobrar esos 90.
Esta situación está en el origen del nuevo plan desvelado por Die Zeit. Alemania está pensando que quizás la mejor solución sea que el Fondo de Estabilidad compre la deuda griega en el mercado, al precio actual, pasando a ser acreedor del Estado heleno. ¿Qué se conseguiría con esto? En primer lugar, sería una quiebra encubierta de Grecia. Al comprar a precio de mercado, se defenderá oficialmente que no es una quiebra, pero lo cierto es que el país del sureste de Europa no pagará a sus acreedores lo que les prometió cuando emitió la deuda.
En segundo lugar, permitiría al Gobierno griego una financiación más amable que la actual. En los últimos meses de 2009 y los primeros de 2010, Grecia tuvo que ofrecer un altísimo tipo de interés para colocar sus emisiones, algo que se repetirá si de nuevo tiene que financiarse en los mercados. Sin embargo, con este esquema, es el Fondo el que le financia, a un tipo más barato, a cambio de quedarse con su deuda.
De nuevo, quizás lo más claro sea un ejemplo. Si Grecia ha emitido 100.000 millones a pagar en los próximos diez años, con un interés del 10%, eso le obligará a pagar 10.000 millones al año de intereses y 100.000 millones más al final de ese período. Si el plan alemán funciona, el Fondo compraría ahora con un descuento de (pongamos) el 20%.
En este caso, Grecia pasaría a deberle a sus socios de la UE la cantidad que han gastado (el equivalente a 80.000 millones de dentro de diez años más un tipo de interés menor). De esta manera, el Estado heleno debería menos dinero; y, por otro lado, el interés a pagar cada año sería menor.
Muchas opciones
El problema es que este tipo de planes quedan mejor en el papel que en la práctica. Desde que se han conocido las líneas maestras de la idea alemana (siempre según la información de Die Zeit), los mercados han sufrido un constante sube y baja en función de cómo se rumoreaba que se implantaría la idea.
En la información, se asegura que miembros del Ministerio de Finanzas germano "han comenzado a pensar en lo impensable". El término que utiliza el semanario alemán es "umschuldung
" , que hace referencia a una deuda que cambia sus condiciones ("reprogramación" podría ser una buena traducción). Es una palabra que puede significar tanto una reestructuración (con quitas parciales) como aplazamiento de las fechas de pago (un nuevo calendario).Oficialmente, hasta ahora, el Gobierno alemán siempre ha dicho que no será necesaria una reestructuración que pase por un descuento en los pagos a los acreedores, al menos, hasta 2013, momento en el que entraría en vigor su plan de quiebra ordenada de países.
Fundamentalmente, habría dos posibilidades para acometer esta reestructuración:
1. Que el Fondo compre la deuda griega en el mercado de forma obligatoria, ofreciendo el precio al que cotice en ese momento. Esto sería una quiebra de tomo y lomo, puesto que obligaría a los inversores que no quieren vender a entregar la deuda por menos valor del que se les prometió. Oficialmente se vendería que no hubo quiebra, porque se paga a precio de mercado, pero la realidad es que habría una quita a todos los acreedores.
Ésta es la noticia que ha hecho desplomarse el valor de los bonos griegos a comienzos de la jornada del miércoles. Se concretaría el miedo de los inversores: una reestructuración de la deuda (o bancarrota ordenada) que pagarían mediante quitas los poseedores de bonos helenos.
2. Que el Fondo compre la deuda en el mercado de forma voluntaria. Ésta es la opción que manejan tanto Die Zeit como The New York Times y Reuters, aunque el plan fue desmentido por el gobierno alemán y el griego.
Evidentemente, esta posibilidad ha gustado mucho más a los mercados. En primer lugar, porque sólo vendería el que quisiera. Pero también porque un plan de este estilo mejoraría de un día para otro la situación de las cuentas griegas y haría más sencillo que pagase sus deudas (porque el Fondo le refinancia una parte).
El problema es que en el mismo momento en que se anunciase este plan, comenzaría a subir el precio del bono griego, con lo que se vendría abajo la intención primera de Alemania y la UE (comprar la deuda con un importante descuento para aliviar la carga que soporta Atenas).