Alemania es uno de los países pioneros en la instalación masiva de paneles solares sobre los tejados de industrias, domicilios, granjas y en centrales de generación eléctrica. La industria solar fotovoltaica, animada por las ventajosas primas que el Gobierno de Gerhard Schröder fijó en la Ley de Energía Renovable (Erneuerbare-Energien-Gesetz) de 2000, es la primera de Europa y ha crecido como la espuma en la última década.
Según esta ley, que prevé una reducción gradual de las primas cada año para incentivar la eficiencia de la industria renovable, las distribuidoras de electricidad han de pagar 39 céntimos de euro por kilovátio durante 20 años. Eso para las que se instalen este año. Hace 10 años la prima era mucho mayor, pero ha ido descendiendo a un promedio de un 8% anual.
El recorte Brüderle
La propuesta del ministro de economía alemán, el liberal Rainer Brüderle, va más lejos. Propone recortar las primas entre un 17% y un 18%. Para las instalaciones rurales, paneles instalados sobre los tejados de granjas, que son ubicuas en toda Alemania, el recorte podría llegar al 25%. Es decir, en conjunto muy por encima del 5% que la industria tenía previsto lo que ha ocasionado un gran malestar entre los inversores en energía renovable, una auténtica gallina de los huevos de oro durante los últimos años.
Caída del Öko Dax
El anuncio del ministro ha provocado un gran impacto en los mercados. Durante toda la semana las acciones de la Grüne Wirtschaft, la industria “verde” han caído sostenidamente, y el Öko Dax, un índice compuesto por las principales empresas del sector renovable que cotizan en Fráncfort, se ha dejado un 4% en un par de semanas tal y como se ve en el gráfico inferior tomado de la Bolsa de Fráncfort.
La alarma ha sido tal que el ministro de Medio Ambiente, el democristiano Norbert Roettgen, ha salido a tranquilizar el ambiente asegurando al complejo industrial “verde” que el recorte no pasará del 15%, pero que habrá recorte, porque el modelo actual es insostenible económicamente. Las empresas, por su parte, piden ahora sentarse a negociar la reducción de primas.
Una industria en crisis
El hecho es que el mercado alemán está saturado de paneles que, además, salen sensiblemente más caros que los fabricados en China. Las empresas alemanas son muy dependientes del mercado nacional. QCells, por ejemplo, coloca el 56% de su producción en la propia Alemania, y SMA Solar el 70%.
La apertura a nuevos mercados se ha puesto también cuesta arriba con la contracción económica que afecta a todo el mundo. Los recortes en las primas no sólo es cosa de Alemania. La República Checa anunció en noviembre que también metería la tijera en las primas este mismo año, y España acaba de parir un nuevo marco solar, infinitamente menos benigno para la industria que el anterior y que ya ha provocado la ira del sector de las renovables en España. Como en Alemania, el sistema de primas a las renovables es insostenible y ha generado un espectacular déficit tarifario.
El panorama es cada vez más oscuro para una industria que lleva diez años cabalgando sobre la subvención y viviendo completamente al margen de las preferencias del mercado. Todo indica, además, que la década que empieza no será tan provechosa para el que ya se conoce como complejo climático-industrial.