L D (EFE) La reunión precede a la que celebrarán mañana los responsables de Economía y Finanzas de los Veinticinco, en la que también se decidirán los pasos a dar respecto a países en situación de déficit excesivo -más de 3% del Producto Interior Bruto- como Francia, Alemania y Grecia.
El Pacto está en proceso de revisión para precisar y mejorar su aplicación desde que la Comisión Europea lanzara el año pasado una propuesta, tras el enfrentamiento con el Consejo de ministros de Economía y Finanzas (Ecofín), que en noviembre de 2003 decidió dejar en suspenso la aplicación del mecanismo sancionador a Francia y Alemania.
El debate se verá animado por las nuevas propuestas avanzadas por el canciller alemán, Gerhard Schroeder, en un artículo publicado este martes por el "Financial Times Deutschland", que suponen una reforma radical de este instrumento de control de las finanzas públicas y el equilibrio presupuestario. Alemania, país que se encuentra en situación de déficit excesivo desde hace tres años, adelantó por boca de su canciller algunas ideas cuanto menos controvertidas al pedir que se relativice el techo máximo del 3% para el déficit público.
Para Schroeder "si una política fiscal es correcta y promueve igualmente la estabilidad y crecimiento no puede medirse únicamente por el cumplimiento con el valor de referencia del déficit del 3% del PIB. Este indicador es inadecuado para abordar las complejas realidades de política fiscal". Esta idea choca frontalmente con la postura del Ejecutivo comunitario, cuyo responsable de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, defiende los cambios en el examen de las circunstancias de salud financiera de cada país pero se opone frontalmente a cambiar los umbrales del 3% para el déficit y del 60% para la deuda.
Schoeder también defiende que para lanzar un procedimiento de déficit excesivo contra un país se tomen en consideración otros criterios además del 3%, como el hecho de estar en proceso de reformas estructurales o determinados gastos en educación, investigación y desarrollo e innovación, propuesta que cuenta con el apoyo de países como Francia e Italia, también con problemas de déficit. El canciller estima que el Pacto de Estabilidad "funcionará mejor si la intervención de las instituciones europeas en la soberanía presupuestaria de los parlamentos nacionales sólo se permite en condiciones muy limitadas".
Fuentes comunitarias señalaron, por su parte, que la Comisión Europea "tiene un papel que jugar como guardián de los Tratados y lo desempeñará plenamente". El Ecofín se ha fijado el objetivo de cerrar la reforma del Pacto de Estabilidad, que debe acordarse por unanimidad, en su reunión del ocho de marzo, para elevarla la Consejo Europeo que se celebrará a finales de ese mes. Esta es la primera reunión del Eurogrupo presidida por el primer ministro y ministro luxemburgués de Finanzas, Jean-Claude Juncker, quien se estrena como presidente estable del Eurogrupo por un periodo de dos años, y para quien los debates de hoy y mañana son fundamentales para aproximar posturas entre los países.
Juncker quiere que el debate se desarrolle con tranquilidad por lo que incluso decidió suspender la rueda de prensa que siempre convoca la presidencia de turno de la UE y la Comisión Europea después de la reunión del Eurogrupo, y el ministro francés de Finanzas, Hervé Gaymard, anuló la que tenía anunciada. El ministro español de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, indicó a la entrada de la reunión que "hay elementos de flexibilidad que son aceptables", pero hay otros que "cambiarían la sustancia del sistema". El ministro austríaco de Finanzas, Karl-Heinz Grasser, cuyo país junto a Holanda son los más reticentes a introducir cambios, dijo que los límites del 3% y del 60% son intocables y se manifestó a favor de un Pacto "fuerte", "creíble y transparente".
El ministro belga de Finanzas, Didier Reinders, quien se alinea con las propuestas de la Comisión Europea, defendió que el Pacto de Estabilidad refuerce el crecimiento pero "sin poner en peligro sus normas principales". Para la Comisión Europea la reforma del Pacto debe llevar a que sea más estricto en los buenos momentos del ciclo económico y en la necesidad de una evolución sostenida de las finanzas públicas, pero también más flexible en la aplicación automática de los procedimientos sancionadores.
El Pacto está en proceso de revisión para precisar y mejorar su aplicación desde que la Comisión Europea lanzara el año pasado una propuesta, tras el enfrentamiento con el Consejo de ministros de Economía y Finanzas (Ecofín), que en noviembre de 2003 decidió dejar en suspenso la aplicación del mecanismo sancionador a Francia y Alemania.
El debate se verá animado por las nuevas propuestas avanzadas por el canciller alemán, Gerhard Schroeder, en un artículo publicado este martes por el "Financial Times Deutschland", que suponen una reforma radical de este instrumento de control de las finanzas públicas y el equilibrio presupuestario. Alemania, país que se encuentra en situación de déficit excesivo desde hace tres años, adelantó por boca de su canciller algunas ideas cuanto menos controvertidas al pedir que se relativice el techo máximo del 3% para el déficit público.
Para Schroeder "si una política fiscal es correcta y promueve igualmente la estabilidad y crecimiento no puede medirse únicamente por el cumplimiento con el valor de referencia del déficit del 3% del PIB. Este indicador es inadecuado para abordar las complejas realidades de política fiscal". Esta idea choca frontalmente con la postura del Ejecutivo comunitario, cuyo responsable de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, defiende los cambios en el examen de las circunstancias de salud financiera de cada país pero se opone frontalmente a cambiar los umbrales del 3% para el déficit y del 60% para la deuda.
Schoeder también defiende que para lanzar un procedimiento de déficit excesivo contra un país se tomen en consideración otros criterios además del 3%, como el hecho de estar en proceso de reformas estructurales o determinados gastos en educación, investigación y desarrollo e innovación, propuesta que cuenta con el apoyo de países como Francia e Italia, también con problemas de déficit. El canciller estima que el Pacto de Estabilidad "funcionará mejor si la intervención de las instituciones europeas en la soberanía presupuestaria de los parlamentos nacionales sólo se permite en condiciones muy limitadas".
Fuentes comunitarias señalaron, por su parte, que la Comisión Europea "tiene un papel que jugar como guardián de los Tratados y lo desempeñará plenamente". El Ecofín se ha fijado el objetivo de cerrar la reforma del Pacto de Estabilidad, que debe acordarse por unanimidad, en su reunión del ocho de marzo, para elevarla la Consejo Europeo que se celebrará a finales de ese mes. Esta es la primera reunión del Eurogrupo presidida por el primer ministro y ministro luxemburgués de Finanzas, Jean-Claude Juncker, quien se estrena como presidente estable del Eurogrupo por un periodo de dos años, y para quien los debates de hoy y mañana son fundamentales para aproximar posturas entre los países.
Juncker quiere que el debate se desarrolle con tranquilidad por lo que incluso decidió suspender la rueda de prensa que siempre convoca la presidencia de turno de la UE y la Comisión Europea después de la reunión del Eurogrupo, y el ministro francés de Finanzas, Hervé Gaymard, anuló la que tenía anunciada. El ministro español de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, indicó a la entrada de la reunión que "hay elementos de flexibilidad que son aceptables", pero hay otros que "cambiarían la sustancia del sistema". El ministro austríaco de Finanzas, Karl-Heinz Grasser, cuyo país junto a Holanda son los más reticentes a introducir cambios, dijo que los límites del 3% y del 60% son intocables y se manifestó a favor de un Pacto "fuerte", "creíble y transparente".
El ministro belga de Finanzas, Didier Reinders, quien se alinea con las propuestas de la Comisión Europea, defendió que el Pacto de Estabilidad refuerce el crecimiento pero "sin poner en peligro sus normas principales". Para la Comisión Europea la reforma del Pacto debe llevar a que sea más estricto en los buenos momentos del ciclo económico y en la necesidad de una evolución sostenida de las finanzas públicas, pero también más flexible en la aplicación automática de los procedimientos sancionadores.