L D (EFE) La presentación del Plan Nacional para la Agricultura Familiar, que busca dar apoyo financiero a 1,4 millones de familias de pequeños productores, reunió en el palacio presidencial de Planalto a decenas de invitados, entre los que había varios grupos de campesinos organizados, pero ajenos al MST. El plan incluye créditos por 5.400 millones de reales (casi 1.600 millones de dólares) para financiar la cosecha 2003/2004 y es, según Lula, el primero que se otorga antes de comenzar el período de siembra. Lula admitió que su programa de créditos "es poco", pero remarcó que se trata del "mejor plan presentado en la historia" de Brasil, y se comprometió a llevar adelante una "auténtica" reforma agraria. El gobernante reconoció, sin embargo, que el plan para esa reforma agraria aún no ha sido redactado y prometió presentarlo en breve, sin aclarar si será antes de la reunión que prevé celebrar con los líderes del MST, que sería la primera entre esos campesinos y un jefe del Estado brasileño.
El mandatario, que enmarcó el plan en la lucha contra la miseria, dijo que los créditos beneficiarán sobre todo a mujeres y jóvenes agricultores que ayuden al programa "Hambre Cero", principal estrategia asistencial del gobierno contra la pobreza. El anuncio coincidió con una "ofensiva" del MST, antiguo aliado del Partido de los Trabajadores (PT, en el gobierno) y ahora enfrentado con Lula y su administración. En las últimas semanas, el MST rompió una "tregua" prometida a Lula y reanudó las invasiones de haciendas públicas y privadas, método que ha usado desde su fundación para presionar por una reforma agraria radical. Ese movimiento agrario brasileño fue fundado hace casi 20 años por activistas de izquierda y por católicos de base. "Vamos a continuar las ocupaciones porque nuestra lucha es contra el latifundio y no contra el gobierno", dijo Joao Paulo Rodrigues, uno de los coordinadores nacionales del MST, en respuesta a Lula. En el momento en que Lula anunciaba este martes su plan, un millar de familias de militantes del MST marchaban por distintas zonas de Brasil dispuestas a invadir tierras, incluso en regiones conflictivas como el Pontal de Parapanema, que en el pasado ha sido escenario de cruentos enfrentamientos entre campesinos y hacendados.
Cuatro millones de familias, a la espera de asentamiento
En un manifiesto distribuido este martes por una de sus secciones, el MST reafirmó "su compromiso de luchar por la reforma agraria, porque sólo así se garantizará la paz en el campo". Aunque el MST exige al gobierno de Lula celeridad en la reforma agraria y comenzar con los asentamientos que ha prometido, el jefe del Estado respondió este martes que "es necesario tener paciencia". El movimiento sostiene que su cambio de actitud respecto de Lula se debe a que aún no ha hecho nada para cumplir su promesa electoral de asentar a cuatro millones de familias campesinas. "Estamos desde hace apenas cinco meses en el gobierno y estamos tranquilos porque vamos a hacer lo que consideramos necesario, pero todo será hecho a su tiempo", afirmó hoy Lula, quien criticó a quienes "quieren que las cosas pasen fuera de hora".
En vísperas de anunciar este plan agrícola y en un reconocimiento tácito de que su gobierno y el MST están distanciados, el mandatario pidió a sus ministros de Secretaría, Luiz Dulci, y Casa Civil, José Dirceu, que convoquen para julio una reunión con los líderes del movimiento campesino. La iniciativa fue bien recibida por algunos dirigentes del MST, que aclararon, sin embargo, que no desean palabras sino acciones. "Es importante que, después de seis meses, seamos recibidos por Lula. Si quiere conversar estamos disponibles, pero el problema no se resuelve con conversaciones, y mucho menos cuando el gobierno aún no ha asentado a una sola familia", agregó Rodrigues.
El mandatario, que enmarcó el plan en la lucha contra la miseria, dijo que los créditos beneficiarán sobre todo a mujeres y jóvenes agricultores que ayuden al programa "Hambre Cero", principal estrategia asistencial del gobierno contra la pobreza. El anuncio coincidió con una "ofensiva" del MST, antiguo aliado del Partido de los Trabajadores (PT, en el gobierno) y ahora enfrentado con Lula y su administración. En las últimas semanas, el MST rompió una "tregua" prometida a Lula y reanudó las invasiones de haciendas públicas y privadas, método que ha usado desde su fundación para presionar por una reforma agraria radical. Ese movimiento agrario brasileño fue fundado hace casi 20 años por activistas de izquierda y por católicos de base. "Vamos a continuar las ocupaciones porque nuestra lucha es contra el latifundio y no contra el gobierno", dijo Joao Paulo Rodrigues, uno de los coordinadores nacionales del MST, en respuesta a Lula. En el momento en que Lula anunciaba este martes su plan, un millar de familias de militantes del MST marchaban por distintas zonas de Brasil dispuestas a invadir tierras, incluso en regiones conflictivas como el Pontal de Parapanema, que en el pasado ha sido escenario de cruentos enfrentamientos entre campesinos y hacendados.
Cuatro millones de familias, a la espera de asentamiento
En un manifiesto distribuido este martes por una de sus secciones, el MST reafirmó "su compromiso de luchar por la reforma agraria, porque sólo así se garantizará la paz en el campo". Aunque el MST exige al gobierno de Lula celeridad en la reforma agraria y comenzar con los asentamientos que ha prometido, el jefe del Estado respondió este martes que "es necesario tener paciencia". El movimiento sostiene que su cambio de actitud respecto de Lula se debe a que aún no ha hecho nada para cumplir su promesa electoral de asentar a cuatro millones de familias campesinas. "Estamos desde hace apenas cinco meses en el gobierno y estamos tranquilos porque vamos a hacer lo que consideramos necesario, pero todo será hecho a su tiempo", afirmó hoy Lula, quien criticó a quienes "quieren que las cosas pasen fuera de hora".
En vísperas de anunciar este plan agrícola y en un reconocimiento tácito de que su gobierno y el MST están distanciados, el mandatario pidió a sus ministros de Secretaría, Luiz Dulci, y Casa Civil, José Dirceu, que convoquen para julio una reunión con los líderes del movimiento campesino. La iniciativa fue bien recibida por algunos dirigentes del MST, que aclararon, sin embargo, que no desean palabras sino acciones. "Es importante que, después de seis meses, seamos recibidos por Lula. Si quiere conversar estamos disponibles, pero el problema no se resuelve con conversaciones, y mucho menos cuando el gobierno aún no ha asentado a una sola familia", agregó Rodrigues.