El gobierno socialista sigue perdiendo argumentos en su cruzada impositiva. Esta semana, la OCDE ha publicado una nueva serie estadística que muestra cómo nuestro país vuelve a mantener una presión fiscal superior al promedio del mundo rico, algo que no sucedía desde el estallido de la crisis en 2007.
La presión fiscal, que relaciona el peso de los ingresos tributarios y las cotizaciones sociales sobre el PIB, ha subido siete décimas en 2018. Este aumento se ha producido coincidiendo con la llegada al poder del Ejecutivo de Pedro Sánchez y ha dejado la recaudación total en un monto equivalente al 34,4% del PIB.
Eurostat, en la misma línea
La base de datos de la OCDE no es, ni mucho menos, la única que apunta en esta dirección. Si tomamos como referencia los datos que publicó hace algunas semanas la agencia estadística europea Eurostat, podemos ver que España aumentó su presión fiscal del 34,7% al 35,4% del PIB entre 2017 y 2018.
Aunque las magnitudes no son idénticas a las que maneja la OCDE, sí arrojan un aumento similar. Además, las mediciones de Eurostat sitúan a nuestro país como el segundo miembro de la Eurozona que más aumentó el peso de los impuestos sobre la producción económica, solo por detrás de Luxemburgo.
Fuera de la moneda única, también se observaron aumentos importantes en Rumanía, Polonia, Croacia o República Checa. Sin embargo, dentro de la Eurozona vemos que las subidas más pronunciadas ocurrieron en el Gran Ducado y en nuestro país, que aparecen en las primeras posiciones, por delante de Lituania y Portugal.
Los nórdicos bajan impuestos
La tendencia de los países nórdicos fue diametralmente opuesta a la observada en España. Así, los viejos referentes socialdemócratas como Dinamarca, Finlandia o Suecia aparecen ahora en el grupo de los países que experimenta una mayor caída del indicador de presión fiscal. El caso danés, por ejemplo, muestra un descenso del 46,8% al 45,9% del PIB, casi un punto porcentual de caída que contrasta con el aumento de 0,7 puntos observado en España.
La evolución de la presión fiscal en España venía siguiendo una trayectoria razonablemente estable en los últimos años. En 2015 llegó al 34,7% del PIB, mientras que en 2016 cayó al 34,3% y en 2017 volvió a situarse en el 34,7%. No obstante, el cambio político protagonizado por el gobierno de Pedro Sánchez ha llegado de la mano de un repunte de este indicador, que ahora se sitúa en el 35,4% del PIB.
IEE: "España, infierno fiscal"
El Instituto de Estudios Económicos ha publicado recientemente el Índice de Competitividad Fiscal, que mide el atractivo de los sistemas tributarios y relega a España a los puestos de cola de la OCDE. Según el think tank fundado en 1979, la presión fiscal normativa de nuestro país supera en un 8,1% el promedio de las economías OCDE integradas en la UE-28. En el ámbito de las empresas, este diferencial es aún mayor, puesto que la carga del Impuesto de Sociedades rebasa en un 16% el promedio de los países OCDE que forman parte de la UE-28.
En total, España sufre un esfuerzo fiscal que supera en un 10% el promedio del mundo rico, puesto que su nivel de recaudación tributaria se aplica a una renta media inferior a la de los países más ricos. En cuanto al diferencial de recaudación de España con la UE-28, un 80% de dicha brecha se expresa por el elevado peso de la economía sumergida.