LD (EFE) Según lo que ha trascendido hasta ahora, la propuesta europea-estadounidense sería una especie de híbrido entre las dos fórmulas de apertura de mercados que dividen a los países de la OMC: la llamada fórmula suiza y la fórmula Uruguay (bautizada así por la anterior ronda de liberalización comercial).
La suiza, favorecida por Estados Unidos y los países de exportadores netos del grupo de Cairns, reduciría drásticamente los aranceles más elevados, lo que significaría una mayor apertura de los mercados agrícolas, mientras que la de Uruguay, más moderada, preferida por europeos y japoneses, establece recortes medios y mínimos. Todos están de acuerdo en que un avance en agricultura es clave para que haya progresos en los otros temas de negociación en Ginebra, pero europeos y norteamericanos tendrán que convencer ahora a los otros miembros de la OMC de las bondades de su propuesta.
Los países de Cairns, tanto desarrollados como Australia o Canadá como en desarrollo —Brasil, Argentina, Colombia o Chile—, reclaman el fin de las ayudas a la agricultura y la eliminación de los aranceles. Muchos otros países en desarrollo, sobre todo de Africa y Asia, apoyan, sin embargo, reducciones arancelarias mucho más moderadas por temor a verse invadidos por importaciones baratas y subvencionadas de los grandes exportadores agrícolas.
La suiza, favorecida por Estados Unidos y los países de exportadores netos del grupo de Cairns, reduciría drásticamente los aranceles más elevados, lo que significaría una mayor apertura de los mercados agrícolas, mientras que la de Uruguay, más moderada, preferida por europeos y japoneses, establece recortes medios y mínimos. Todos están de acuerdo en que un avance en agricultura es clave para que haya progresos en los otros temas de negociación en Ginebra, pero europeos y norteamericanos tendrán que convencer ahora a los otros miembros de la OMC de las bondades de su propuesta.
Los países de Cairns, tanto desarrollados como Australia o Canadá como en desarrollo —Brasil, Argentina, Colombia o Chile—, reclaman el fin de las ayudas a la agricultura y la eliminación de los aranceles. Muchos otros países en desarrollo, sobre todo de Africa y Asia, apoyan, sin embargo, reducciones arancelarias mucho más moderadas por temor a verse invadidos por importaciones baratas y subvencionadas de los grandes exportadores agrícolas.