Obligado a reinventarse, porque se encontrará rivales así de resguardados uno y otro día, el Barcelona buscó fórmulas para anotar el primer gol y dejar la ansiedad para otro día. Con el paso del tiempo, el Sporting empezó a sentirse más cómodo. Alcanzar el descanso a cero fue un pequeño triunfo para el equipo de Preciado, más preocupado por anular al rival que por generar fútbol.
Guardiola no tardó en mover las piezas. En el descanso prescindió de Keita, diluido entre las líneas de presión del Sporting, intrascendente, para devolver a Iniesta a la medular y colocar a Pedro como extremo derecho. El Barça perdió músculo, pero ganó velocidad y capacidad de asociación.
Siguió agitando el árbol el equipo azulgrana y la fruta cayó a los cuatro minutos de la reanudación. Villa explotó el hueco entre el central y el lateral, Alves leyó el desmarque y el 'Guaje' Villa, fiel a su costumbre, marcó contra su Sporting. Fin a una racha de 140 minutos sin marcar en Liga en el Camp Nou, fin a la ansiedad de Villa por reencontrarse con el gol. El delantero firmó su quinto gol ante su ex equipo en su quinto enfrentamiento.
Pese a lo ajustado del resultado, el Barcelona alcanzó el tramo final con cierta calma, merodeando el área de Cuéllar. El Sporting no tuvo recursos para empatar hasta los dos últimos minutos, cuando se estiró. Dispuso incluso de una falta peligrosa, pero la desperdició aplicando una estrategia más que dudosa. Finalmente, en un duelo sin lustre, acabó por imponerse la lógica y el Barça se embolsó los puntos.
Aduriz salva un justo empate
Un cabezazo de Aritz Aduriz en la recta final permitió al Valencia empatar ante el Atlético de Madrid (1-1) en un encuentro en el que los locales fueron de menos a más ante un rival disciplinado, pero rácano en ataque, que aprovechó una de sus escasas ocasiones en botas de Simao Sabrosa para adelantarse en el marcador.
En los instantes iniciales fue el Valencia el que más se acercó a los dominios de David de Gea y el que puso a prueba la sangre fría del joven cancerbero cuando Aduriz, sólo en el área pequeña, cabeceó por encima del larguero un centro medido de Miguel. Fue la ocasión más clara de los valencianistas en la primera parte. Los locales intensificaron su juego por la banda derecha y buscaron sin acierto la cabeza de Aduriz en varias ocasiones, pero fue el Atlético, que apenas lo había intentado con un disparo lejano y desviado, el que aprovechó su primera ocasión cuando Simao culminó un contragolpe de libro para batir a César y abrir el marcador.
En la reanudación, los locales tomaron la iniciativa, pero los visitantes presionaban bien la salida del balón del Valencia que se veía incapaz de enlazar alguna jugada de peligro. Unai Emery buscaba un revulsivo y muy pronto dio entrada a Soldado por el Chori.
Apretaba el Valencia con un disparo de Mata, que obligó a De Gea a sacar una mano providencial que evitó el empate. El Valencia se animaba, y ahora fue Soldado el que, con un fuerte disparo desde fuera del área, puso a prueba a De Gea, que envió el balón a córner cuando ya se cantaba el gol, y despejó a bote pronto un cabezazo, de nuevo de Soldado, en el remate del saque de esquina. De Gea se convertía de nuevo en el protagonista de su equipo con una actuación que evitó el empate de un Valencia que iba a más y que reclamó dos penas máximas, sobre todo una a Mata, cuando más caliente se ponía el partido.
El Valencia lo intentó en la recta final, era el único equipo sobre el campo, ya que el Atlético parecía resignado a defender su renta y fruto de su trabajo y de su presión llegó el espléndido cabezazo de Aduriz que colocaba un justo empate en el marcador. Los instantes finales fueron totalmente del Valencia, volcado ante la meta de De Gea y alentado por su público, que se quedó con las ganas de ver a su equipo sumar su cuarta victoria consecutiva.