Vettel gana en Abu Dabi y roba la gloria a Alonso
Sebastian Vettel se ha proclamado campeón del mundo de Fórmula 1 después de ganar en Abu Dabi y tras una nefasta estrategia de Ferrari que dejaba a Fernando Alonso sin opciones. Lewis Hamilton, segundo, y Jenson Button han acompañado al alemán en el podio.
Ferrari ha sido en Abu Dabi el peor enemigo de Fernando Alonso. Los nervios precipitaron las decisiones en el garaje del Cavallino Rampante, tras la parada de Webber por un toque en uno de sus neumáticos, ordenando al asturiano entrar hacer el pit stop en la vuelta 16, y condenándolo a luchar desde muy atrás y con demasiado tráfico.
El Mundial se había perdido a treinta vueltas de que cayera la bandera a cuadros y Vettel cabalgaba hacia su segunda victoria en Abu Dabi y, sobre todo, hacia su primer título de campeón Mundial de Fórmula1, que le ha convertido en el piloto más joven en proclamarse vencedor. Lewis Hamilton, la única baza de Alonso para inquietar las aspiraciones de Vettel, no pudo con el Red Bull del piloto alemán y firmó una segunda posición amarga para McLaren y también para Ferrari.
Si Ferrari hubiera mantenido en pista al piloto asturiano, posiblemente estaríamos hablando de un Fernando Alonso tricampeón del mundo. Pero la nefasta estrategia del equipo Ferrari y la competitividad del Renault de Petrov, colocó la carrera en la peor de las posiciones posibles para Alonso, que había luchado como nadie para lograr el sábado una buena posición que le permitiera correr tranquilo en carrera. Pero Ferrari arriesgó cuando no le tocaba.
El Gran Premio de Abu Dabi comenzó como se esperaba: con un Button agresivo, al que Alonso no le disputó la posición haciendo lo que debían haber hecho durante toda la prueba, es decir, asegurando el Mundial. El espectacular accidente, en la primera curva, entre Michael Schumacher y Liuzzi, cuyos coches quedaron uno sobre otro, no varió las posiciones que se mantuvieron durante las cinco vueltas que se mantuvo el Safety Car en pista. Pero sí permitió, sin embargo, que pilotos como el ruso Petrov o el alemán Rosberg pararán a cambiar neumáticos y se convirtieran en actores decisivos en la disputa por el Mundial.
La tragedia ocurría en la vuelta 12, cuando Mark Webber rozó el neumático trasero derecho contra la valla de protección obligándole a entrar a cambiar los neumáticos. Ferrari, entonces, ordenó la entrada de Massa, para cubrir posición con Webber y varias vueltas después el que visitaba el pit, para el asombro de muchos, era Fernando Alonso. Tras la extraña estrategia de los de Maranello, el piloto español necesitaba un milagro para recuperar la cuarta plaza que le convertía en campeón. Pero ni ocurrió el milagro, ni tampoco Rosberg ni Petrov pararon, y Alonso no pudo recuperar la posición, terminando el Mundial 2010 de una de las maneras más trágicas que se podía imaginar.
El piloto español cruzó la meta en una irreconocible séptima posición, que de nada le valió a pesar de que Webber cruzó la bandera a cuadros por detrás de Alonso. Button, tercero, y, sobre todo, los Renault fueron las bestias negras de una carrera para olvidar, después de haber visto el título tan cerca y haber revivido los buenos momentos que Alonso no dio cuando ganó los dos títulos en 2005 y 2006. Finalmente Red Bull no tuvo que echar mano de las órdenes de equipo y su preferido en el garaje consiguió la guinda del pastel para la escudería austriaca. Al título de campeones de constructores se le ha unido el primero campeonato de uno de sus pilotos: su pupilo, Sebastian Vettel.
El excelente trabajo hecho por Ferrari y, sobre todo, por Fernando Alonso en el tramo final de la temporada, se ha diluido como un azucarillo en una maniobra de menos de treinta segundos. Decepción en Ferrari, que podrían haber justificado con un accidente o un problema mecánico, pero lo que difícilmente va a poder justificar la escudería italiana es el error de estrategia cometido en el circuito de Yas Marina. Las luces del Mundial se apagan y una nueva oportunidad se ha perdido, dejándonos un sabor demasiado agrio.
La imagen de Fernando Alonso abatido en una esquina y siendo animado por sus compañeros de escudería era la última de las imágenes que queríamos ver. A pesar de ello, faltaríamos a la verdad si no admitiéramos el excepcional trabajo hecho por Fernando Alonso este año en Ferrari, evolucionando el F10 hasta llevarlo hasta las primeras posiciones. Ferrari, quizás no haya sabido devolverle el buen trabajo hecho al asturiano, y la profesionalidad de Alonso le ha quedado un poco grande a la escudería del Cavallino Rampante.
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