L D (EFE) No todos los equipos llevan la pretemporada tan verde. Algunos ya han adquirido hechuras de competición o, al menos, conservan dinámicas que ya habían trabajado la temporada pasada. El Unicaja, pese a las siete novedades en su plantilla, y el DKV Joventut, que sólo ha hecho unos retoques, son dos de esos equipos. El próximo fin de semana, cuando empiece la Liga 2006-07, ambos estarán en condiciones de competir a un buen nivel. No hay duda porque ya lo han hecho en las semifinales del primer título de la presente campaña. El choque que cerró la primera jornada de la Supercopa ofreció un espectáculo igualado, intenso y con buen baloncesto.
Eso sí, con la iniciativa en poder del Joventut la mayor parte del tiempo pese a jugar en cancha malagueña. Pero, al margen de eso, la actividad de los dos equipos estuvo por encima de lo que cabría esperar. Hubo ritmo en ataque y en defensa y, muy probablemente, ha sido uno de los mejores partidos que se han visto en la corta existencia de este título. Los mundialistas presentes en uno y otro bando, además, estuvieron especialmente activos, sobre todo Berni Rodríguez, Carlos Jiménez y Rudy Fernández, así como el hispano-argentino Juan 'Pepe' Sánchez.
La suma de ganas, buen estado de forma tanto individual como colectivo y ritmo alto depararon un interesante choque. Erazem Lorbek clavó dos triples al final del primer cuarto que situó por primera vez en ventaja al cuadro local (18-16), al que no dolieron prendas, ni tampoco al Joventut, en mantener una gran exigencia defensiva toda la velada. El Unicaja, sin embargo, acusó la profunda renovación que ha experimentado este verano después de alzarse con la pasada Liga. Movimientos que han estado abiertos hasta las vísperas de la Supercopa por la marcha definitiva del puertorriqueño Daniel Santiago.
El italiano Sergio Scariolo ha traído al húngaro Robert Gulyas como fichaje temporal para cubrir ese hueco. El técnico, sin embargo, no pudo contar con él, que vio el partido desde la banda en compañía del lesionado Marcus Brown. Esos dos hombres le habrían venido muy bien. El Unicaja pagó la factura de la pretemporada en el segundo cuarto. Entre el minuto trece y el veinte sólo anotó un triple, aunque el Joventut lo aprovechó poco porque sólo se llevó cinco puntos de margen al vestuario (30-35).
Le dejó vivo cuando podía haberle clavado un doloroso rejón. Los malagueños andan sobrados de gente con carácter y luchadora, así que lo normal es que volvieran a por todas. Y volvieron. Eligieron la vía de la defensa para remontar el vuelo ante un pabellón que, como siempre, les dio alas. Desde la retaguardia descongestionaron los accesos para el contragolpe. Con la constancia de Carlos Jiménez y Lorbek en el rebote ofensivo abrieron espacios en el juego posicional (55-51).
El choque recuperaba el equilibrio y la brega de ambos cincos para el último corte (55-54 m.30). Rudy Fernández siguió alentando las esperanzas badalonesas (57-60 m.35) y el Unicaja las suyas (61-60 m.36). Todo duró hasta que Carlos Cabezas, clavado al borde de la línea de 6,25 metros en el lado débil del ataque verde, recibió un balón bombeado de Carlos Jiménez por encima de la defensa verdinegra. El base se levantó, metió el triple y abrió la puerta para que el checo Jiri Welsch sentenciara desde el arco en la siguiente posesión (69-64 m.39).
Eso sí, con la iniciativa en poder del Joventut la mayor parte del tiempo pese a jugar en cancha malagueña. Pero, al margen de eso, la actividad de los dos equipos estuvo por encima de lo que cabría esperar. Hubo ritmo en ataque y en defensa y, muy probablemente, ha sido uno de los mejores partidos que se han visto en la corta existencia de este título. Los mundialistas presentes en uno y otro bando, además, estuvieron especialmente activos, sobre todo Berni Rodríguez, Carlos Jiménez y Rudy Fernández, así como el hispano-argentino Juan 'Pepe' Sánchez.
La suma de ganas, buen estado de forma tanto individual como colectivo y ritmo alto depararon un interesante choque. Erazem Lorbek clavó dos triples al final del primer cuarto que situó por primera vez en ventaja al cuadro local (18-16), al que no dolieron prendas, ni tampoco al Joventut, en mantener una gran exigencia defensiva toda la velada. El Unicaja, sin embargo, acusó la profunda renovación que ha experimentado este verano después de alzarse con la pasada Liga. Movimientos que han estado abiertos hasta las vísperas de la Supercopa por la marcha definitiva del puertorriqueño Daniel Santiago.
El italiano Sergio Scariolo ha traído al húngaro Robert Gulyas como fichaje temporal para cubrir ese hueco. El técnico, sin embargo, no pudo contar con él, que vio el partido desde la banda en compañía del lesionado Marcus Brown. Esos dos hombres le habrían venido muy bien. El Unicaja pagó la factura de la pretemporada en el segundo cuarto. Entre el minuto trece y el veinte sólo anotó un triple, aunque el Joventut lo aprovechó poco porque sólo se llevó cinco puntos de margen al vestuario (30-35).
Le dejó vivo cuando podía haberle clavado un doloroso rejón. Los malagueños andan sobrados de gente con carácter y luchadora, así que lo normal es que volvieran a por todas. Y volvieron. Eligieron la vía de la defensa para remontar el vuelo ante un pabellón que, como siempre, les dio alas. Desde la retaguardia descongestionaron los accesos para el contragolpe. Con la constancia de Carlos Jiménez y Lorbek en el rebote ofensivo abrieron espacios en el juego posicional (55-51).
El choque recuperaba el equilibrio y la brega de ambos cincos para el último corte (55-54 m.30). Rudy Fernández siguió alentando las esperanzas badalonesas (57-60 m.35) y el Unicaja las suyas (61-60 m.36). Todo duró hasta que Carlos Cabezas, clavado al borde de la línea de 6,25 metros en el lado débil del ataque verde, recibió un balón bombeado de Carlos Jiménez por encima de la defensa verdinegra. El base se levantó, metió el triple y abrió la puerta para que el checo Jiri Welsch sentenciara desde el arco en la siguiente posesión (69-64 m.39).