L D (EFE) Los miembros de la expedición, directivos, jugadores, cuerpo técnico, periodistas y seguidores, tuvieron que hacer tiempo en el aeropuerto de Barajas, donde en principio se barajó la posibilidad de que el retraso fuera al menos de dos horas. En cambio, los operarios del aeródromo de Múnich pudieron poner la pista a punto y la demora en la partida se quedó en tan solo una hora y cuarto.
La presencia de los jugadores madridistas provocó un auténtico revuelo en Barajas, donde la gran cantidad de personas que se encontraban a la espera de coger sus respectivos aviones pudieron fotografiarse y conseguir autógrafos, principalmente de las grandes estrellas del equipo que dirige Carlos Queiroz. Los 20 jugadores convocados por el técnico portugués aguardaron pacientemente y conscientes de que pueden hacer historia y de ganar por primera vez en Múnich, lo mismo que Florentino Pérez, presidente madridista, quien encabezó la delegación oficial junto al director general deportivo, Jorge Valdano.
Hay confianza en las propias posibilidades y en el momento por el que atraviesa el equipo, pero nada de relajación ante el teórico mal estado de forma del Bayern. También se espera a comprobar en el entrenamiento de esta tarde el estado del terreno de juego por la gran nevada que recibió al conjunto español, y es que Múnich recibió al Real con un manto más blanco que su propia camiseta y con una nevada no demasiado fuerte pero sí constante.
Para el partido se prevé que la temperatura sea de siete grados bajo cero y se espera a ver si sigue nevando. Ottmar Hitzfeld y sus hombres son conscientes de que la climatología juega a su favor, aunque el Real ya ganó con un campo helado y en malas condiciones (nada de nieve) en Moscú al Lokomotiv en un partido clave que sentenció Ronaldo con un cabezazo a un centro de Luis Figo. En esta oportunidad muy poco público acudió al aeropuerto de la capital bávara a recibir a los jugadores madridistas, y es que la mala climatología no ayudaba. El cuadro blanco tuvo un vuelo tranquilo, aunque el avión dio un par de vueltas por el espacio aéreo bávaro hasta tener el permiso para aterrizar.
Pese a la nieve, la disputa del partido no corre peligro, según fuentes del Estadio Olímpico de Múnich, donde se ha puesto en funcionamiento la calefacción del césped y cerca de treinta personas han estado ocupadas en la limpieza del mismo. La nieve sólo será retirada de las tribunas el mismo día del partido, ya que se espera que 59.000 personas llenen el campo para presenciar el choque, entre ellas algo más de 3.000 seguidores españoles.
La presencia de los jugadores madridistas provocó un auténtico revuelo en Barajas, donde la gran cantidad de personas que se encontraban a la espera de coger sus respectivos aviones pudieron fotografiarse y conseguir autógrafos, principalmente de las grandes estrellas del equipo que dirige Carlos Queiroz. Los 20 jugadores convocados por el técnico portugués aguardaron pacientemente y conscientes de que pueden hacer historia y de ganar por primera vez en Múnich, lo mismo que Florentino Pérez, presidente madridista, quien encabezó la delegación oficial junto al director general deportivo, Jorge Valdano.
Hay confianza en las propias posibilidades y en el momento por el que atraviesa el equipo, pero nada de relajación ante el teórico mal estado de forma del Bayern. También se espera a comprobar en el entrenamiento de esta tarde el estado del terreno de juego por la gran nevada que recibió al conjunto español, y es que Múnich recibió al Real con un manto más blanco que su propia camiseta y con una nevada no demasiado fuerte pero sí constante.
Para el partido se prevé que la temperatura sea de siete grados bajo cero y se espera a ver si sigue nevando. Ottmar Hitzfeld y sus hombres son conscientes de que la climatología juega a su favor, aunque el Real ya ganó con un campo helado y en malas condiciones (nada de nieve) en Moscú al Lokomotiv en un partido clave que sentenció Ronaldo con un cabezazo a un centro de Luis Figo. En esta oportunidad muy poco público acudió al aeropuerto de la capital bávara a recibir a los jugadores madridistas, y es que la mala climatología no ayudaba. El cuadro blanco tuvo un vuelo tranquilo, aunque el avión dio un par de vueltas por el espacio aéreo bávaro hasta tener el permiso para aterrizar.
Pese a la nieve, la disputa del partido no corre peligro, según fuentes del Estadio Olímpico de Múnich, donde se ha puesto en funcionamiento la calefacción del césped y cerca de treinta personas han estado ocupadas en la limpieza del mismo. La nieve sólo será retirada de las tribunas el mismo día del partido, ya que se espera que 59.000 personas llenen el campo para presenciar el choque, entre ellas algo más de 3.000 seguidores españoles.