L D (EFE) Petrini ha destapado el escándalo en una entrevista al canal de televisión Sky Sport 24. "Además de tomar varios fármacos, sufrí el dopaje porque sufrir es la palabra que representa lo que pasé", ha explicado el ex jugador, cuyas declaraciones han causado un fuerte impacto en el mundo del "calcio". "La primera vez que pasó llegaron a los vestuarios el médico, el masajista y el entrenador. El médico llevaba un frasco en las manos, que parecía una botella de naranjada", ha explicado el ex futbolista.
Pretini ha continuado desvelando cómo aquel día, al no existir entonces jeringuillas de usar y tirar, "la misma aguja se introdujo cinco veces en aquel frasco y después pinchó a cinco jugadores diferentes". Tras estas inyecciones, ha asegurado el ex futbolista, "te dabas cuenta de lo que te habían dado, porque podías correr, saltar, caerte, presentarte ante el portero sin cansarte y con la mente siempre lúcida. Se tenía una fuerza inimaginable".
"Durante un encuentro te salía una especie de baba verde de la boca, que tenías que escupir para no ahogarte", ha añadido el ex delantero, que ha detallado que otro de los efectos del dopaje era tener la lengua hinchada. "Sólo a las 3 ó 4 de la madrugada, te llegaba el cansancio y te podías dormir en cualquier sitio", ha agregado. Petrini ha afirmado que las inyecciones eran una costumbre generalizada entre los equipos y que "incluso algunos de sus compañeros se las ponían ellos mismos, porque no se fiaban de los masajistas".
La entrevista ha sido realizada para un programa televisivo que se emite el viernes y que aborda la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que ha sido la causa de la muerte de quince futbolistas que jugaron en Italia y que ha afectado a unos 50. El ex delantero del Milán Stefano Borgonovo, de 44 años, es uno de estos afectados por la llamada también síndrome de Lou Gehrig y a través del canal televisivo ha comenzado una campaña de sensibilización para que se aumente la investigación sobre porqué afecta a los futbolistas.
Pretini ha continuado desvelando cómo aquel día, al no existir entonces jeringuillas de usar y tirar, "la misma aguja se introdujo cinco veces en aquel frasco y después pinchó a cinco jugadores diferentes". Tras estas inyecciones, ha asegurado el ex futbolista, "te dabas cuenta de lo que te habían dado, porque podías correr, saltar, caerte, presentarte ante el portero sin cansarte y con la mente siempre lúcida. Se tenía una fuerza inimaginable".
"Durante un encuentro te salía una especie de baba verde de la boca, que tenías que escupir para no ahogarte", ha añadido el ex delantero, que ha detallado que otro de los efectos del dopaje era tener la lengua hinchada. "Sólo a las 3 ó 4 de la madrugada, te llegaba el cansancio y te podías dormir en cualquier sitio", ha agregado. Petrini ha afirmado que las inyecciones eran una costumbre generalizada entre los equipos y que "incluso algunos de sus compañeros se las ponían ellos mismos, porque no se fiaban de los masajistas".
La entrevista ha sido realizada para un programa televisivo que se emite el viernes y que aborda la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que ha sido la causa de la muerte de quince futbolistas que jugaron en Italia y que ha afectado a unos 50. El ex delantero del Milán Stefano Borgonovo, de 44 años, es uno de estos afectados por la llamada también síndrome de Lou Gehrig y a través del canal televisivo ha comenzado una campaña de sensibilización para que se aumente la investigación sobre porqué afecta a los futbolistas.