L D (EFE) Nadal llega este año a orillas del río Yarra con la vitola de número uno, pero después de competir muy poco. La exhibición de Abu Dhabi, con derrota en la final ante el escocés Andy Murray y la que encajó la semana siguiente en Doha ante el francés Gael Monfils en cuartos, no son buenas referencias para el de Manacor, sobre todo después de haber permanecido 63 días fuera de competición debido a una tendinitis en el tendón cuadricipital que le impidió competir en la Copa Masters y en la final de la Copa Davis contra Argentina en 2008.
El número uno completó el pasado año una temporada ejemplar, irrepetible, con Roland Garros, Wimbledon, el oro Olímpico en Pekín, el premio Príncipe de Asturias al Deporte, unos logros ensalzados por todos sus rivales, los mismos que saben que nunca ha pasado de las semifinales de los dos torneos del Grand Slam que se disputan sobre pista dura, el Abierto de Australia ('plexicushion') y el Abierto de Estados Unidos (cemento).
En esa incógnita sobre el rendimiento de Nadal este año en el estado de Victoria, donde cayó en el 2008 ante el francés Jo-Wilfried Tsonga en semifinales, duda este año por lesión por problemas en la espalda, se basa parte del interés de este primer grande, donde asoman los de siempre al título en una temporada en la que cuatro jugadores parecen destinados a jugarse la corona: Nadal, el suizo Roger Federer, el serbio Novak Djokovic y el que actúa en estos días como número uno, Andy Murray.
Para Federer vencer en Australia es volver a empezar con un propósito: recuperar el trono perdido, sabiendo ya que no solo Nadal es su verdugo. Djokovic, actual defensor del título, se mantiene en la persecución que emprendió hace dos años, y Murray es el que desde agosto pasado ha lucido el mejor tenis de los cuatro.
El suizo tiene una nueva oportunidad en Melbourne de igualar a Pete Sampras con el récord de 14 grandes, y este año, salvo una incidencia de última hora, llega en mejores condiciones que en el 2008 cuando una mononucleosis mermó su rendimiento. Ha ganado aquí tres veces (2004, 2006-07), y ha sacado su orgullo al criticar a las casas de apuestas sobre el favoritismo de Rafa, Novak y Andy, por encima de él. Además se ha puesto a punto en la exhibición de Kooyong, que ha ganado tras derrotar en la final a su compatriota Stanislas Wawrinka.
La 'Armada' española se presenta con todos sus efectivos, y con un Fernando Verdasco que ha mantenido el nivel del 2008. Su punto de oro de la final de la Copa Davis puede haberle transformado, y lo ha demostrado al llegar a la final de Brisbane, ante el checo Radek Stepanek.
Para las raquetas latinoamericanas Australia significará también un punto de inflexión. El chileno Fernando González fue finalista en 2007 ante Federer y probó lo bien que puede desenvolverse aquí, y se ha desenvuelto muy bien también en Kooyong, donde alcanzó la semifinal, en la que cedió ante otro helvético, el suizo Stanislas Wawrinka. Para los argentinos, Melbourne puede ser un buen lugar para hacer olvidar la derrota de la final de la Davis ante España en Mar del Plata, sobre todo para sus dos mejores jugadores, el experimentado David Nalbandian, con victoria en el torneo de Sydney y el joven Juan Martín del Potro, ganador de cuatro títulos la pasada temporada y participante en la Copa Masters y triunfador en Auckland.
Lucha abierta en el cuadro femenino
Ausente la rusa Maria Sharapova, defensora del título, porque su estado físico no alcanza el nivel requerido, tras operarse en el hombro derecho en octubre, casi en secreto, la lucha será más abierta. La estadounidense Serena Williams, ganadora en 2003, 2005 y 2007, siempre es una gran alternativa, pero es también la gran baza para la serbia Ana Ivanovic, finalista el pasado año, con más experiencia, pero a la que una fiebre obligó a renunciar a una exhibición recientemente, o para la actual número uno, su compatriota Jelena Jankovic, todavía sin un título grande en su carrera, una falta que le persigue.
El estado de forma de Serena, y de las rusas Dinara Safina y Elena Dementieva, esta última ganadora en Auckland y Sydney y las dudas de la participación de Svetlana Kuznetsova, por problemas en los abdominales, alimenta aún más la incertidumbre para este torneo, donde al igual que en los chicos, se debate quién realmente merece ser la número uno del mundo.