L D (EFE) El 1 de mayo se cumplirán diez años del accidente que le costó la vida, en la curva Tamburello de Imola, a Senna -triple campeón del mundo y ganador de 41 Grandes Premios-, un día después de que le sucediese igual desgracia al austriaco Roland Ratzenberger, en un fin de semana trágico que aún sigue en la mente de todos los aficionados al gran motor.
Con el recuerdo de Senna muy presente, Schumacher, ganador de las tres primeras carreras de la temporada -las de Australia, Malasia y Bahrein-, y su compañero brasileño Rubens Barrichello, que firmó dos dobletes con su jefe de filas -en Melbourne y Sakhir- y es segundo en el Mundial, intentarán reforzar su tiranía automovilística en casa, en una pista que lleva el nombre de Enzo y Dino Ferrari, padres deportivos de la escudería de Maranello.
El resto de los pilotos llega a Imola con la intención de que esta dictadura se acabe; y cuanto antes, mejor. Entre los interesados están el español Fernando Alonso, cuya escudería, Renault, es segunda en el Mundial de constructores; y el colombiano Juan Pablo Montoya (Williams-BMW), al que en Bahrein se le escapó al final de las manos un podio que parecía seguro y al que subió el inglés Jenson Button (BAR-Honda), tercero en el campeonato. Button es el único, junto a Rubinho, que se ha fotografiado esta campaña dos veces en el podio junto al séxtuple campeón mundial alemán, que en el desierto de Bahrein logró ampliar a 73 su plusmarca de victorias y que buscará su sexto triunfo en Imola.
Schumi ha ganado cinco veces el Gran Premio de San Marino, que se disputó por primera vez el 3 de mayo de 1981 y que ha sido en 17 ocasiones la primera prueba europea de un Mundial de Fórmula Uno. La primer éxito del alemán llegó en 1994, en la carrera en la que se mató Senna; también venció en 1999, 2000, 2002 y el año pasado, un día después de que falleciese su madre, Elisabeth. La superioridad del germano y de Ferrari -que desmiente numerosas teorías descritas antes del arranque del campeonato- es la causa de que Schumacher lidere con un pleno de 30 puntos -nueve más que Barrichello- y de que el equipo que dirige el francés Jean Todt también sea el primero por escuderías, en la que la de los bólidos rojos suma 51 unidades, más del doble que la Renault.
Los bólidos de Fernando Alonso y el italiano Jarno Trulli -quinto y sexto en el Mundial, ambos con 11 puntos- presentarán una nueva evolución en el motor y las vibraciones para San Marino son buenas. El genial piloto asturiano, tercero en Australia, opta de nuevo al podio en Imola, después de haber sido séptimo en Malasia y sexto en Bahrein, donde protagonizó una espectacular remontada. También lo buscará Montoya -cuarto en el Mundial, con doce puntos, uno menos que Button-, al que, tras el segundo puesto de Sepang, un problema hidráulico en el cambio le sacó del cajón en Sakhir, donde descendió diez puestos en las últimas diez vueltas. El finlandés Kimi Raikkonen, segundo en el pasado Mundial y que acabó en ese puesto el último Gran Premio de San Marino, buscará en Imola lavar su imagen, y sobre todo la de su McLaren-Mercedes, que le ha dejado tirado en las tres primeras pruebas. Un cuarto fracaso haría encenderse la luz roja de emergencia.
Este viernes comenzarán los entrenamientos para el Gran Premio y el domingo está previsto que se den un total de 62 vueltas al circuito, de 4.933 metros, para completar un recorrido de 305,609 kilómetros.
En honor a Senna, que aún mantiene el récord histórico de pole positions: salió 65 veces desde el primer puesto de la formación de salida, siete más de las que lleva Schumi. El paulista fue una estrella en vida y se convirtió en mito tras morir. El sábado se oficiará en el Autódromo Enzo e Dino Ferrari una misa en su memoria. El miércoles, el equipo de Schumacher jugó un partido contra un conjunto de antiguas estrellas de la selección brasileña que le dedicó el triunfo tras ganar el Mundial de Estados Unidos´94, cuyos beneficios irán a la Fundación Senna. Este jueves se ha inaugurado en el Castello Sforzesco, próximo a Imola, una exposición dedicada al legendario piloto, que descansa en el cementerio de Morumbí, en Sao Paulo. Y a partir del viernes, la tribuna principal del circuito llevará el nombre del campeón desaparecido.
Con el recuerdo de Senna muy presente, Schumacher, ganador de las tres primeras carreras de la temporada -las de Australia, Malasia y Bahrein-, y su compañero brasileño Rubens Barrichello, que firmó dos dobletes con su jefe de filas -en Melbourne y Sakhir- y es segundo en el Mundial, intentarán reforzar su tiranía automovilística en casa, en una pista que lleva el nombre de Enzo y Dino Ferrari, padres deportivos de la escudería de Maranello.
El resto de los pilotos llega a Imola con la intención de que esta dictadura se acabe; y cuanto antes, mejor. Entre los interesados están el español Fernando Alonso, cuya escudería, Renault, es segunda en el Mundial de constructores; y el colombiano Juan Pablo Montoya (Williams-BMW), al que en Bahrein se le escapó al final de las manos un podio que parecía seguro y al que subió el inglés Jenson Button (BAR-Honda), tercero en el campeonato. Button es el único, junto a Rubinho, que se ha fotografiado esta campaña dos veces en el podio junto al séxtuple campeón mundial alemán, que en el desierto de Bahrein logró ampliar a 73 su plusmarca de victorias y que buscará su sexto triunfo en Imola.
Schumi ha ganado cinco veces el Gran Premio de San Marino, que se disputó por primera vez el 3 de mayo de 1981 y que ha sido en 17 ocasiones la primera prueba europea de un Mundial de Fórmula Uno. La primer éxito del alemán llegó en 1994, en la carrera en la que se mató Senna; también venció en 1999, 2000, 2002 y el año pasado, un día después de que falleciese su madre, Elisabeth. La superioridad del germano y de Ferrari -que desmiente numerosas teorías descritas antes del arranque del campeonato- es la causa de que Schumacher lidere con un pleno de 30 puntos -nueve más que Barrichello- y de que el equipo que dirige el francés Jean Todt también sea el primero por escuderías, en la que la de los bólidos rojos suma 51 unidades, más del doble que la Renault.
Los bólidos de Fernando Alonso y el italiano Jarno Trulli -quinto y sexto en el Mundial, ambos con 11 puntos- presentarán una nueva evolución en el motor y las vibraciones para San Marino son buenas. El genial piloto asturiano, tercero en Australia, opta de nuevo al podio en Imola, después de haber sido séptimo en Malasia y sexto en Bahrein, donde protagonizó una espectacular remontada. También lo buscará Montoya -cuarto en el Mundial, con doce puntos, uno menos que Button-, al que, tras el segundo puesto de Sepang, un problema hidráulico en el cambio le sacó del cajón en Sakhir, donde descendió diez puestos en las últimas diez vueltas. El finlandés Kimi Raikkonen, segundo en el pasado Mundial y que acabó en ese puesto el último Gran Premio de San Marino, buscará en Imola lavar su imagen, y sobre todo la de su McLaren-Mercedes, que le ha dejado tirado en las tres primeras pruebas. Un cuarto fracaso haría encenderse la luz roja de emergencia.
Este viernes comenzarán los entrenamientos para el Gran Premio y el domingo está previsto que se den un total de 62 vueltas al circuito, de 4.933 metros, para completar un recorrido de 305,609 kilómetros.
En honor a Senna, que aún mantiene el récord histórico de pole positions: salió 65 veces desde el primer puesto de la formación de salida, siete más de las que lleva Schumi. El paulista fue una estrella en vida y se convirtió en mito tras morir. El sábado se oficiará en el Autódromo Enzo e Dino Ferrari una misa en su memoria. El miércoles, el equipo de Schumacher jugó un partido contra un conjunto de antiguas estrellas de la selección brasileña que le dedicó el triunfo tras ganar el Mundial de Estados Unidos´94, cuyos beneficios irán a la Fundación Senna. Este jueves se ha inaugurado en el Castello Sforzesco, próximo a Imola, una exposición dedicada al legendario piloto, que descansa en el cementerio de Morumbí, en Sao Paulo. Y a partir del viernes, la tribuna principal del circuito llevará el nombre del campeón desaparecido.