
L D (EFE) Una inauguración que contará con una nutrida representación de autoridades entre las que destaca el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, y el presidente honorífico del propio COI, el español Juan Antonio Samaranch, pieza clave en la organización de los Juegos Mediterráneos de 1955 en Barcelona, la otra ocasión que han recalado en una ciudad española.
Los Juegos Mediterráneos llegan en un momento clave para uno de los proyectos ambiciosos, el olímpico de Madrid 2012. El próximo 6 de julio, en Singapur, la capital española sabrá si su candidatura alcanza el colofón y de la elección como sede de Los Juegos, anhelo también de París, Londres, Nueva York y Moscú. Y mientras los responsables de Madrid 2012 hacen sus últimos deberes, los de Almería 2005 sueñan con que todo el trabajo encuentre la respuesta exitosa de unos Juegos Mediterráneos que exponen su máxima versión después de haber crecido al ritmo de las grandes figuras que han intervenido en la catorce ediciones anteriores, eso sí, casi siempre bajo la dictadura del dominio de Francia e Italia.
España, tercera en el medallero global, presenta la mayor representación de su historia: 448 atletas, de los cuales 275 serán hombres y 173 féminas. El atletismo, con 84 participantes y natación, con 59, contarán con mayor número de deportistas. El objetivo es superar con cierta suficiencia el récord de 110 trofeos conseguidos en Atenas'91 y lograr por primera vez acabar en la cabeza del medallero. Es la apuesta de un bloque con un buen nivel general, con opciones de éxito en los 24 deportes y eso que algunos deportes como el fútbol se ha resentido por lo cargado del calendario para los profesionales y semiprofesionales que ha obligado a conformar un combinado sub'22 con chicos de escasa experiencia en Primera.
Los deportes de equipo, en líneas generales, son los que más se han resentido de la voraz actividad profesional, y de hecho ha habido bajas de última hora de algunos países en fútbol, voleibol y balonmano. Por nombre, el balonmano masculino atrae buena parte de las miradas. Juan Carlos Pastor ha conformado una plantilla muy cercana a la que ganó en Túnez el título mundial. Las féminas también son las mejores y llegan con ganas de resarcirse de la eliminación ante Holanda en el Premundial.
Las selecciones españolas de voleibol aportan sus mejores bazas, mientras que las de baloncesto optan por un bloque B, por decirlo de alguna manera, y el waterpolo masculino dará otro nuevo paso en la renovación de Rafael Aguilar. El atletismo, pese a la baja del medallista olímpico Joan Lino, y la natación, con la ausencia de Angela San Juan, serán grandes fuentes de medallas y reuniones del máximo nivel mediterráneo. España acude con sus mejores armas e Italia presentará algunas de sus figuras, al contrario que Francia, que sobre todo en atletismo aporta una participación inferior a la habitual.
En el resto de los deportes (salvo escasas excepciones), las delegaciones españolas competirán con sus mejores argumentos de no ser por lesiones, y es que el CSD ya anunció que le concedía una gran importancia a los Juegos Mediterráneos y que los resultados serían vitales para determinar el próximo año la cuantía de las subvenciones a las diferentes federaciones. Se han anunciado unas medidas de seguridad más que intensas, similares a las de unos Juegos Olímpicos, con más de 4.000 efectivos de las fuerzas del orden y un éxito absoluto de público que llenará buena parte de las instalaciones, aunque, lógicamente, la fiesta tendrá su máxima expresión cuando haya representación española.