L D (EFE) Juego, mentalidad y resultados no acompañan en la actualidad a Olazábal y García, los únicos españoles en el segundo torneo de Grand Slam de la temporada. El vasco y el castellonense tampoco se verán favorecidos por las características del campo de juego, cuya estrechez de calles (con una media de 23 metros de ancho), su maldito rough (9 centímetros de alto) y las pendientes al estilo Tourmalet de los greenes componen el cóctel definitivo para alejar a ambos de la lucha por el título. Sólo les queda a los únicos representantes del golf español, en la segunda cita importante de la temporada, agarrarse con firmeza a su mayor virtud este año: la paciencia. Olazábal sigue progresando con el movimiento corregido del drive , pero no engancha resultado si quiera tres rondas consecutivas. Le queda su paciencia, inagotable, en busca de la perfección. Una virtud que abandonó al vasco precisamente en el Abierto estadounidense cuando, tras un mal día, se destrozó la mano al golpear enfurecido una pared.
García, de 23 años, no acaba de meter putts y se encuentra en proceso de remodelación del swing , que se completará, supuestamente, cuando firme un buen resultado final en competición. El jugador levantino se pide, igualmente, paciencia. "Es un proceso largo. Algún día saldrán los resultados", comenta. De momento, este año no se han producido tras 11 torneos disputados en Estados Unidos, con 6 cortes fallados y ningún puesto entre los diez primeros. Las comentadas estrecheces del campo norte del Olympia Fields, un par 70 alargado para la ocasión, pondrán a prueba la capacidad de los golfistas en atrapar calles desde el tee . En esa faceta, la estadística del PGA Tour 2003 refleja datos poco esperanzadores para Olazábal y García. El de Hondarribia es el jugador número 168 en porcentaje de calles atrapadas, mientras que García es el 169.
Pero no sólo los españoles tendrán problemas en este recorrido, que alberga el decimotercer Abierto en el gran Chicago y que presenta sólo dos pares 5, el primer y sexto hoyos. Tiger Woods, número uno del mundo y que aspira a su tercer título del Abierto estadounidense, se ha visto obligado a trabajar a destajo para intentar llegar a punto a esta cita. Durante el medio año transcurrido, Woods ha exhibido poder y debilidad al mismo tiempo. Superada una operación de rodilla a comienzos de año, el jugador californiano ganó el Buick, el Mundial Match Play y el Bay Hill, éste con intoxicación alimenticia incluida, antes de llegar al Masters de Augusta dispuesto a consumar el récord de tres chaquetas verdes consecutivas. Sin embargo, en la última ronda del domingo en Augusta, el juego de Tiger sufrió un revés inesperado en el hoyo 3. Su drive se marchó a los árboles, y quedó algo descompuesto en el swing del mejor jugador del planeta.
Tiger se ha vuelto a someter a la terapia del preparador Butch Harmon -el mismo de Olazábal- en Las Vegas, para recuperar efectividad desde el tee , y se ha entrenado en el Olympia Fields, una de las veces en compañía del baloncestista Michael Jordan, para captar mejor las exigencias de este recorrido. Woods sabe que necesitará todo su poder para conquistar el Abierto de su país, después de ganar por 15 golpes en Pebble Beach en 2000 y por 3 el año pasado en Bethpage. El surafricano Ernie Els, el segundo del mundo y campeón de este torneo en dos ocasiones (1997 y 1994), jugará las dos primeras rondas con Tiger y el campeón estadounidense aficionado Ricky Barnes, una de las estrellas del último Masters de Augusta. En Chicago se han reunido todas las grandes figuras del golf mundial, con el ánimo de poder romper la hegemonía que ha ejercido Tiger, que busca su tercer título del Abierto estadounidense en cuatro años. Entre ellos destaca la presencia de los argentinos Ángel Cabrera y Eduardo Romero, ambos en un momento de juego irregular.
García, de 23 años, no acaba de meter putts y se encuentra en proceso de remodelación del swing , que se completará, supuestamente, cuando firme un buen resultado final en competición. El jugador levantino se pide, igualmente, paciencia. "Es un proceso largo. Algún día saldrán los resultados", comenta. De momento, este año no se han producido tras 11 torneos disputados en Estados Unidos, con 6 cortes fallados y ningún puesto entre los diez primeros. Las comentadas estrecheces del campo norte del Olympia Fields, un par 70 alargado para la ocasión, pondrán a prueba la capacidad de los golfistas en atrapar calles desde el tee . En esa faceta, la estadística del PGA Tour 2003 refleja datos poco esperanzadores para Olazábal y García. El de Hondarribia es el jugador número 168 en porcentaje de calles atrapadas, mientras que García es el 169.
Pero no sólo los españoles tendrán problemas en este recorrido, que alberga el decimotercer Abierto en el gran Chicago y que presenta sólo dos pares 5, el primer y sexto hoyos. Tiger Woods, número uno del mundo y que aspira a su tercer título del Abierto estadounidense, se ha visto obligado a trabajar a destajo para intentar llegar a punto a esta cita. Durante el medio año transcurrido, Woods ha exhibido poder y debilidad al mismo tiempo. Superada una operación de rodilla a comienzos de año, el jugador californiano ganó el Buick, el Mundial Match Play y el Bay Hill, éste con intoxicación alimenticia incluida, antes de llegar al Masters de Augusta dispuesto a consumar el récord de tres chaquetas verdes consecutivas. Sin embargo, en la última ronda del domingo en Augusta, el juego de Tiger sufrió un revés inesperado en el hoyo 3. Su drive se marchó a los árboles, y quedó algo descompuesto en el swing del mejor jugador del planeta.
Tiger se ha vuelto a someter a la terapia del preparador Butch Harmon -el mismo de Olazábal- en Las Vegas, para recuperar efectividad desde el tee , y se ha entrenado en el Olympia Fields, una de las veces en compañía del baloncestista Michael Jordan, para captar mejor las exigencias de este recorrido. Woods sabe que necesitará todo su poder para conquistar el Abierto de su país, después de ganar por 15 golpes en Pebble Beach en 2000 y por 3 el año pasado en Bethpage. El surafricano Ernie Els, el segundo del mundo y campeón de este torneo en dos ocasiones (1997 y 1994), jugará las dos primeras rondas con Tiger y el campeón estadounidense aficionado Ricky Barnes, una de las estrellas del último Masters de Augusta. En Chicago se han reunido todas las grandes figuras del golf mundial, con el ánimo de poder romper la hegemonía que ha ejercido Tiger, que busca su tercer título del Abierto estadounidense en cuatro años. Entre ellos destaca la presencia de los argentinos Ángel Cabrera y Eduardo Romero, ambos en un momento de juego irregular.