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Tiger Woods, gran favorito para adjudicarse un exigente Abierto de EEUU

Como dicta la ley de la selva, sólo los más fuertes sobrevivirán en los infiernos del campo de Oakmont (Pennsylvania), sede desde este jueves del 107 Abierto
de Estados Unidos de golf el segundo 'Grande' del año. Como no podía ser de otra manera, Tiger Woods es el principal favorito para lograr su tercer título tras los obtenidos en 2000 y 2002. El último jugador europeo que ganó este torneo fue el inglés Tony Jacklin en 1970, entonces en el campo de Hazeltine (Minnesota).

Como dicta la ley de la selva, sólo los más fuertes sobrevivirán en los infiernos del campo de Oakmont (Pennsylvania), sede desde este jueves del 107 Abiertode Estados Unidos de golf el segundo 'Grande' del año. Como no podía ser de otra manera, Tiger Woods es el principal favorito para lograr su tercer título tras los obtenidos en 2000 y 2002. El último jugador europeo que ganó este torneo fue el inglés Tony Jacklin en 1970, entonces en el campo de Hazeltine (Minnesota).

L D (EFE) Severiano Ballesteros decía en 1994 sobre el campo de Oakmont que todo lo que recordaba es que utilizó 42 veces el hierro 1 desde los 'tees' de salida. Fue en una edición de 1983 en la que acabó tercero por detrás del entonces campeón, Larry Nelson, y de Tom Watson. Paradójicamente, a Ballesteros le costó Dios y ayuda jugar este 'grande' en el año 94, a pesar que la propia USGA admitía que el cántabro "forma parte de la historia del torneo". Sus rectores se resistían a cursar la invitación a Seve. Pero ésta finalmente llegó, seguramente basada en el hecho de que el cántabro fue líder tras la tercera jornada en 1983.

Ballesteros, desenfundando el 'driver' tan sólo dos veces por vuelta, pasó el corte en 1994, lo que no pudo hacer José María Olazábal pese a que venía ese año de ganar, dos meses antes, su primer Masters de Augusta. Las costumbres, el material, los jugadores de postín y tantas otras cosas que rodean al golf, evidentemente, han cambiado desde por aquel entonces. Oakmont también se ha sometido a operaciones de cirugía estética, fundamentalmente basadas en la supresión de árboles, mejora agresiva de los 'bunkers' y alargamiento de los 'tees'.

Como advirtió Ballesteros hace trece años, Oakmont acoge ahora la 107 edición del Abierto de EEUU adaptado al golf moderno y preparado para destrozar psicológicamente a aquel que no sepa sortear todas sus dificultades pacientemente. El campo, de par 70 y ubicado en el estado de Pennsylvania, despliega en 6.608 metros todas sus armas como en un orden preestablecido: calles estrechas, 'rough' alto y espeso, 'bunker' duros -famosos son los llamados 'bancos de iglesia', que disponen entre la arena escalonadas franjas de hierba- y 'greens' pequeños y rápidos. De aquella última edición de 1994 queda su ganador, el surafricano Ernie Els. Para el golf español, sólo el buen trabajo de Seve -sin saberlo en el ocaso de su carrera- y el corte fallado por Olazábal, incapaz de adaptar su juego a este tipo de campos.

Para 2007, Ernie Els, quinto del mundo, vuelve a contar en unos pronósticos que lógicamente lidera Tiger Woods. El más grande jugador del siglo XXI está dispuesto a recordar al mundo que el motivo por el cual falló el año pasado su primer corte como profesional en un 'grande', en el Abierto de EEUU jugado en Winged Foot, fue producto de sus nueve semanas previas de inactividad y la muerte de su padre un mes antes tras una larga enfermedad.

Las esperanzas de ver a un español adjudicarse el segundo 'grande' de la temporada recaen otra vez en Olazábal y, por supuesto, en Sergio García. El castellonense, de 27 años y que algún día -dicen los expertos- ganará un torneo de 'Grand Slam', quizá es de los europeos que mejor se adapta a este tipo de recorridos. No obstante, el año pasado se quedó fuera del fin de semana y desde que se hizo profesional (1999) ha fallado el 30,4 por ciento de los cortes en los tres torneos 'grandes' que se juegan en Estados Unidos (Masters, Abierto de EEUU y Campeonato de la PGA).

García es uno de los firmes valores del golf europeo para acabar con una sequía que dura ya treinta siete años, los que han transcurrido desde la victoria de Tony Jacklin en 1970. A la fiesta del golf norteamericano se han sumado este año el malagueño de 21 años Pablo Martín, de futuro prometedor y con el carné de profesional todavía con olor a tinta fresca; el argentino Miguel Rodríguez y el chileno todavía aficionado Martín Ureta, los tres desde las previas. El veterano Ángel Cabrera completa el panel iberoamericano.

 

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