Rafa Nadal vuelve a hacer historia con una remontada antológica ante Medvedev en el Abierto de Australia
El español empezó perdiendo 0-2, pero se apuntó los tres siguientes sets para ganar su segundo Abierto de Australia y su vigésimo primer grande.
Épico, titánico, antológico, espectacular... se nos acaban los adjetivos para hablar de Rafa Nadal. Todos ellos se nos quedan cortos para referirnos al que es el mejor deportista español de la historia, si es que había alguna duda. El balear ha vuelto a conseguir toda una hazaña este domingo al convertirse en el jugador con más títulos de Grand Slam de la historia con 21 —deshaciendo el empate a 20 que tenía hasta ahora con Novak Djokovic y Roger Federer—, después de superar al ruso Daniil Medvedev en una final del Abierto de Australia sencillamente antológica.
Nadal, número dos del mundo, parecía tenerlo todo perdido tras haber perdido los dos primeros sets, pero el español volvió a hacer gala de su fuerza y coraje, una vez más, para remontar la final y terminar imponiéndose por 2-6, 6-7 (5), 6-4, 6-4 y 7-5 después de cinco horas y 24 minutos de un partido sencillamente impresionante, sin lugar a dudas uno de los más bonitos y emocionantes de la historia de este deporte. Se apunta así el de Manacor su segundo título en Australia tras el de 2009, cuando superó a Federer en cinco mangas.
Una gesta que cobra todavía más importancia por varios motivos: por los 35 años que tiene Rafa —diez más que su rival de esta noche—, porque hace cuatro meses iba todavía en muletas y porque, como él mismo ha dicho en la ceremonia de entrega de trofeos, hace apenas un mes y medio "no sabía si iba a volver a jugar al tenis". Pero, como dice Michael Jordan, nunca se puede decir "nunca". Y menos aún con Don Rafael Nadal Parera, que ha vuelto a darnos una lección de vida a todos. Que uno jamás puede rendirse si quiere lograr sus objetivos.
Nadal ha vuelto y lo ha hecho a lo grande, después de casi seis meses apartado del circuito por lesión y 476 días después de ganar su último Roland Garros. Y eso que enfrente tenía a un toro bravo, bravísimo, como es Daniil Medvedev. Un auténtico morlaco, número dos del tenis mundial, que está llamado a marcar una nueva era en este deporte cuando Federer, Nadal y Djokovic —seguramente por este orden— cuelguen la raqueta. El moscovita, con un revés y un saque demoledores y una mentalidad a prueba de bombas, sólo tiene de momento un Grand Slam en su palmarés, el US Open de 2021, pero sin riesgo a equivocarnos ganará muchos más grandes a lo largo de su carrera.
Una final para la historia
La de esta noche en el Rod Laver Arena fue una final sencillamente antológica. Un partido que comenzó con un calor asfixiante (29º) pero con mayor sensación térmica debido a la altísima humedad. El duelo pareció empezar igualado, pero Medvedev no tardó en ponerse por delante. Su rival sudaba a chorros y, aunque desbarató dos ocasiones de break del ruso en el tercer juego del primer set, pronto empezó Nadal a acusar el golpe.
Fue en el quinto juego cuando el moscovita, ganador de 13 títulos ATP en su corta pero brillante carrera, firmó al resto un juego en blanco que silenció a una grada volcada con el español. A partir de ahí, el número dos del mundo enlazó cuatro juegos ganados —con otra rotura de 40-0— para cerrar el parcial ante un Nadal que, con 16 errores no forzados, se dejó llevar en los últimos compases para no desgastarse.
Pero es en la adversidad donde Rafa se crece. La película empezaría a cambiar en el segundo set —y en concreto en el cuarto juego—: en su segunda oportunidad, Rafa rompió al fin el servicio de Medvedev con un resto profundo que devolvía la esperanza. Pero el ruso equilibró de nuevo la contienda con un break que precedía a otros dos, uno para cada uno de los contendientes, y que condenaba el segundo set al tie-break.
Arrancó bien Nadal la muerte súbita con un 2-0 que le ofrecía ventaja, aunque Medvedev se encargó de romper su renta (2-2). Nuevamente el español lograba ventaja (5-3) e incluso pudo acercarse al triunfo parcial con un saque y volea que no acabó de completar. Fue entonces cuando su adversario reaccionó para llevarse cuatro mini-puntos seguidos y poner fin a la manga con un passing shot después de un segundo set espectacular que se fue hasta cerca de la hora y media (una hora y 24 minutos).
Derribando toda lógica
La estadística recordaba que Nadal nunca había conseguido remontar una final de Grand Slam tras haberse puesto dos sets abajo, y hacía ya 14 años y medio que no le daba la vuelta a un partido tras perder las dos primeras mangas, desde tercera ronda de Wimbledon 2007 ante el ruso Mijaíl Youzhny (4-6, 3-6, 6-1, 6-2, 6-2).
Pero Nadal es fe. Nadie cree más que él. Su fortaleza psicológica lo puede todo, y así lo demostró tras verse contra las cuerdas. Resistió tres bolas de break en contra antes de aprovechar su momento en el noveno juego; la grada del Rod Laver Arena estalló de júbilo cuando el español rompió al fin a su adversario y confirmó la rotura para forzar el cuarto set.
Con un Medvedev descolocado y de nuevo apremiando al juez de silla por los gritos del público en el estadio, hacía soñar con la gesta al sellar otro break en el tercer juego del cuarto set. El ruso lograba contrarrestar, y, de nuevo Nadal, en la séptima bola de rotura de un eterno quinto juego, confirmó que iba a por todas poniendo el 3-2 y garantizándose posteriormente su servicio (4-2). Ni las ocasiones de quiebre de uno ni las de otro en el tramo final se materializaron y el español se garantizó la lucha definitiva en el quinto set.
Nadal no falló en la última de las cinco batallas. El primer golpe lo dio el balear en el quinto juego, donde consiguió romper el saque de un Medvedev que ya daba muestras de cierta debilidad mental (3-2). Aun así, el moscovita se defendió con uñas y dientes, desaprovechando sus tres bolas de quiebre, y ganó su siguiente saque con juego en blanco antes de devolverle el break en el quinto juego.
Sin embargo, Nadal no había llegado hasta allí para caer en la orilla y, con un contra-break recuperó la iniciativa. Con juego en blanco, puso fin con su saque a cinco horas y 24 minutos de juego para entrar directamente en la historia del tenis. Con 21 majors en su haber, el español tenista es ya el más grande de la historia. Su primer Grand Slam llegó en Roland Garros en 2005. Han pasado ya 17 años y, desde entonces, Rafa ha conquistado dos veces el Abierto de Australia (2009 y 2022), trece Roland Garros (2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019 y 2020), dos Wimbledon (2008 y 2010) y cuatro US Open (2010, 2013, 2017 y 2019).
Pónganse en pie y quítense el cráneo ante Don Rafael Parera, el tenista con más títulos de Grand Slam de la historia.
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