El caso Novak Djokovic sigue dando que hablar. Tras reconocer el tenista serbio en un comunicado lleno de contradicciones que no cumplió con las normas sanitarias serbias tras dar positivo por coronavirus y afirmar que el documento de inmigración entregado a su llegada a Australia en el que aseguraba que no había viajado 15 días ante de llegar al país oceánico -algo que se demostró que era mentira- lo firmaron sus agentes y no él, ha quedado retratado. Sin embargo, su objetivo, disputar el Abierto de Australia, sigue siendo viable y cada día que pasa tiene más opciones de cumplirse.
A pesar de las mentiras y constantes contradicciones, el ministro australiano de Inmigración, Alex Hawke, sigue deshojando la margarita sobre si retirar o no el visado a Nole. Ya sabemos que este jueves tampoco habrá fumata blanca. Así lo han asegurado varios medios australianos, mientras el número uno del mundo fue incluido en el sorteo para jugar en el Abierto de Australia.
Una fuente del gobierno australiano confirmó a los diarios Sydney Morning Herald y The Age que el ministro de Inmigración no se pronunciará este jueves sobre este caso que ha puesto de manifiesto la dura política de inmigración del país y su apuesta por la vacunación contra la covid-19.
Desde que el pasado lunes la justicia diera la razón a Djokovic y le permitiera quedarse en Australia, Hawke se ha limitado a decir que sopesa la posibilidad de usar los poderes especiales que le otorga la ley para deportar al tenista por no cumplir los requisitos impuestos por la covid-19 para entrar al país.
Djokovic llegó el 5 de enero a Australia -para participar en el torneo- con una exención médica por no vacunarse, pero los agentes de aduanas le denegaron el visado y fue retenido en un hotel de Melbourne mientras sus abogados presentaron un recurso ante un tribunal australiano, que ordenó el lunes su puesta en libertad.
El futuro de Djokovic en el Abierto de Australia, que se disputa entre el 17 y el 30 de enero, aún está en vilo hasta que Hawke decida si le vuelve a cancelar el visado por incumplir los requisitos impuestos por la covid-19 para entrar al país y errores en su declaración de viajes.
El primer ministro de Australia, Scott Morrison - quien se juega la reelección este año y lucha contra un fuerte repunte de casos por la irrupción de la ómicron- asegura a los periodistas en Camberra que el ministro tiene "poderes especiales" y que no tiene la intención "de hacer más comentarios".
El serbio, quien busca su décimo trofeo en el Abierto de Australia y de ese modo convertirse en el tenista más laureado de todos los tiempos si alcanza los 21 trofeos Grand Slam, se enfrentaría, en el caso de no ser deportado, en primera ronda a su compatriota Miomir Kecmanovic. El show continúa y Djokovic parece que cada vez está más cerca de cumplir su objetivo.