El Ariake Tennis Park es una caldera para los tenistas en los Juegos Olímpicos de Tokio, y no precisamente porque reciban mucho apoyo de los aficionados, ya que no los hay. Desde el primer día se han quejado de las condiciones de calor extremo en las que juegan, pero este miércoles se ha convertido en un factor determinante ya que, sin ir más lejos, la tenista española Paula Badosa, ha tenido que abandonar su partido en silla de rueda por un golpe de calor.
Por su parte, el tenista ruso y actual número dos del mundo Daniil Medvedev tuvo que ser atendido, también por un golpe de calor en su partido contra Fabio Fognini, cuando el servicio sanitario se retiró, el árbitro Carlos Ramos le preguntó al ruso si podía seguir jugando, a lo que el tenista de 25 años le contesto que "puedo seguir jugando, pero si muero, tú serás el responsable".
Los más críticos con la organización han sido el ruso y el argentino Diego Schwartzman en un día infernal en el que la temperatura alcanza los 31 grados y un 65% de humedad pero la sensación térmica a pleno sol supera los 40.
El argentino, que perdió su partido ante Khachanov, fue bastante explícito en su argumentación: "Es difícil jugar así, es una locura que nos manden a jugar a las 12 del mediodía con más de 40 grados de calor. Que tres personas que están bajo un aire acondicionado y sentados en los sillones decidan que tenemos que jugar así es una locura. Fue un partido para ver quién aguantaba más, Parecía The Walking Dead", afirmó el peque.
También Pablo Carreño se ha pronunciado en relación a las condiciones extremas de la pista, tras ganar en dos sets al alemán Dominik Koepfer, y afirmó que jugar así es muy duro. "Estoy hecho polvo y me cuesta hasta pensar".
La Federación Internacional de Tenis está aplicando la política de calor extremo que ya utilizan en dos Grand Slam como el Open de Australia y el US Open. Esta norma permite a los tenistas disfrutar de 10 minutos de descanso entre el segundo y el tercer set.