Rafa Nadal no quiere saber nada de registros históricos si los mismos no le dan títulos para su ya legendario palmarés. De hecho, cada vez que le mencionan un récord a punto de ser batido, algo muy habitual, el manacorí baja la cabeza, escucha atentamente la pregunta y responde de manera tajante y fría. A él le da igual, pero la historia sigue rindiéndose al número uno del mundo. 50 sets consecutivos bien merecen una mención.
Superado el récord de John McEnroe de 49 mangas seguidas en la misma superficie sin conocer la derrota, Nadal continúa con paso firme en el Mutua Madrid Open, sin embargo, hay que reconocer que Diego Schwartzman, al que llaman el Peque por su tamaño (1,70 metros), fue un digno rival para Rafa. No lo dice así el marcador, 6-3 y 6-4, pero sí el partido que se vio en la pista central de la Caja Mágica.
El tenista argentino ofreció los puntos más complicados y brillantes del encuentro, minimizó el potente revés de Nadal y provocó que el español tuviese que soltar la rabia acumulada con varios gestos ganadores tras puntos decisivos. Todo eso le sirvió a Schwartzman para aguantar los dos sets, algo que no es habitual con Rafa. Nadal destroza tanto la moral de sus oponentes en tierra batida que una vez gana el primer set, el segundo suele ser un paseo por la pista. No fue así con Diego que jugó un partido de 10.
El problema para Schwartzman es que él tiene el nivel encuadrado entre el 1 y el 10 mientras que Nadal lo tiene entre el 1 y no se sabe muy bien qué número poner como máxima. Rafa no mostró su mejor versión, pero logró el break a velocidad de crucero en el sexto juego del primer set. Cerró la manga por 6-3 y se plantó en la segunda con sensaciones de tenerlo todo más que controlado.
Schwartzman no se amilanó en el asalto final y provocó gestos de duda en Rafa. El set estuvo igualado hasta el break de Nadal en el quinto juego, pero ahí no acabó la cosa, porque Diego quería salir de la pista con la cabeza bien alta. Lo hizo, aunque de poco le sirvió igualar la rotura de servicio encajada. Nadal aprovechó una doble falta inoportuna para volver a quebrar a su rival y sentenció con su saque.
El balear se medirá en cuartos a Thiem en lo que será la reedición de la final del año pasado en Madrid. El austriaco salvó un partido épico ante Borna Coric y puede que el cansancio acumulado le pase factura. Lo bueno, como siempre, es que Rafa no se fía ni de su sombra.