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25 años del apuñalamiento a Mónica Seles

Hace justo 25 años el tenis, y el mundo del deporte en general, vivía una de las imágenes más crueles que jamás se han visto en un recinto deportivo.

Mónica Seles, doliéndose de la espalda instantes después del apuñalamiento. | EFE

Tal día como hoy de hace justo 25 años sucedía una de las imágenes más terroríficas que se ha contemplado jamás en una pista de tenis, y en el mundo del deporte en general. La tenista serbia (nacionalizada más tarde estadounidense) Monica Seles era apuñalada en pleno partido por un aficionado, obligándola a parar durante dos años, y a ver nublada su futura carrera. Porque ya nunca volvería a ser la misma. Las secuelas físicas y sobre todo psicológicas quedarían para siempre

Antes de aquel suceso, Monica Seles se había convertido en la auténtica reina del tenis con apenas 20 años. Nacida en Novi Sad, Yugoslavia, el 2 de diciembre de 1973, a los 14 años ya debutaba en el Ranking WTA. Y con apenas 16, en 1990, ganaba su primer título de Grand Slam en Roland Garros, siendo la tenista más joven de la historia en conseguirlo. En aquella final venció a la entonces nº1 del ranking, Steffi Graf, anunciando el cambio de dinastía que estaba por llegar. Por si quedaran dudas, en ese mismo año logró también el torneo WTA Tour Championships, derrotando en la final a otra de las grandes tenistas del momento, la argentina Gabriela Sabatini.

Su colección de títulos no se detendría, y hasta 1993 conseguiría también 2 Roland Garros más, 3 Open de Australia, 2 Open de Estados Unidos , y 2 WTA Tour Championships más, además de otros 20 campeonatso. No había duda, Monica Seles era la mejor tenista del planeta, y tenía muchos, muchos años por delante.

Sin embargo, aquel 30 de abril de 1993, cuando faltaban diez minutos para las siete de la tarde, todo cambió.

"Durante el descanso, tras un juego, apuré hasta el final porque no había bebido nada de agua y de pronto sentí un dolor horrible en mi espalda... Me giré buscando de dónde venía el dolor y vi a un hombre detrás de mí levantando un cuchillo contra mí". Así relata lo sucedido la propia Monica Seles.

La tenista serbia estaba disputando un partido de cuartos de final del torneo de Hamburgo ante la búlgara Maleeva. En un descanso entre juego y juego un aficionado germano, de nombre Günter Parche, se acercó a la tenista y la apuñaló por la espalda con un cuchillo de cocina de 23 centímetros.

Ante la atónita mirada de los miles de espectadores presentes en la pista, Monica Seles se levantaba de la silla, caminaba hacia el centro de la pista, y caía desplomada.

"Quería volver a ver a Steffi Graf reinando en la WTA", declararía Parche, un tornero de 38 años en paro, con antecedentes por desórdenes psíquicos y mentales. Fue reducido de inmediato, pero quedó en libertad condicional y con dos años de tratamiento psicológico.

Ya no era Monica Seles

El apuñalamiento significó un antes y un después en la carrera de Monica Seles, y también en el mundo del tenis. La tenista tuvo que estar apartada de las pistas de juego durante 28 meses. En el hospital se constató que la puñalada había penetrado dos centímetros, pero no había dañado ni órganos ni tendones. De no haberse inclinado involuntariamente justo en el momento del ataque podría haber quedado paralítica.

Pero las secuelas físicas no fueron el mayor problema para la tenista, sino las psicológicas. De hecho, tras su regreso más de dos años después, jamás alcanzó su mejor nivel. Volvió a ganar un buen puñado de torneos, incluido un nuevo Open de Australia. Pero Seles nunca se volvió a sentir con confianza, teniendo que pasar por una depresión y por continuos problemas de desorden alimenticio.

"Me apuñalaron en la cancha de tenis, delante de miles de personas (...) Eso cambió mi carrera de forma irreversible y me dañó el alma. Una fracción de segundo me convirtió en otro ser humano", declararía tras su retirada.

El ataque también reportó cambios en el mundo del tenis. A partir de ese momento se intensificaron las medidas de seguridad para con los jugadores, dejándose un espacio de seguridad entre las sillas de los tenistas y los aficionados –hasta entonces inexistente- con tal de evitar cualquier posible contacto.

Aventurar qué hubiera sido de la carrera de Monica Seles sin ese terrible suceso es, como siempre, complicado. Pero teniendo en cuenta que con 20 años ya se había convertido en la número 1 del ranking WTA, desbancando a leyendas como Steffi Graff o Gabriela Sabitini, y había conquistado ocho Grand Slam, probablemente estaríamos hablando de la tenista más laureada de la historia.

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