La croata Jelena Dokic forma parte de la nómina de niñas prodigio del tenis que fueron maltratadas por un padre autoritario que, a la vez, ejercía de mentor deportivo. Ya se conocían las maneras violentas de Damir Dokic, que incluso fue expulsado del circuito por mal comportamiento, así como de Wimbledon.
Jelena Dokic ha decidido contar su pesadilla en un libro autobiográfico, a sus 34 años. En el mismo recuerda que fue castigada físicamente por su progenitor desde niña, desde el primer día que puso una raqueta en sus manos. Revela golpes continuos, estiradas de cabello, también escupitajos en la cara y violencia verbal descarnada.
"Me pegaba realmente con violencia", ha señalado Jelena al diario Sunday Telegraph, de Sydney, ya que su familia emigró a Australia, donde ella permanece ya que adoptó la nacionalidad aussie una vez se hizo profesional. "Básicamente, empezó el primer día que jugué a tenis. Desde entonces, ya no paró, entrando en una espiral fuera de control".
A los 17 años Dokic se plantó en las semifinales de Wimbledon, perdiendo ante la estadounidense Lindsay Davenport. Relata Jelena que la prohibió regresar al hotel donde estaba la familia, que decidió dormir en la sala de jugadoras del All England Club, hasta que los agentes de la entidad detectaron su presencia y avisaron a sus agentes.
Dokic, que embriagado cortó el tráfico delante de las puertas donde se disputaba el WTA de Birmingham, reside en Serbia, y no quiere hacer comentarios al respecto. Ha estado en la cárcel por amenazas y posesión ilegal de armas. Ha pegado a periodistas, insultado a organizadores de torneos, hasta que la WTA decidió apartarle de las instalaciones tenísticas.
La federación australiana de tenis ha emitido un comunicado en el que señala que "hubo mucha gente en este tiempo preocupada por el bienestar de Jelena, muchos intentaron ayudarla, pero su situación familiar era complicada", en relación a que Damir Dokic construyó un búnker alrededor y, además, la propia Jelena tardó tiempo en salir de esa dependencia maligna y denunciarlo. "Hubo incluso quejas a la policía, pero sin la colaboración directa de los protagonistas era imposible lanzar una investigación completa", continúa la federación australiana.
Dokic, que llegó a estar desaparecida durante un tiempo, en el que se alejó definitivamente de su padre, decidió retirarse en 2012. "Lo que más dolía era el maltrato emocional, más que el físico. Escuchar a los 11 o 12 años lo que me decía, esas cosas tan sucias, era lo que más me costaba digerir", rememora.